Los alumnos ‘chupínes’ en la mira del Cabildo
Se controlará la venta de alcohol en los alrededores de las universidades. Locales piden no afectar la reactivación
Los chicos le llaman, cariñosamente, ‘el lote’. Los vecinos, ‘ese basurero’. En lo único en que ambos bandos coinciden es que en este espacio, ubicado en los alrededores de la Universidad de las Américas, al norte de Quito, botellas, latas y colillas de cigarrillo se acumulan, producto de las festividades extracurriculares de los estudiantes.
No es un caso aislado. Lo mismo sucede en las calles Antonio de Ulloa y San Gregorio, donde cientos de alumnos de la Universidad Central del Ecuador se juntan de martes a viernes (al menos respetan el lunes, afirman los vecinos), para adquirir alcohol en las decenas de hamburgueserías o cafés que, a la par de alimentos, expenden cervezas y cocteles.
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Leer másEn cambio, en las calles Veintimilla, Tamayo o Roca, son los estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador los que aprovechan las salidas vespertinas de clases para instalarse en las aceras o bares cercanos a beber. (LEA ADEMÁS: "Estudiantes que libaban afuera de la Universidad Central recibieron sanción")
Ante las continuas quejas de grupos de residentes de cada uno de estos barrios, el alcalde de la capital, Pabel Muñoz, aseguró que se tomarán medidas, y que no serán solo a través de controles, sino de una normativa más permanente: la reforma y actualización del Plan de Uso y Gestión del Suelo (PUGS).
Este modelo determina la ocupación de suelo y su clasificación. La reforma permitiría revisar lo establecido actualmente para las zonas aledañas a las universidades.
“El PUGS es una herramienta muy potente de planificación donde está todo lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. En este tema entramos por el consumo de licor alrededor de las universidades que es un problema y sobre el cual vamos a hacer un planteamiento dirigido para que se cuide el consumo de licor”, aseguró.
Para los moradores de las calles aledañas a la Av. 12 de Octubre, la medida es el resultado de una lucha que se lleva a cabo desde hace una década.
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Leer más“Tuvimos paz hasta que se reanudaron las clases presenciales, de ahí fue de menos a más, y hoy, si usted pasa por aquí un viernes de tarde, se encontrará con chicos borrachos, basura, de todo”, señaló Pepe Hidalgo, representante de la asociación de vecinos de la localidad, quien lleva años intentando revertir el uso de suelo del sector.
“Esto fue una zona residencial durante décadas, y debe continuar siéndolo, hasta por el bien de los estudiantes”, dijo.
Marco Oyarvide, miembro del comité promejoras del sector de La Granados, lo resumió así: “Llamamos, hacen un operativo, les sacan y a la semana siguiente, vuelven. Es molestoso para nosotros. Necesitamos una solución permanente”.
El otro lado de la moneda son los locales comerciales que se dedican a esta actividad, entre los que hay tiendas, bares y restaurantes.
Señalan que en lugar de expulsarlos de los barrios donde se han instalado, las autoridades deben buscar acuerdos.
“Nos tomó mucho tiempo volver a levantarnos, prohibirnos estar aquí es detener la reactivación económica”, comentó Miguel Zeballos, administrador de un establecimiento en la calle San Gregorio. “Se puede hablar de reducir los días de venta, pero no de prohibir”, añadió.
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