
El auge del patinaje en Quito: nuevas pistas y espacios para ‘rollers’
Las pistas de patinaje, los equipos de ‘rollers’ y los espacios para el patinaje sobre hielo se han multiplicado
En 2022, tras décadas de operación, el Palacio de Hielo, la icónica pista de patinaje sobre hielo de la capital, cerró sus puertas. Para cientos de quiteños, este fue también el fin de la época de oro del patinaje.
Sin embargo, para Katherine Oña, galardonada patinadora nacional, dejar morir el espacio que acogió a cientos de amantes del deporte no era una opción.
“Para quienes llevábamos años dedicados al patinaje artístico, el cierre fue una catástrofe, y dolió aún más cuando los clubes que se habían ido formando durante años comenzaron a desaparecer porque ya no tenían dónde practicar”, cuenta.
Una opción en Cumbayá
Así surgió la idea de fundar Blizz, una pista de patinaje sobre hielo que abrió sus puertas hace apenas tres meses en Cumbayá y de la que Oña es directora artística.
“Fue un sueño, porque se trata de una pista reglamentaria que acoge a deportistas, aficionados y a muchísimos niños que vienen a descubrir esta pasión y se enamoran del patinaje sobre hielo”, asegura.
Desde el primer día de apertura, la pista ha contado con cientos de visitantes, entre ellos los antiguos fans del extinto Palacio de Hielo. “Fue una gran alegría ver nuevamente a amigos y a gente conocida que solíamos ver en la vieja pista”, relata.
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¿Cuándo abre Blizz?
El espacio, que abre de lunes a domingo, ofrece paquetes por horas para los visitantes, así como clases de patinaje sobre hielo y espacios de práctica para los clubes aficionados al deporte que se reactivaron tras la inauguración.
“Nos encanta que cada semana venga más gente a conocernos y a probar algo nuevo. Asimismo, nuestra meta deportiva es ser sede de campeonatos”, establece.
Una opción en Tumbaco
Pero Cumbayá no es el único sitio para los amantes del patinaje. A pocos minutos, en Tumbaco, también se encuentra Roller Dance, un espacio para el patinaje tradicional que abrió sus puertas hace once meses.
“Uno de los grandes alicientes para abrir nuestro espacio es que Quito tiene muchísima gente que ama patinar, pero no tiene lugares seguros donde practicar o donde aprender”, explica Neshat Shogui, una de las socias fundadoras del lugar.
Fue así que el establecimiento abrió sus puertas siguiendo el estilo tradicional de los roller discos que causaron furor en los Estados Unidos en los años ochenta: luces fluorescentes, música dance y patines de cuatro ruedas.
“Uno de nuestros objetivos es volver a popularizar los patines clásicos de cuatro ruedas frente a los de línea. Si bien ambos son geniales y tienen sus beneficios, los de línea son más para velocidad, y nosotros queremos darle el sitio que le corresponde al patín clásico”, dice.
A la pista, de viernes a domingo, llegan familias, amigos y parejas para bailar y patinar juntos. Shogui añade que, mensualmente, el espacio organiza eventos temáticos a los que asisten numerosos visitantes a divertirse. “Hay gente que viene por primera vez, se enamora y vuelve porque no hay nada más divertido y liberador que patinar, bailar y ser uno mismo”, comenta.
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En los últimos meses, Roller Dance también se ha enfocado en crear comunidad, llevando el patinaje fuera de la pista y a otros puntos del valle y de Quito, con el fin de reunir a los amantes del ‘skate’.

Una opción en Calderón
En Calderón, Quito Patín también ha reforzado su búsqueda para reunir a los aficionados a este deporte, tomando como punto de partida el centro comercial El Portal, donde dictan clases tanto de patinaje clásico como de patinaje sobre hielo en la pista Happy Time.
“Acá viene mucha gente a aprender a patinar, sobre todo niños y adolescentes”, explica Kevin Haro. “Es un gran sitio para conocer a otros skaters y formar grupo. Cuando recién empiezas, te da miedo salir de la pista a la calle, incluso cuando ya no te caes o llevas casco, pero en grupo tienes a alguien que te anime y con quien sentirte más seguro”, comenta.
Para Carlos Ortega, presidente del club Roller Bros, la apertura de estos espacios en los valles ofrece sitios formales para dar nuevos bríos al deporte.
“En Quito, el cierre de pistas y el mal estado de otras frenaron el ‘boom’ del skate. Cuando fundé el club en Cumbayá, comenzamos unos pocos que habíamos hecho patinaje en La Carolina, y patinábamos en las calles menos congestionadas para evitar el tráfico. Sin embargo, que haya estas opciones es genial porque, además de ofrecer alternativas de entretenimiento, uno puede llevar a sus hijos para que pierdan el miedo a caerse o a salir heridos”, dice.
Los ‘rollers’ se toman la noche capitalina
En Quito, mientras tanto, la falta de pistas ha llevado a los ‘skaters’ a las calles. Semanalmente, varios grupos se reúnen a patinar juntos y circular entre los autos, buses y taxis capitalinos.
Uno de ellos es Juan José Garcés, de 38 años. El ingeniero mecánico era asiduo a la pista de La Carolina, donde conoció a otros ‘skaters’ y formaron un colectivo. Los viernes, estos se encuentran a las 20:30 y patinan hasta las 22:00, tras lo cual aprovechan para tomar una cerveza o comer algo. Son, en promedio, entre treinta y cuarenta personas, tanto hombres como mujeres.
“Siendo sinceros, salimos a la calle porque no hay sitios específicos para patinar, pero priorizamos muchísimo la seguridad. Usamos cascos, protectores y chompas reflectivas, y nos aseguramos de ir juntos para que nadie sea vulnerable”, comenta. Añade que, aunque no son el único grupo que sigue este mecanismo, sí es necesario contar con más espacios para el ‘skate’ dentro de la ciudad.
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