San Buenaventura, una parroquia llena de costumbres vivas
Una parroquia de Latacunga madruga para festejar a su patrono católico. Además de rezos, encienden artefactos pirotécnicos
Latacunga, un rincón andino lleno de historia y tradición, se viste de fiesta cada segundo domingo de julio en honor al doctor San Buenaventura, el patrono de la parroquia homónima.
Esta celebración, rica en costumbres ancestrales, culmina con la majestuosa cabalgata de la Mama Negra. Sin embargo, la festividad comienza mucho antes, en la madrugada del sábado, con los vibrantes albazos que marcan el inicio de una jornada llena de color y cultura.
A las dos de la mañana, el sonido de la banda y los voladores (fuegos artificiales) despiertan a los habitantes de la parroquia San Buenaventura. La comunidad, conocida como el Huerto de Latacunga, se prepara con entusiasmo para los denominados albazos (fiesta colectiva que se inicia desde las 02:00). Este evento, que se extiende hasta el mediodía, es una antesala a la gran cabalgata del domingo, donde se rinde homenaje al ‘doctor’ San Buenaventura.
Hugo Mullo, un residente de la parroquia, compartió detalles sobre las tradiciones de San Buenaventura. Uno de los aspectos más llamativos de este festejo es la quema de las chocolateras (tubos de hierro con cargas de pólvora y ladrillo molido). Un total de 14 chocolateras son encendidas, representando a los 14 barrios que conforman esta parroquia urbana. “Es un espectáculo impresionante, cada barrio se esmera en preparar su chocolatera con esmero y devoción”, comentó Mullo.
UNA COMPETENCIA AMISTOSA
La tradición de las chocolateras ha sido transmitida de generación en generación. Franklin Basantes, otro habitante del lugar, explicó el significado detrás de este ritual. “Cada armado de la chocolatera es una prueba de fuerza y habilidad. El momento culminante es la quema, donde se determina la fortaleza de cada una”, dice Basantes. Esta competencia amistosa entre los barrios añade un elemento de emoción y camaradería al festejo.
Uno de los personajes más destacados de esta festividad es la ‘vaca loca’. Estos personajes buscan a personas despistadas durante la celebración, quienes son atrapadas, y para liberarse deben entregar algo a cambio. Esta tradición agrega un toque de humor y sorpresa a la jornada.
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Otro de los actos es el ordeño de la vaca loca, Diego Culqui, otro participante, describió el ordeño de la vaca loca como una actividad que se realiza en la plaza central de San Buenaventura. “Consiste en entregar chocolate o calostro a los visitantes, simbolizando la llegada de la gente del páramo a la ciudad, donde solían repartir el calostro cuando sus vacas parían”, explicó Culqui.
El albazo, que ha sido una constante desde 1941, es uno de los eventos más emblemáticos de San Buenaventura. Esta tradición, única en su tipo, ha resistido el paso del tiempo y sigue siendo una manifestación viva de la cultura local. “Es increíble que estas costumbres se han mantenido intactas a lo largo de los años, negándose a morir con el tiempo”, reflexiona Hugo Mullo.
La festividad de San Buenaventura no solo es un tributo religioso, sino también una celebración de la identidad y del espíritu comunitario de Latacunga. Cada año, los habitantes se unen para mantener vivas estas tradiciones, recordando y honrando sus raíces. “Es una época del año que todos esperamos con ansias. Es un momento para reunirse con familiares y amigos, y para compartir nuestras tradiciones con las nuevas generaciones”, añade Franklin Basantes.
A medida que la mañana avanza, los barrios se llenan de música, danza y alegría. Las calles se convierten en un escenario donde los colores y sonidos se mezclan, creando una atmósfera festiva que envuelve a todos los presentes. Los visitantes, tanto locales como foráneos, se sumergen en esta experiencia única, disfrutando de la hospitalidad y calidez de los habitantes de San Buenaventura. La jornada culmina con la cabalgata de la Mama Negra, un evento que congrega a miles de personas en las calles de Latacunga.
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