Tradición en riesgo: el hilado manual de algodón en Latacunga y su legado cultural
Quienes aprendieron esta labor de sus antepasados en Latacunga, aún lo siguen haciendo
Al llegar a la plaza central de Tilipulo un barrio perteneciente al cantón Latacunga, es común ver como adultos mayores de la comunidad continúan con el oficio de los hilanderos. El arte del hilado aún late en las manos de quienes, desde la infancia, aprendieron esta labor de sus antepasados.
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Leer másJacinto Tandalla, de alrededor de 63 años comentó que desde los seis años, bajo la guía de su madre, aprendió a hilar mientras cumplía otras tareas cotidianas.
"Al salir de la escuela, lo primero que hacíamos era hilar. Íbamos a pastar el ganado llevando nuestras shigras y regresábamos en la tarde con los hilos listos", relató con nostalgia. A decir de don Jacinto en la actualidad los niños y jóvenes de la comunidad ya no saben del arte de hilar.
Por su parte María Tránsito Arequipa, es una mujer que ha dedicado su vida al hilado. A sus 76 años, recuerda cómo, siendo niña, caminaba largas distancias con su madre para vender los hilos en mercados como San Sebastián en Latacunga o Saquisilí.
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Cuando se casó continuaba con la hilada de algodón y esa fue una fuente de sustento para su familia. "Cargábamos a nuestros hijos en la espalda y llevábamos el algodón hilado para vender. Así criamos a mantuvimos a nuestras familias", explicó.
UN OFICIO EN RIESGO DESAPARECER
Ambos coinciden en que el oficio ha cambiado drásticamente. Con la llegada de hilos industrializados y la reducción de la demanda por productos artesanales, el hilado manual ha perdido su protagonismo. "Antes comprábamos algodón en Quito, en la estación de trenes de Chimbacalle, y lo procesábamos para vender. Ahora casi nadie lo utiliza", comentó Tandalla.
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Leer másArequipa agregó que, pese a las adversidades, conserva el algodón y las herramientas tradicionales. Aunque ya no hila con frecuencia, lo hace ocasionalmente para no perder la habilidad. "Es una destreza que heredé de mi madre y mi abuela, y la he transmitido a mis hijos y nietos", menciona con orgullo.
La falta de mercados para los productos hilados a mano y el escaso reconocimiento de este trabajo como patrimonio cultural preocupan a estos artesanos. Sin embargo, siguen encontrando formas de transmitir su conocimiento.
"Hilar no es solo un oficio, es una forma de vida. Enseñábamos a los niños desde pequeños, sentándolos junto a nosotros, para que aprendieran a valorar lo que hacían nuestras manos", explicó Arequipa. En la actualidad los niños y adolescentes de la comunidad ya no tienen conocimiento sobre el hilado de algodón de manera manual.
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Leer másA pesar de los retos, la tradición del hilado persiste como un testimonio del ingenio y la resistencia de las comunidades indígenas. Para ellos, esta práctica no solo asegura su sustento, sino que también es un vínculo con su historia y su identidad.
El hilado de algodón es sustituido por deshilar retazos de tela y hacer el guaipe, esta es una actividad que se practica por toda la comunidad, en la actualidad la libra de guaipe tiene un costo de 1.25 dólares la libra.
En Tilipulo quedan 10 hilanderos, todos son de la tercera edad, cuando fallezcan se llevarán a la tumba toda una historia y tradición.
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