Secuestro de Edison Moreno Pérez
El secuestro de Edison Moreno Pérez se dio en el recinto Estero Plátano, en la parroquia Galera, del cantón Muisne.cortesía

La misteriosa desaparición de Edison Moreno Pérez: más de 20 días sin noticias

Un grupo de hombres encapuchados irrumpió en su hogar en Esmeraldas y lo secuestró junto a su esposa

En la parroquia Galera, del cantón Muisne, provincia de Esmeraldas, la brisa marina trae consigo un aroma salado, pero desde el amanecer del 4 de agosto de 2014, también carga el peso de un silencio denso que oprime los corazones de quienes habitan sus costas. Lo que alguna vez fue un remanso de paz se ha transformado en un lugar de sombras, donde la tranquilidad ha sido reemplazada por la inquietante espera de respuestas que parecen no llegar.

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Un secuestro violento y sorpresivo

Edison Moreno Pérez, un hombre querido por su comunidad y expresidente del Gobierno Parroquial de Galera, se ha convertido en el rostro de la incertidumbre. El pasado 4 de agosto, cuando el sol aún no asomaba sobre el horizonte, un grupo de hombres encapuchados irrumpió en su hogar. Con una violencia fría y calculada, los individuos bajaron de una lancha rápida, silenciosos como fantasmas sobre las aguas. Los vecinos escucharon el retumbar de las pisadas sobre la arena, pero no hubo tiempo para alertar o reaccionar. La casa de Edison se llenó de gritos ahogados y órdenes entrecortadas. En minutos, él y su esposa desaparecieron en la oscuridad de la noche.

La comunidad, que durante décadas ha vivido en armonía con la naturaleza y el mar, ahora se enfrenta a una marea desconocida de terror. El oleaje ya no trae consuelo; más bien, refuerza la sensación de vulnerabilidad. Aquel mar que solía ser fuente de vida y sustento, ahora se ha convertido en una ruta de peligro, por donde entraron los secuestradores que arrebataron a Edison de los brazos de su familia y amigos.

Galera
Galera, en Esmeraldas, no volvió a sentir tranquilidad desde el secuestro de Edison Moreno.Luis Cheme

El miedo se argumenta con las cifras se desaparecidos

Uno de los pescadores más antiguos de la zona, don César (nombre protegido), de 68 años, describe el miedo que recorre las calles de Galera. "El mar ya no es nuestro amigo, ya no nos trae solo peces. Ahora también nos trae el miedo. Antes, cuando se iba el sol, nos sentábamos en la playa a conversar, a disfrutar de la calma. Ahora cerramos las puertas temprano, porque no sabemos quién puede venir del agua", cuenta, con la mirada perdida en la inmensidad del océano.

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El secuestro de Edison no es un hecho aislado. Según cifras actualizadas proporcionadas por la Policía Nacional, en la provincia de Esmeraldas se han reportado 34 secuestros en lo que va del año, un aumento alarmante en comparación con los 24 registrados en el mismo período del año anterior. Las desapariciones también han incrementado, alcanzando 56 casos solo en este 2024.

Más de 4.000 personas fueron reportadas como desaparecidas en Ecuador entre enero y julio de 2024. De ellas, 3.354 fueron encontradas, 207 halladas sin vida y otras 512 siguen sin ser localizadas, según datos del Ministerio del Interior. Guayas es la provincia con el mayor número de ciudadanos desaparecidos, seguida por Esmeraldas, Pichincha, Manabí y Los Ríos.

¿Cuáles serían las causas del secuestro de Edison Moreno?

En este contexto de violencia y desapariciones, el caso de Edison y su esposa ha tocado profundamente a la comunidad, donde las caras conocidas se desvanecen y el eco de los nombres que alguna vez fueron familiares se pierde en el aire.

La especulación sobre las causas de este crimen violento flota en el ambiente como una nube oscura. Muchos en el pueblo murmuran que podría tratarse de un ajuste de cuentas, una venganza relacionada con la venta de mariscos al por mayor y menor que Edison gestionaba con tenacidad. El temor de una posible extorsión ha avivado la desesperación de los más cercanos, que temen que los secuestradores exijan un precio imposible de pagar por la vida de Edison y su esposa. Las familias, que alguna vez compartieron el pan y las risas con los Moreno, ahora viven bajo la sombra de la amenaza, con el alma rota por la impotencia.

"Estamos atrapados entre el miedo y la esperanza", dice Patricia (nombre protegido), amiga de la familia, quien desde el día del secuestro no ha vuelto a dormir bien. "Lo único que queremos es que vuelvan, que los dejen en paz. Pero cada día que pasa sin noticias es como una nueva puñalada en el corazón", expresa Patricia con ojos enrojecidos por el llanto, apenas capaz de articular las palabras.

Galera - Muisne - Esmeraldas
Los habitantes prefieren no pronunciarse. Temen represalias o ser víctimas de extorsión.Luis Cheme

Galera y Muisne: entre al incertidumbre y el silencio

Mientras la angustia devora a las familias y vecinos, las autoridades locales han intensificado los operativos en la región. Patrullas policiales recorren las costas y las lanchas de la marina vigilan las aguas cercanas, buscando cualquier rastro que pueda llevar al paradero de los secuestrados. "Estamos haciendo todo lo posible. Sabemos que el tiempo corre en nuestra contra, pero no descansaremos hasta resolver este caso", dijo una fuente policial. Sin embargo, la falta de pistas sólidas ha comenzado a erosionar la confianza de la comunidad en las autoridades, que hasta ahora no han podido ofrecer respuestas concretas.

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A pesar del despliegue policial, muchos en Galera y Muisne han optado por el silencio, temerosos de que cualquier palabra mal dicha pueda desatar una ola aún más violenta. Las familias se mantienen herméticas, con miedo a que un simple comentario en la prensa o una palabra fuera de lugar pueda provocar represalias. La incertidumbre se ha convertido en el nuevo orden del día, y la vida cotidiana parece haberse detenido, atrapada en una espera desesperada.

Han pasado ya 18 días desde aquella noche fatídica, y la esperanza comienza a desvanecerse como la bruma matutina sobre el mar. Galera, que alguna vez fue un lugar donde las preocupaciones más grandes eran las tormentas o la mala pesca, ahora se ha convertido en un reflejo del temor que envuelve a toda la provincia de Esmeraldas.

Los rostros de Edison y su esposa, aunque ausentes, permanecen en cada rincón del pueblo: en los recuerdos compartidos por sus amigos, en las fotos que adornan las paredes de sus casas, y en los sueños de quienes todavía creen en su regreso. 

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