Secuestro en Quevedo: el testimonio desgarrador de un fiscal que luchó por su vida
La víctima sobrevivió a un disparo y fractura, busca justicia, no venganza
La clavícula del fiscal de flagrancia, de 49 años, se astilló en seis partes, y un disparo con arma traumática modificada en su pierna izquierda dejó cicatrices físicas y emocionales. Estos son los rastros que reviven el audaz secuestro que sufrió a manos de cuatro sujetos.
El hecho ocurrió el pasado 22 de agosto en la parroquia San Camilo, cuando Montoya llegaba de dejar a uno de sus hijos y pasaba a recoger a los otros dos para llevarlos a la escuela. Fue en ese momento cuando lo interceptaron y atacaron.
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Leer másEl fiscal abrió las puertas de su vivienda a EXPRESO y relató los hechos, explicando que lo único que busca es justicia, no venganza, ya que los antisociales estuvieron a punto de dejar a sus hijos sin padre. Hasta el momento, hay siete personas detenidas en relación con el caso, una de ellas apodada 'Marihuana', quien tuvo participación directa en el secuestro. Al ser detenido, intentó simular que no estuvo involucrado, poniendo una cara de 'yo no fui' e incluso haciéndose el loco.
El momento del secuestro al fiscal
El fiscal relató que a las 06:50 salió a dejar a uno de sus hijos, y a las 07:00 llegó a su casa. Observó a su alrededor para asegurarse de que nadie lo seguía, pero al bajar del carro, un vehículo marca Tiggo de color plomo le cerró el paso. En ese momento, tomó una decisión crucial: no entrar a su vivienda, donde estaban sus dos hijos con la puerta abierta, y optó por correr.
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Leer másDurante la huida, uno de los secuestradores le disparó con un arma traumática, lo que provocó que se desplomara y, al caer, se fracturara la clavícula. Los delincuentes lo subieron al vehículo plomo. “Ellos sí me secuestraron, no es como dice la Policía. Los pillos sí me embarcaron”, afirmó Montoya. Los secuestradores le halaron el brazo dañado, astillando su clavícula en varias partes, mientras lo golpeaban en la cabeza. Casi sin fuerzas, logró desbloquear su celular y rezó a Dios por su vida.
El secuestro no duró mucho, pues el vehículo sufrió un desperfecto, y los delincuentes, acorralados por el ruido que atrajo a los vecinos, decidieron abandonarlo. Alias 'Marihuana' fue quien sugirió dejarlo botado. Los moradores lo ayudaron llevándolo al hospital Sagrado Corazón de Jesús en Quevedo, donde lo atendieron de manera preliminar. Posteriormente, lo trasladaron al IESS, donde le indicaron que debía esperar ocho días para ser intervenido. “Opté por operarme en una clínica privada debido al dolor”, comentó el fiscal.
El impacto emocional y la crisis de seguridad en Quevedo
El secuestro le ha dejado una huella emocional imborrable. “Lo único que pensé fue en no poner en riesgo la vida de mi familia. Ha sido una situación traumática. Ahora estoy postrado en mi casa, y mi vida ha cambiado completamente. Solo queda superar este amargo sabor”, confesó el fiscal.
La situación de secuestros en Quevedo se ha vuelto crítica, con un aumento constante de casos. Señaló que el día de su secuestro ya era la sexta persona que intentaban raptar. Según fuentes del Ejército, las bandas delincuenciales en la zona se han fraccionado, lo que ha permitido que antisociales de grupos como los Choneros, Lobos o Tiguerones actúen juntos.
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