Brigada veterinaria educa y empodera a comunidades del valle de Los Chillos

Son las 08:00 en San Antonio de Pasochoa, en la parroquia de Amaguaña. Un grupo de estudiantes de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Central se reúne con entusiasmo en la entrada de este sector, ubicado al suroriente de Quito. Su misión: brindar atención médica gratuita a los animales de producción de las familias rurales del valle de Los Chillos.

El proyecto, que nació en tiempos de pandemia como una iniciativa de apoyo a la comunidad, se ha convertido en un modelo de vinculación con la sociedad. Liderado por el docente y veterinario Óscar Fuentes, no solo busca mejorar la salud animal, sino también fortalecer la economía familiar y el desarrollo comunitario de esta parroquia.

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Como cada sábado, la jornada empieza con los estudiantes preparándose para realizar las visitas en las viviendas de los pequeños productores. Una vez en el lugar, se transforman, cambian sus jeans y zapatos deportivos por mamelucos impermeables, botas de caucho y guantes para adentrarse en el corazón de la comunidad de San Antonio, que acoge a 80 familias.

La primera vivienda que visitan es la de Edwin Gualochico. Él ya los espera con sus vacas sobre el campo. Los jóvenes alistan su equipo médico: guantes, inyecciones y sueros.

Vanessa, una vaca robusta y asustadiza, es la primera paciente. Con manos expertas, los jóvenes y su maestro realizan un chequeo exhaustivo, conversando con Edwin sobre los problemas que ha presentado el animal. El diagnóstico: Vanessa necesita calcio y un tratamiento para la piel.

Para colocar el calcio debe ser con suero. Los estudiantes observan con atención, algunos sostienen al animal mientras que otros formulan preguntas para aclarar cada detalle. La aplicación del suero es un desafío, preparar la aguja, delimitar la zona y colocarla mientras el bovino se mueve inquieto. Los chequeos se replican en cada animal de granja.

Las revisiones médicas incluyen desparasitación, vacunación y tratamientos para enfermedades comunes.

Fuentes menciona que este proyecto tiene como aliado estratégico a la Administración Zonal Los Chillos, son los encargados de dotar de medicamentos para la atención veterinaria.

Martha Molina, jefa de Desarrollo Económico y Productivo de la Administración Zonal Los Chillos, resalta el impacto del proyecto en la calidad de vida de las familias beneficiadas. “No solo se ha mejorado la salud animal, sino también la calidad de los productos derivados”, afirma, destacando el doble beneficio que genera la iniciativa, hasta mayo del 2024 se han beneficiado 1.330 familias.

A través del proyecto ha mejorado la calidad de los productos que se ofrecen al público en nueve puntos de comercialización a través de ferias que se ubican en Amaguaña, Píntag, Conocoto, La Merced y Alangasí.

La mejora en la salud de los animales ha tenido un impacto directo en la economía familiar de Edwin. “La producción de leche ha aumentado considerablemente”, explica. “Esto nos permite elaborar más quesos y vender una mayor cantidad a las empresas de yogur”.

Además de la leche, Edwin también vende carne de cerdo y cuy. “Con las ganancias que obtenemos de la venta de nuestros animales podemos cubrir nuestras necesidades básicas”, señala.

El proyecto no solo cura, sino que también enseña. La funcionaria de la administración explica que también las personas reciben capacitaciones en alimentación, manejo sanitario, control de enfermedades y técnicas de crianza. 

Estas sesiones se adaptan a las necesidades específicas de cada sector, empoderando a las familias con el conocimiento necesario para cuidar mejor a sus animales. Son alrededor de 150 emprendedores del Valle de Los Chillos que se han beneficiado de estas capacitaciones y sus productos se exponen en estas ferias.

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