Los manglares de Esmeraldas: el latido de una conexión ancestral
En esta provincia del norte, estos humedales se alzan como guardianes verdes del mar
En las costas de la provincia de Esmeraldas, los manglares no son solo un ecosistema, son el latido de una cultura, el reflejo de una historia y el sustento de una comunidad. Aquí, donde el río se encuentra con el mar, los afroesmeraldeños han tejido una relación simbiótica con estos bosques de marea, una relación que se extiende más allá del tiempo y se arraiga en lo más profundo de sus tradiciones ancestrales.
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Leer másSegundo Segura, un pescador de 74 años, narra cómo el manglar ha sido su compañero de vida. “Desde que llegué a Esmeraldas, hace 40 años, el manglar ha sido mi lugar de trabajo, mi fuente de alimento y mi maestro. Con mi atarraya en mano, he aprendido los secretos que guarda el barro, los patrones de la marea, y cómo el manglar nos da tanto sin pedir nada a cambio”, reflexiona Segura.
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Juana Alarcón, de 76 años, comparte una sabiduría similar. “El manglar es nuestro supermercado, nuestra farmacia. Desde pequeña, mi familia me enseñó a respetar y aprovechar lo que nos ofrece. Aquí encuentras jaibas, camarones, conchas y cangrejos. Pero más que eso, encuentro una conexión con mis ancestros, quienes también caminaron y vivieron de estas tierras”, explica Alarcón con nostalgia.
La comunidad afroesmeraldeña ve en el manglar un semillero de vida y cultura. Ebelio Quiñónez, presidente de la Unión Provincial de Cooperativas Pesqueras de Esmeraldas, destaca la importancia del manglar para la subsistencia y la identidad cultural. “El manglar es un libro abierto que nos enseña sobre la resistencia y la adaptación. Nuestros ancestros llegaron aquí como esclavos, pero en estos bosques encontraron libertad y un nuevo hogar. Hoy, seguimos sus pasos, manteniendo viva nuestra herencia a través de la pesca y la artesanía”, asegura.
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Leer másLa artesanía es otro pilar de la cultura afroesmeraldeña, donde el manglar provee materiales e inspiración. Iván Rosales, un artesano local, explica: “La tagua, el bambú, la concha nácar, todos estos materiales que el manglar y el mar nos brindan los transformamos en arte. Cada pieza que creamos lleva consigo una historia, un pedazo de nuestra alma afroesmeraldeña”.
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El manglar no solo es un espacio de trabajo y tradición, sino también un símbolo de resistencia y adaptación. A través de la música, la danza y la pesca, la comunidad afro de Esmeraldas continúa rompiendo ciclos de violencia y pobreza, fortaleciendo los principios ciudadanos y manteniendo viva su herencia cultural.
En Esmeraldas, los manglares se alzan como guardianes verdes del mar, las comunidades locales no solo conviven con estos ecosistemas, sino que han entrelazado sus vidas, tradiciones y creencias alrededor de ellos.
Segundo Segura
Guadalupe Mina, conocedora de las tradiciones afroesmeraldeñas, comenta que los manglares son más que simples árboles para las comunidades que los rodean; dice que son la base de una cultura rica y diversa. “Las prácticas de rituales, las curaciones tradicionales, la música vibrante, las festividades coloridas y la gastronomía única son manifestaciones de una cosmovisión que respeta y celebra la naturaleza”, enfatiza Mina, inflando el pecho de orgullo por sus orígenes.
Personajes mitológicos como el bambero, la tunda, el riviel y la gualgura emergen de los bosques de mangle y los estuarios, simbolizando la conexión profunda entre los habitantes y su entorno. Estas figuras no solo adornan las historias contadas de generación en generación, sino que también reflejan la relación espiritual y respetuosa con el ecosistema.
MUNDO LIGADO A LAS RAÍCES
Lucía Moscoso, gestora cultural de Esmeraldas, enfatiza la importancia de preservar tanto el patrimonio cultural inmaterial como el natural. “La supervivencia de estas comunidades pesqueras y recolectoras está intrínsecamente ligada a la salud de los manglares. Cuando estos ecosistemas están en peligro, también lo está la rica herencia cultural de la región”. Las comunidades enfrentan amenazas de proyectos privatizadores que buscan explotar los recursos sin consideración por la integridad del manglar.
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