Cayapas - cultura
Recibe dos grandes afluentes, el Ónzole y el Zapallo Grande. Une sus aguas con las del río Santiago en la población de Borbón, formando un delta, antes de desembocar en el PacíficoLuis Cheme

Navegando por la historia y la cultura del río Cayapas

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En las aguas serenas del río Cayapas, la vida fluye al ritmo de remos y motores. Aquí, los guías nativos, como Carlos Añapa Quiñónez, se convierten en narradores de un legado vivo. Con 50 años de edad y 20 de experiencia, Carlos pilotea su lancha desde Borbón hasta San Miguel, no solo transportando pasajeros sino también historias y tradiciones.

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Añapa, con su voz resonante, cuenta: “Este río lo he navegado con mi padre, aprendiendo cada curva y cada historia que las aguas guardan. Cada comunidad tiene su alma y sus leyendas, como la Tunda y el duende, que aún susurran entre los árboles”, comenta este integrante de la comunidad chachi que ocupa esta zona del norte de la provincia de Esmeraldas.

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Otra leyenda afroesmeraldeña, como la del Riviel, cobra vida en los relatos de los guías, mientras la canoa se desliza suavemente por el río. Estas historias, junto con la marimba y otras expresiones artísticas, son tesoros culturales que el pueblo afro y los chachis se esfuerzan por preservar a través de estos recorridos por el río Cayapas.

Los viajeros, cautivados por el lenguaje coloquial de los guías, descubren un mundo donde la naturaleza y la cultura se entrelazan. “No es solo un viaje, es una lección viva de nuestra herencia”, dice Moisés Tapuyo Mina, otro lugareño. “Los guías, como Carlos, son los guardianes de nuestros ríos y nuestras raíces”.

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A tan solo 15 minutos de navegación, las poblaciones éperas abren un portal a su cultura, mostrando sus tradiciones, su gastronomía vinculada al río y al campo, y su forma de vida única. Los visitantes se dejan cautivar por la arquitectura chachi, con sus casas elevadas construidas con materiales naturales que permiten una ventilación pura y una conexión directa con el entorno.

“El río es nuestro hermano mayor, nos da todo y nos lleva a todos,” dice Juan Cimarrón Cabezas, contador de historias y guía turístico, mientras ajusta su sombrero de paja toquilla. Sus manos, curtidas por el sol y el trabajo, maniobran la canoa con destreza. “Aquí, en el Cayapas, cada curva del río te cuenta una historia diferente,” recalca con una sonrisa que refleja el orgullo de pertenecer a la tradición afroesmeraldeña.

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Las canoas de madera, talladas por manos indígenas y afrodescendientes, son testigos silenciosos de antiguas prácticas de transporte. Mientras, los centros ceremoniales chachis emergen a la vista, revelando rituales de casamiento y danzas. Estas comunidades han hecho del río Cayapas su hogar durante décadas, aprendiendo a coexistir y compartir sus vidas con los visitantes.

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El Cayapas es un río que no solo fluye con agua, sino con las voces de sus guías, que enseñan, comparten y perpetúan el rico tejido de las culturas afro y chachi. Es un homenaje a aquellos que, con cada travesía, garantizan que la historia de sus comunidades siga navegando hacia el futuro.

El viaje por este río también ofrece la oportunidad de observar la confección de bongos (canoas pequeñas) y la vida cotidiana de las comunidades, con la cocina tradicional y la lengua chapalá como protagonistas.

Las comunidades afro, chachi, épera y awá se asoman tímidas entre la espesura verde que bordea el río. Son guardianes de un legado que se resiste al olvido. “Vivimos en armonía, aprendiendo unos de otros,” comenta una voz desde la orilla. Es María Añapa, de Calle Manza, quien con sus manos amontona unos troncos de balsa recién cosechada, con la misma paciencia con la que el río esculpe su camino.

Cayapas - cultura
Es vital para el pueblo indígena chachi, una comunidad épera (Santa Rosa) y 16 comunidades de afrodescendientes.Luis Cheme

A unos metros de donde María trabaja con sus hijos acumulando troncos de balsa, dos niños se divierten sobre las aguas del Cayapas, las mismas aguas que fueron navegadas por sus ancestros y que hoy constituyen, más que un cuerpo de agua, un eje de vida. 

UN PUEBLO VINCULADO A SU RÍO

Los chachis de esta zona de Esmeraldas que se desempeñan como guías se destacan por su habilidad única para navegar en los ríos. Esta destreza no es una casualidad, sino el resultado de una historia y una cultura profundamente arraigadas en la biodiversidad y los desafíos del entorno selvático ecuatoriano. Manuela Acero, historiadora y conocedora de la cultura chachi del norte de Esmeraldas, asegura que los ríos, como el Cayapas, son las arterias de la vida para los chachis.

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