Quito: En 18 barrios aprenden sobre gestión de riesgos
Un grupo de vecinos del Valle de los Chillos aprende técnicas para enfrentar las emergencias. Hay capacitaciones continuas
Cada vez que las calles de El Rancho se inundaban, la angustia afectaba a los vecinos de este barrio del cantón Rumiñahui, en el Valle de los Chillos. En la comunidad hay personas de la tercera edad y también con discapacidad, por eso la prioridad era hacer lo posible por ayudarlos.
Pero no sabían cómo hacerlo, sin que eso implicase ponerles en un riesgo mayor y esa preocupación es algo latente en este sector. Sus habitantes enfrentan un problema habitual: el desbordamiento de aguas servidas por las viejas alcantarillas que colapsan constantemente, desde hace varios años.
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Leer másPara enfrentarlo, unas 35 personas del barrio se animaron a participar del Comité de Gestión de Riesgos que desarrolla la Organización de las Naciones Unidas y su Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés). Este es uno de los 18 grupos que actualmente se están formando en ocho cantones de cinco provincias del país, en conjunto con las directivas parroquiales y barriales, municipios e instituciones educativas como la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí.
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Los vecinos de El Rancho tuvieron una capacitación en primeros auxilios, a cargo del Cuerpo de Bomberos de Rumiñahui. La charla, que brindaron la semana pasada, es solo una de las clases de este programa que se inició en noviembre y terminará en mayo. El currículo está organizado en módulos que incluyen igualdad de género, primeros auxilios, evacuación, rescate, seguridad alimentaria enfocada en el diario vivir y en situaciones de emergencia, etc.
Freddy Nieto, miembro del WFP, cuenta que además de El Rancho se eligieron comunidades como Marianza de Sayausí, en Cuenca; Balcón Yaruqueño, en Quito; Isla Puná, en Guayaquil; La Tranca de San Plácido, en Portoviejo o Vista Hermosa, en Manta, por ejemplo. Estas localidades tienen algo en común: son distantes con respecto de sus cabeceras cantonales, forman parte de las zonas de difícil acceso y la atención de los municipios llega poco o no a sus poblaciones.
Freddy Nieto
La idea es ofrecer herramientas a los habitantes para que respondan con mayor efectividad ante una emergencia, mientras llega la ayuda especializada.
El barrio solicitó apoyo al Municipio por el miedo a las inundaciones, cuenta Carlos Guayasamín, directivo del sector. Cuando consiguieron esta oportunidad, no dudaron en aceptar y siente que ha sido una experiencia beneficiosa. “Es una necesidad que tenemos todos y lo que hemos aprendido aquí nos ayuda para el futuro y en diferentes situaciones”, dice. Pero conseguir que la gente asista a este tipo de convocatorias no es sencillo.
Jovana Guayasamín, presidenta del barrio, señala que convencer a los vecinos para participar es un trabajo complejo, porque suele ganar la apatía. Lograron al inicio que se inscribieran 25 personas y que, finalmente, se consolidara un grupo de 35 moradores que recibirán un diploma. Hay niños, jóvenes, adultos y adultos mayores.
La convocatoria funcionó por dos factores: la motivación desde los chats del barrio, con información sobre la importancia de estas charlas y el método que diseñaron los talleristas para enseñar. Nieto indica que las clases son mayoritariamente prácticas y con contenidos que llamen la atención. En este ciclo, el barrio Balcón Yaruqueño es en el que más participación se logró, pues empezó con 70 alumnos y llegó a 100.
Giovanny Duque
Giovanny Duque, del Cuerpo de Bomberos de Rumiñahui, dictó una clase de primeros auxilios a los asistentes. Para él, es importante que los ciudadanos puedan ayudar a los organismos de emergencia a responder adecuadamente ante las alertas. Por eso les enseñó técnicas de reanimación (RCP), de evacuación de heridos, de fijación de una extremidad herida, etc.
La gente siguió la clase entre risas y complicidad. Uno de los alumnos más entusiastas en El Rancho fue Brian Farinango. Él disfrutó de aprender formas de ayudar a su comunidad, con la guía de profesionales.
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