En alerta los moradores que habitan cerca a las quebradas
Habitantes exigen un mantenimiento integral. Existe preocupación por un nuevo aluvión en los sectores donde se han registrado movimientos
“Yo tengo miedo de que llueva y vaya a bajar nuevamente el lodo”. Es el primer comentario que recibimos de doña Luz María Sánchez, una adulta mayor que “toda su vida” ha habitado en el barrio Osorio en el Pinar Alto. En este sector en marzo de 2019 se registró un aluvión que no dejó víctimas mortales, pero sí varios daños materiales en viviendas. Al recorrer el barrio, aún es posible encontrar en las paredes de algunas viviendas las huellas del lodo. En la parte alta, junto al reservorio de laminación de la quebrada San Isidro, existen piedras inmensas que, de acuerdo con información de los moradores, quedaron allí desde aquel aluvión. Otro morador cuenta que el temor es latente, pero allí está su “casita”.
La presencia de delincuencia en La Comuna y La Gasca motiva medidas de seguridad
Leer másEn Quito existen 182 quebradas, de las cuales 53 se encuentran en la zona norte central y en el noroccidente, en las laderas del Pichincha. El hecho que antecedió a la tragedia de La Gasca se suscitó el 14 de diciembre del 2021, en la quebrada Caicedo, en el sector de El Bosque. Allí una corriente de tierra y agua, acompañada de troncos de árboles, descendió y tapó el sumidero donde se encontraban dos trabajadores realizando labores de mantenimiento. El hecho cobró la vida de los obreros.
La ciudad ha venido expandiéndose sobre terrenos que antes eran para las quebradas.
Jorge Segovia, presidente del conjunto residencial San Geminiano, conversó con EXPRESO y explicó que los trabajos de mantenimiento en la quebrada no se realizan, e incluso han quedado inconclusas las tareas de retirar el lodo que se acumuló en el conducto. “La maquinaria está aquí abandonada. Esta quebrada nace en la misma vertiente que la quebrada que produjo el desastre en La Gasca. Estamos con el mismo temor, el mismo riesgo de que se repita ese lamentable suceso”, dice el señor Segovia. Este conjunto habitacional está frente a la quebrada, es decir que si ocurre un aluvión en la quebrada Caicedo, los tres bloques de este proyecto habitacional serán los primeros en verse afectados. ¿Por qué vivir en esta zona de riesgo? “La constructora obtuvo los permisos y autorización para construir, pero el problema no es el relleno o que los edificios fueron construidos frente a una quebrada; la cuestión es que no se le da un mantenimiento integral a toda la quebrada, aguas arriba y abajo, ni se desaloja la tierra, piedras y arbustos que se han caído. Al año deberían ser tres limpiezas, al menos”, expone el representante del conjunto residencial San Geminiano.
Están vivos, pero con una sensación de vacío
Leer másPara Felipe Valdez, geólogo y profesor-investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, al momento el riesgo está latente en todas las quebradas. Esto se debe a diversos factores, entre ellos: el asentamiento de viviendas en zonas peligrosas y la alteración de la vegetación. “Nuestra ciudad ha venido expandiéndose sobre terrenos que antes eran exclusivos para las quebradas por su propia vegetación, que impedía el impacto en sectores poblados que no se encuentran en zona de riesgo”, argumenta el catedrático.
La cuestión es que no se le da un mantenimiento integral a toda la quebrada.
Así también, personas que habitan en los alrededores de las quebradas Carretas (en Carapungo) y El Colegio (en el sector La Esperanza, vía a la Mitad del Mundo) viven con el mismo temor. Solo que el escenario es distinto, porque están en las orillas de la quebrada.
En Carretas, cerca de 100 viviendas se han visto afectadas por el deslizamiento de tierra. Para Joan Proaño, de Constructores Positivos, la solución que deben tomar las autoridades es reubicar a aquellas familias que viven en lugares cercanos a las quebradas, porque “están en constante peligro. Las obras de ingeniería que tendrían que ejecutar para que se mitigue el riesgo van a ser más costosas que una reubicación”.
Desde la Secretaría de Seguridad y la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) se ha manifestado que al momento no existen alertas que afecten las 135 estructuras de captación de quebradas en toda la ciudad, en las que al año se pueden realizar hasta cuatro intervenciones (limpieza).