Puente bailey mejora movilidad de 50 comunidades entre Pangua y La Maná
Para la construcción de las bases del puente se utilizaron contendedores de 12 metros que fueron donados por las aduanas
Después de dos años de dificultades, los habitantes de alrededor de 50 comunidades entre Pangua y La Maná finalmente cuentan con una solución que mejora su movilidad. La instalación de un puente Bailey de 60 metros les permite cruzar de manera segura, transportar sus productos agrícolas y enviar a los niños a la escuela sin el constante riesgo de caer al río.
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Leer másArmando Vera, habitante de Calope de Garrido recordó cómo el panorama cambió radicalmente después de que, en 2022, las fuertes lluvias destruyeran el puente que conectaba la zona. "Las ventas bajaron y los productos como cacao y plátano se perdían debido al mal estado de los caminos hacia La Maná por Valencia", indicó. En muchas ocasiones, los habitantes optaban por cruzar el río con mulas, aunque en invierno esto implicaba pérdidas de productos y animales.
La comunidad intentó construir puentes de madera a través de mingas, pero las crecidas del río los destruían constantemente. Todo cambió hace cuatro meses, cuando comenzó el proyecto para la instalación del puente Bailey, una solución que ahora transforma su calidad de vida.
María Escobar, docente de una escuela en Calope de Garrido expresó emocionada que "atrás quedaron los días de desesperación y angustia". En muchas ocasiones, tuvo que cargar a los niños para cruzar el río y evitar accidentes. Asimismo, los adultos mayores eran auxiliados por los vecinos, quienes después debían transportar también la carga que llevaban.
Estas dificultades motivaron a los habitantes a colaborar activamente en las mingas necesarias para construir las bases del puente, mostrando una gran resiliencia y compromiso comunitario.
Innovación en la construcción
Patricio Morales, director de Planificación de la Prefectura de Cotopaxi, explicó que se implementaron técnicas que permitieron ahorrar recursos. Se utilizaron contenedores de 12 metros de largo, que fueron llenados con tubos donados por Petroecuador, piedras, varillas y cemento, logrando estructuras sólidas y resistentes. Además, estos contenedores fueron enterrados cinco metros bajo el nivel del río para soportar tanto el peso del puente como la fuerza del agua durante las crecidas.
Trabajo interinstitucional para el ahorro
Lourdes Tibán, prefecta de Cotopaxi, destacó que la obra fue posible gracias a un trabajo interinstitucional que optimizó los recursos. Un ejemplo claro es que la construcción de un puente similar en el sector de Estero Hondo, entre La Maná y Pangua, estaba presupuestada en un millón de dólares, un costo inalcanzable para la institución debido a limitaciones presupuestarias.
Mediante la gestión con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, el Servicio de Aduanas donó cuatro contenedores, mientras que Petroecuador aportó con tubos en desuso, lo que permitió reducir significativamente los costos de la obra, aunque no se especificó el monto del ahorro. (GT)
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