Los atascos aumentan los asaltos en Quito
La Policía admite que la modalidad que se usaba hace siete años ha vuelto. Los delincuentes aprovechan la ausencia de los agentes en los trancones.
“Todo fue muy rápido, ni siquiera reaccionaba del golpe del retrovisor cuando sentí las manos de ese hombre en mi cuello”. “Todo pasó en segundos, no sé ni lo que querían hacer porque no se llevaron nada. No sé si quisieron robar el auto y bajarme a la fuerza”. Ocurrió a inicios de mayo.
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Leer más“Cuando me soltaron, vi al hombre que me golpeó el vidrio, de lejos, con una raja en la cara”. Fue cerca de San Isidro de El Inca, sobre la Eloy Alfaro. Es la historia de una mujer que conducía su vehículo por una vía del norte de Quito.
Ella reveló una modalidad de delitos que, según la Policía, se está cometiendo nuevamente en la capital. Los delincuentes aprovechan el tráfico de la ciudad y algunos prefieren las sombras de la noche. Son los atascos o trancones los cómplices de los malandros que aprovechan la ausencia de los agentes de tránsito.
De las denuncias que han llegado a ese organismo, un porcentaje alto se concentra en Guayas con 41,6 % y Pichincha con 30,1 %. Mientras que en Los Ríos es el 8,2 %, en Manabí y El Oro con 5,8 % y Azuay con 4,5 %. La modalidad: asalto, estruche y arranche.
Las denuncias van en aumento. En las redes sociales se cuentan las experiencias. “Quienes me ayudaron fueron dos señores que estaban al lado mío, el uno a la derecha y el otro a la izquierda. Ellos gritaron, pitaron, hicieron mucho ruido y me gritaban que suba el vidrio pero yo no podía reaccionar, estaba shockeada”, añadió la mujer que prefirió mantener su identidad en reserva.
Ella contó que los dos conductores, cada uno en su respectivo vehículo, acorralaron a los delincuentes e hicieron que se fugaran.
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Leer másSu hija Andrea alertó del modus operandi. “Un hombre en moto golpea el retrovisor del auto y lo hunde, mi mami abre la ventana para sacarlo (pensando que fue accidente). Justo ahí, tres motos la cercan. Uno trata de ahorcarla, mientras otro rompe el vidrio. Vecinos la auxilian y los tres sujetos huyen”, contó.
Pero no es la única historia. Edwing respondió que así están robando. Y a él le rozaron el vehículo, pese a poner direccionales. “Al observar que eran dos tipos en una moto, opté por no bajar el vidrio y seguí, aunque después estos me siguieron hasta la esquina de la casa de mis padres…”, escribió.
Y las historias siguen. “Un tipo en el tráfico de la Granados, cerca de la Fybeca, se hizo el que se cayó contra mi espejo y le dio la vuelta. Cuando bajé la ventana para arreglarlo, otro se acercó por atrás a intentar abrir mi puerta, no pudo, me arrancó del cuello una cadena”.
Y así hay decenas de malas experiencias de mujeres esperando el cambio de semáforo en la Villaflora y de repente alguien se lanzó contra su auto, después salió una mujer y gritó. “Cuando me di cuenta un hombre tapaba el parabrisas con un paraguas, dio verde”, aceleró y voló el paraguas”.
Pero los autores no son solo hombres en moto. También van a pie, roban y escapan. Hay pocos que utilizan la bicicleta, pero los hay. Alaín Luna, actual director nacional de Investigaciones, señala que en lo que va del año los atracos con el uso de motos son ya 153.
A los delitos mediante esa modalidad son arranches, asaltos e intimidaciones. La modalidad no es nueva, admite el general y hace seis u ocho años se utilizaban con mayor fuerza e intensidad.
Específicamente como robo a mujeres solas no se registran esos delitos. Pero el oficial recuerda que lo que hacían antes era: se movilizaban a pie, iban golpeando los retrovisores, cuando reaccionaban los conductores salían de dos a tres sospechosos que, robaban y huían a pie o en moto. Los sitios también son conocidos: por los túneles, la avenida Rumiñahui o el norte de Quito.
Daniela Valarezo, directora de Seguridad del Municipio, señala que han hecho varios proyectos como la recuperación del espacio público en el centro histórico de la capital.
Otros sitios han sido los que ocupan los limpiaparabrisas que afectaban a mujeres solas.
Indica que anualmente se recogen entre ocho y 10 millones de dólares por tasa de seguridad. Un porcentaje irá para la compra de 128 motos, 500 alarmas comunitarias en las nueve administraciones zonales. Se conectarán al ECU-911. Las cámaras de videovigilancia serán la otra medida.