
Viernes Santo en Esmeraldas: historias de fe y devoción en la procesión del viacrucis
Más de 800 fieles participaron en la procesión del Viacrucis en Esmeraldas en un emotivo Viernes Santo
Este Viernes Santo, la ciudad de Esmeraldas vibró con la fe y la devoción de miles de fieles que participaron en la tradicional procesión del viacrucis. A las 08:00, la iglesia La Merced se convirtió en el punto de partida de un recorrido que, por primera vez, se llevó a cabo en la mañana, según el anuncio del obispo Antonio Crameri. Este cambio de horario buscaba garantizar la seguridad de los participantes y fomentar una mayor asistencia.
La procesión, que conmemora la pasión y muerte de Jesucristo, se extendió a lo largo de varias calles del centro de la ciudad, finalizando en la Catedral Cristo Rey con una misa especial. Durante el trayecto, los asistentes se unieron en rezos y cánticos, creando un ambiente de profunda espiritualidad y compromiso con la tradición religiosa.
Tres historias de fe y esperanza
Doña Rosa Estupiñán, una anciana de 78 años, fue una de las participantes más emotivas de la procesión. Con un rosario en mano y una sonrisa que iluminaba su rostro, compartió su historia de sanación. “Hace cinco año, me diagnosticaron cáncer. Estaba desesperada y perdí la esperanza”, recordó. “Pero un día, decidí venir a la procesión y pedí con todas mis fuerzas por mi salud. Desde entonces, he sentido que Dios me ha devuelto la vida”.
Rosa asistió a la misa de Viernes Santo con su familia, agradeciendo por el milagro que, según ella, fue resultado de su fe. “Hoy camino con mis hijos y mis nietos, y no hay mayor alegría que compartir este momento con ellos. La fe mueve montañas, y yo soy prueba de ello”, afirmó, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de gratitud.
Javier Gámez, un joven de 25 años, también encontró en la procesión una oportunidad para agradecer. “Hace un año, estaba atrapado en un mundo de adicciones. Perdí a mi familia y mi trabajo, y no sabía cómo salir de ese agujero”, confesó. “Fue en la última procesión que asistí que sentí un llamado. Prometí que si lograba recuperarme, volvería a caminar con mis hermanos en la fe”.

Hoy, Javier está en camino de recuperación y se siente renovado. “Esta procesión es más que una tradición; es un símbolo de mi nuevo comienzo. Vine a agradecer por cada paso que he dado hacia la sanación. Estoy aquí porque Dios me dio otra oportunidad”, expresó con voz firme, mientras caminaba entre la multitud, sintiendo el apoyo de sus compañeros de fe.
La familia Martínez González, compuesta por cinco miembros, también se unió a la procesión en busca de esperanza y unidad. “El año pasado, perdimos a nuestro padre en un accidente. Fue un golpe muy duro para nosotros”, compartió María, la hija mayor. “Decidimos que este año, en su honor, caminaríamos juntos en la procesión”.
Durante el recorrido, la familia rezó por el descanso de su padre y por la fortaleza para seguir adelante. “La fe nos ha mantenido unidos. Sabemos que él está con nosotros en espíritu”, dijo Juan, el hijo menor.
La procesión transcurrió con normalidad
El evento no solo fue una manifestación de fe individual, sino también un compromiso colectivo. Las autoridades locales brindaron apoyo logístico y de seguridad para garantizar el bienestar de todos los participantes. “La procesión del Viacrucis es una de las manifestaciones religiosas más importantes en nuestra provincia”, comentó el gobernador Juan Jaramillo. “Estamos aquí para apoyar a nuestra comunidad y asegurar que esta tradición continúe”.
La ceremonia litúrgica al final del recorrido, presidida por autoridades eclesiásticas, cerró un día lleno de emociones y reflexiones. La comunidad esmeraldeña se unió en un solo corazón, reafirmando su compromiso con la fe y la tradición que ha perdurado a lo largo de los años.
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