Quito

reforestación en Quito
Voluntarios. Daniela Altamirano y su hijo participaron en las jornadas de reforestación.GUSTAVO GUAMAN

55.300 plantas reviven zonas arrasadas por los incendios en Quito

La reforestación en Quito logró un 96 % de supervivencia El 8 de marzo será la próxima jornada de siembra

El 96 % de las especies sembradas durante la campaña de reforestación ‘Quito más verde que nunca’, en noviembre de 2024, continúa su proceso de crecimiento, con una tasa de mortalidad del 4 %. Este indicador refleja el buen manejo de la siembra y su monitoreo.

Zonas devastadas por los incendios 

En 2024 se sembraron 55.300 plantas nativas en zonas afectadas por incendios forestales, áreas protegidas y espacios urbanos, cubriendo un total de 1.135 hectáreas. En comparación, en 2023 se plantaron 18.500 especies en 716 hectáreas. La jornada más importante de reforestación se realizó con la participación de 6.000 voluntarios, quienes ayudaron a sembrar 20.000 plantas nativas.

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Durante el mismo año fueron intervenidas 17 km de quebradas con cercado ecológico, limpieza de residuos, siembra y recuperación de vegetación. Estas acciones se llevaron a cabo en 147 puntos distribuidos en 88 quebradas prioritarias del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ).

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Sebastián Pillajo, jefe de la Unidad de Patrimonio Natural de la Secretaría de Ambiente, explica que Quito sufrió una afectación de 2.126 hectáreas en 2024 debido a incendios forestales. De estas, 317 hectáreas serán restauradas directamente, por su accesibilidad y posibilidad de reforestación.

La campaña de reforestación empezó en noviembre con la siembra de 23.000 plantas en 41,1 hectáreas y en diciembre se amplió otras 10 hectáreas. El objetivo para 2025 es completar la reforestación en todas las áreas afectadas, aprovechando la época lluviosa. Durante la temporada seca, se combatirá a la planta invasora Susanita y se reanudarán las mingas de reforestación en el próximo semestre.

Algunas de las zonas afectadas por los incendios incluyen El Panecillo, el macizo de Pichincha, Itulcachi, Auqui, el parque Guangüiltagua y Guápulo.

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Monitoreo. Personal de la Secretaría de Ambiente realiza inspecciones para verificar el estado de las plantas.GUSTAVO GUAMAN

Un trabajo colectivo

Además de restaurar áreas impactadas por el fuego, también se trabaja en la recuperación de espacios degradados por la actividad humana, especialmente en áreas protegidas. En el Chocó Andino se fomenta una ganadería sostenible. Allí los terrenos anteriormente dedicados exclusivamente al pasto, ahora combinan bosque y ganado.

Uno de los mayores desafíos es la transición hacia especies nativas en espacios reforestados con especies exóticas, como el caso de El Panecillo, donde predominan los eucaliptos. La meta es sustituirlos gradualmente con especies nativas para mejorar la calidad del aire.

Se realizará un monitoreo cada tres meses para garantizar el acompañamiento adecuado en los primeros dos años, periodo crítico para el crecimiento de las plantas. Se espera que entre el tercer y quinto año los resultados sean evidentes.

La campaña también ha impulsado la sensibilización ciudadana sobre la importancia del medio ambiente. En condiciones normales, se espera una tasa de mortalidad del 10 % en reforestaciones. Sin embargo, gracias a la calidad de las plantas, el sustrato orgánico utilizado y el seguimiento, la mortalidad registrada ha sido del 3,87 %.

En enero de 2025 se realizó una minga de mantenimiento con la meta de reducir esta cifra a cero. Cada árbol sembrado contribuye a mejorar la calidad del aire en la ciudad.

Daniela Altamirano, voluntaria en la reforestación del cerro El Panecillo junto a su hijo, relata que viajaron desde Calderón, en el norte de Quito, hasta el centro para participar. “Fue impactante ver el color marrón de la vegetación quemada y percibir el olor a ceniza. Muchos árboles quedaron reducidos a troncos secos sin hojas”.

Resalta que muchos niños participaron activamente, incluido su hijo Josué, quien cree que las nuevas generaciones han nacido con una conciencia ambiental más desarrollada.

Diego Naranjo, ingeniero forestal, enfatiza que el éxito de la reforestación depende del seguimiento periódico de las plantaciones, para evitar que especies invasivas ocupen el espacio de los árboles nativos. La fase de reforestación se realiza en la época lluviosa, de octubre a abril.

Durante la temporada seca, se evalúa la supervivencia de las plantas y se organizan mingas de riego para garantizar la restauración progresiva de la vegetación. Es un proceso continuo que no debe detenerse.

Entre las especies nativas sembradas están el pusupato, cholán, pumamaqui, nogal, aliso, guaba, arrayán y yalomán, todas adaptadas a las condiciones locales y con mecanismos de regeneración tras incendios, como semillas resistentes o rebrotes desde la raíz, lo que ha incrementado su tasa de supervivencia.

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