540 médicos y 80 enfermeras esperan el segundo desembolso de sus becas
En diciembre, el Gobierno ya se retrasó en los pagos y los posgradistas recurrieron a una acción de protección
Cada semana, un posgradista en cualquier rama de la medicina cumple cerca de 256 horas asistenciales. Eso incluye prácticas en distintas casas hospitalarias, guardias de más de 24 horas cada tres o cuatro días y las horas académicas que implica especializarse en esta carrera.
Con ese ritmo de trabajo y de estudios es imposible mantener un trabajo y un posgrado al mismo tiempo por lo que deben renunciar a sus antiguos puestos para dedicarse a tiempo completo a su formación.
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540 médicos y 80 enfermeras empezaron este año sus estudios como parte del Programa de Fortalecimiento al Talento Humano que mantienen el Ministerio de Salud y la Senescyt, según la abogada Estefanía Amaguaya, quien representa a los posgradistas que ganaron su plaza para este programa en un concurso de méritos y oposición reclaman una nueva demora en el segundo desembolso de su primer año de estudios.
De acuerdo con Amaguaya, tanto Salud como el Senescyt les han informado que su parte del trámite, que se coordina también con Ecuador Planifica, está cumplida. Pero el Ministerio de Finanzas no ha hecho el pago que debía acreditarse a la cuenta bancaria de cada profesional a fines de mayo o, a más tardar, a inicios de junio.
Complicada situación económica por falta de pago
Algo parecido ya ocurrió en diciembre pasado y los médicos y enfermeras tuvieron que ingeniarse para cubrir tanto los gastos académicos como el estipendio de manutención hasta que el Estado les pagó, por una acción de protección, a finales de marzo. El nuevo retraso, dijo Esteban Montoya, secretario general de la Asociación de Médicos Posgradistas del Ecuador y becario de este programa del Gobierno, ha complicado su situación económica y muchos ya incluso enfrentan procesos de coactiva.
La razón: uno de los requisitos para recibir la beca es afiliarse voluntariamente al IESS, pero si no reciben el dinero para su manutención, menos pueden pagar el valor correspondiente. El programa es a escala nacional y en distintas universidades, la mayoría privadas.
Los alumnos deben recibir el dinero del Ministerio de Finanzas y pagar por sus estudios y por sus gastos personales. Firmaron un pagaré por alrededor de USD 96.000 con el Estado, pues luego de un promedio de cuatro años de estudios deberán devengar su beca con el Estado.
Según Amaguaya, cada profesional, al terminar su especialidad, deberá trabajar para el Estado, según sus necesidades, por el doble del tiempo de sus estudios. Así se cubriría la falta de especialistas que afecta al sistema de salud.
El doctor Montoya, que cursa una especialidad en anestesiología, contó que a fines de julio comparecieron a la Asamblea Nacional y asistieron representantes de la Asociación Nacional de Posgradistas junto a funcionarios de Senescyt, Caces, Ministerio de Salud, pero no hubo nadie del Ministerio de Finanzas.
Ahora, dice, tienen conocimiento de que hay otros programas de becas para médicos de 2020 y 2021 que están impagos hasta ahora, “pero nos han dicho que no hay presupuesto para nosotros y nos extraña porque para que nosotros participemos por un cupo, había fondos asignados y ahora resulta que no hay”.
Contrataron abogados
Los médicos y enfermeras se vieron obligados a contratar abogados para presionar por sus pagos y ellos les han dicho que cobrarán sus honorarios una vez que el Estado les pague los valores acordados. Sin embargo, casi tres meses después, aún no hay señales de que recibirán el dinero y la preocupación, dice Amaguaya, es que en diciembre ya tendría que estar listo el tercer desembolso. Las demoras actuales ensombrecen el panorama a futuro.
Se trata de médicos generales y enfermeras en formación de un promedio de “30 a 35 años, que son cabezas de hogar, madres solteras, médicos con capacidades especiales y dentro del contrato hay un anexo con una tabla de proyección de pagos.
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Anualmente les entregan un rubro para lo académico y un rubro para manutención, arriendo, movilización, investigación, etc.”, pero actualmente, no tienen dinero para nada y “su situación económica se precariza, tienen que depender de familiares y conocidos para poder cubrir necedades básicas. En las casas asistenciales no siempre les cubren la alimentación y para la movilización recurren a préstamos”.
Un problema serio es el pago a las universidades, porque según la abogada, “el dinero debe llegar a cada becario para que pague a la Universidad y cada una, por su autonomía, decide si les espera o no”. A algunos les han pedido firmar pagarés u otros documentos para garantizarse el pago y son programas que cuestan desde USD 40.000, según la especialidad médica, y en el caso de la Enfermería, superan los USD 25.000.
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