Avenida de la Prensa: una bahía en el norte capitalino
Tiene 7,26 kilómetros de longitud y alberga todo tipo de negocios, incluso night clubs. Pese a que el aeropuerto ya no está, el comercio late con fuerza
La avenida de la Prensa es algo más que una arteria de conexión entre el extremo norte y el hipercentro de Quito. Con el paso del tiempo se convirtió en una mini metrópoli contenida en el extremo norte de la capital. Su desarrollo comercial se consagró hace dos décadas, aproximadamente. Así lo confirman sus más antiguos habitantes.
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Leer másRodrigo Patiño es uno de ellos. Llegó desde Loja, en 1980. Su sueño de convertirse en uno de los mejores relojeros de la zona se consagró y hoy, 43 años después, cuenta que goza de la confianza de los pobladores aledaños y de otros que lo visitan de barrios próximos como Ponceano, El Condado, Pisulí, Cotocollao.
Desde su relojería, el hombre de más de 70 años dice que presenció cómo el paso del tiempo transformó a esta avenida en lo que hoy es: un polo de desarrollo económico, comercial y financiero.
“Cuando llegué a instalarme en este lugar, las casas que había eran contadas. El resto eran terrenos baldíos o chacras. Esto era campo y se consideraba como una zona de descanso, de distanciamiento de la ciudad que estaba hacia el sur. Ahí no había tanto comercial, solo unos cuantos locales de comida y otras personas que vendían en la calle. Había baños públicos que eran usados por nosotros, que éramos pocos habitantes. Inevitablemente, nos fuimos sobrepoblando y con el avance de los años esto cambió. Tenemos todo a la mano”, relata Patiño.
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Leer másA lo largo de los 7,26 kilómetros de longitud que conforman esta arteria de alto flujo vial, se asientan más de 1.000 locales comerciales.
La oferta en todos los aspectos es amplia. Desde panaderías, farmacias, locales de disfraces, bazares, peluquerías, comida típica de vereda, franquicias internacionales de comida rápida, discotecas, entidades educativas, laboratorios e incluso, sitios de tolerancia hay. Pero la presencia de bancos, cooperativas de ahorro y crédito, centros comerciales o grandes supermercados, también hacen de este lugar un imán para las ventas.
Isabel Ruiz tiene su negocio entre las intersecciones Ramón Chiriboga y Rigoberto Heredia, que es el cuadrante más comercial de la avenida. Uno donde las ventas formales e informales abundan y el tráfico se concentra con mayor densidad por ser un espacio de dos carriles de circulación.
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Leer másRuiz vende todo tipo de materiales para organizar fiestas. Alquila trajes para eventos y disfraces. Conoce y reconoce a esta vía desde que se casó y llegó al sector. Es decir, hace 39 años.
Para ella, la avenida de la Prensa es “la bahía” de los vecinos del norte. “Aquí se encuentra de todo. Desde lo que menos se piensa hasta lo que en otros sitios no hay. Los que también vivimos aquí, no tenemos necesidad de salir al centro o sur de Quito, porque todo lo tenemos a la mano. Nuestra necesidad nos llevó a organizarnos, que los negocios se fueron asentando así, conforme a lo que veíamos hacía falta”, asevera.
Esta calle inicia al norte, en la avenida Mariscal Sucre, desde el redondel El Condado. Al sur, finaliza en el redondel de La Y, en la avenida 10 de Agosto. Por el este, se conecta con otras avenidas de gran importancia y conexión como: El Inca, Río Amazonas, Luis Tufiño, Del Maestro. Sobre el oeste confluye con otras intersecciones importantes: Edmundo Carvajal, Zamora, La Florida, Carlos V y Fernández Salvador.
Pero no en todas las 42 cuadras que abarca La Prensa, el movimiento comercial es el mismo. Desde la calle Manuel Valdivieso, frente al antiguo aeropuerto, hasta la avenida 10 de Agosto, el sector se vuelve monótono y apacible, pese a que existe uno que otro negocio que no goza de la presencia de tantos visitantes.
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Leer másViernes. 13:00. El tráfico se vuelve más pesado. El sol es tenue y la gente que circula en el tramo sur de la avenida de la Prensa no es mucha.
Ante la inclemente emisión de fumarolas negras que generan los buses y también vehículos livianos que pasan por ahí, algunos peatones cubren su boca y nariz con la mano y otros se confían del tapabocas.
Lidiar con las emisiones de esmog, en este y otros puntos de la ciudad, es uno de los principales problemas que enfrentan los peatones a diario.
Alba Mayorga, oftalmóloga y antigua residente de la zona, sostiene que la contaminación ambiental es fuerte, pero menor en relación con lo que vivían cuando el aeropuerto funcionaba a la espalda de su vivienda.
“El ruido era otro factor que nos perturbaba, por los aviones. La calidad del aire parece ser mejor”, añade.
Desde la Secretaría de Ambiente del Cabildo, Valeria Díaz, coordinadora de la unidad de investigación, corrobora que el aire de la capital está en los rangos internacionales aceptables. “El 90 % de los contaminantes de la ciudad tiene que ver con el tráfico. Donde esto es mayor, hay más contaminación”, dice.
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Leer másUna forma de mitigar este dilema sería una campaña de arborización dentro de la urbe. Según la arquitecta Yadira Álvarez, la presencia de estas especies permitiría que el ambiente se purifique y mejore la calidad de vida de los peatones y residentes.
Además, destacó la actividad que existe en el punto, pero también reconoció problemas urbanos como la falta de inclusión de otros medios de movilidad como bicicletas, así como espacios para que el peatón transite con tranquilidad.
La ausencia de estacionamientos públicos o privados es otra debilidad de la avenida, así como el abandono de algunos locales comerciales, en unos tramos de la calle.
“Aún no está bien utilizado el espacio público, más en la zona del exaeropuerto. Si se lo trabaja bien, puede influir positivamente en el comercio de ese sitio. Podría convertirse en un polo de desarrollo y ejemplo urbano, toda la avenida”, finaliza.