‘Baños’ y ‘limpias’ para el 2022
Para esta fecha, las yerbateras ofrecen plantas medicinales y ancestrales. Los procesos son fáciles de realizar y también se hacen en el mercado.
Se va el 2021 y con él que se vayan las malas energías. Con esa frase las yerbateras del Mercado de Iñaquito llaman a sus ‘caseros’ para que lleven los manojos de plantas para los baños de suerte, prosperidad y abundancia para el año venidero.
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Leer másPatricia Tapia lleva más de seis años dedicándose a la venta de plantas para realizar este tipo de rituales. Cuenta que para estas festividades las personas acuden a comprar atados de hierbas dulces, amargas o de florecimiento, para atraer la realización de todos los proyectos deseados, desechar todo lo malo del año que termina y para acercar la prosperidad y el dinero, respectivamente.
“El baño dulce es para reponer buenas energías y se hace con plantas como hierbaluisa, eucalipto aromático, manzanilla, lavanda, flores de caléndula, arrayán y romero. El amargo es para limpiar y desechar todo lo malo y es con plantas como el eucalipto tierno, ruda, ortiga, chilca y la hierba de Santa María. Y el de flores es para la prosperidad”, explica doña Patricia.
Las plantas son creaciones de Dios y por ello también tienen sus poderes naturales. Ellas son vida, energía limpia. Depuran y sanan con sus propiedades.
En cada puesto de este mercado, ubicado en el norte de Quito, las yerbateras venden un manojo de plantas entre $ 1,50 y $ 2. Se las comercializa secas y en estado natural. Su eficacia es la misma para quienes creen en este tipo de rituales.
Realizarse el baño no requiere de muchos conocimientos, cuenta Mónica Anchundia. Ella vende plantas medicinales y ancestrales por más de ocho años. Explica que para cualquier baño hay que hervir las plantas con agua en una olla grande y cuando se llega al punto de ebullición se retira del fuego. Si su aplicación es para limpiar, se debe empezar de la cabeza a los pies; pero si es para la buena suerte, prosperidad y abundancia, su aplicación debe ser de abajo hacia arriba, es decir primero los pies, luego el dorso, hasta llegar a la cabeza.
“Si desea, al baño dulce puede agregarle frutas como manzanas, naranjas o uvas. O también puede sumarle un champán preparado con esencias esotéricas”, asevera la señora Anchundia.
Las plantas son creaciones de Dios y por ello también tienen sus poderes naturales. Ellas son vida, energía limpia. Depuran y sanan con sus propiedades.
Durante el recorrido, algunas personas se acercaron a varios puestos a comprar las plantas para sus respectivos baños. “Lo hago cada año, porque siempre funciona. Debemos tener mucha Fe”, reveló una ciudadana que acudió al mercado.
Con cada manojo o funda de plantas medicinales y ancestrales, se pueden bañar hasta dos personas.
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Leer másPero los ‘baños’ no son lo único que buscan ciertas personas. Hay quienes también se acercan a realizarse una ‘limpia’. Javier Zamora, como se identificó una de las personas que realizan estos ritos en dicho mercado, cuenta que tienen la misma finalidad de los ‘baños’, pero se usan otros recursos como un huevo, alcohol puro de la caña de azúcar, ají e incienso.
“La persona se queda en ropa interior y se empieza la limpieza con plantas. Se hace en forma de cruz, porque hay que encomendarse a Dios. Hay que pasar el huevo y el ají para retirar las malas energías. Soplamos el puro y finalizamos echándole un perfume para atraer todo lo bueno”, detalla don Javier.
Durante este proceso, el yerbatero reza para que las malas energías que salen del cliente no se queden con él. El tiempo que se toma es de 20 minutos aproximadamente y su costo es de $ 12.
Alcibíades Onofre, de 35 años, ha convertido este rito en una tradición de cada fin de año. Descarta la idea de que se trate de santería o rituales oscuros. “Es una forma de limpiar toda mala vibra y a su vez aprovechar su poder para relajarme con aromaterapia”, argumenta.
Quienes se dedican a esa actividad tienen sus espacios en los mercados capitalinos. Su stock de plantas medicinales y ancestrales se cultiva en cantones de Pichincha como Sangolquí, Machachi, Nayón e incluso en localidades de Latacunga y provincias de la Amazonía.