Quito

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Apoyo. Vecinos combatieron el fuego en la González.Gustavo Guamán

Cadenas humanas y héroes anónimos: el incendio que unió a los vecinos de Quito

Cadenas humanas formaron los vecinos de dos barrios de la ciudad para apagar las llamas, que amenazaban con destruirlo todo

Pasado el mediodía del martes, desde la ventana del quinto piso del edificio en el que vive Raúl Endara, en la avenida González Suárez, ya divisaba una nube de humo que parecía un tanto lejana. Pero bastó un par de horas para que en la zona prácticamente se desate un ‘infierno’. En el chat comunitario, los vecinos ya estaban alertas y empezaron a preocuparse cuando notaron que el fuego avanzaba y había el riesgo de que llegue hasta los edificios.

Endara asegura que llamaron a los bomberos, pero les pidieron que aguarden. La razón: combatían un voraz incendio en Guápulo, que se originó en la quebrada que está a la altura de la intersección de las avenidas Simón Bolívar y Los Conquistadores. Esas mismas llamas fueron las que rápidamente se propagaron a otras zonas como la González Suárez, Bellavista y el cerro Auqui.

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Frente a ese escenario, los moradores de la González Suárez solo tenían dos opciones: esperar o actuar. Decidieron intervenir. Carolina Moreano vive en un edificio ubicado en la parte que da a la quebrada y veía cómo las llamas subían. “Bastaba que un poco de fuego llegue a un edificio y no estaríamos para contarlo”, dice.

Los vecinos se unieron para sofocar el incendio

Eran alrededor de las 15:00 y la desesperación era evidente. Siguieron la recomendación de los bomberos y humedecieron el lado oeste de la avenida. Con baldes, botellones, ollas y mangueras, más de 60 vecinos recogían agua y la regaban. Pese a lo crítico de la situación, con un tono de emoción, Moreano recuerda que había niños que bajaban desde el sexto piso cargando pequeños recipientes con líquido y lo echaban. Esa acción la repetían una y otra vez.

incendio forestal en Quito
Afectados. Personal médico dio auxilio a siete personas en el sitio tras sofocar el incendioGustavo Guamán

La noche se acercaba y el fuego no daba tregua. El cansancio también comenzó a sentirse, por lo que optaron por formar cadenas humanas para facilitar el traslado del agua hasta los puntos donde se desataron las llamas: en la calle Gonzalo Rubio y en la quebrada. La ayuda de los bomberos llegó pasadas las 19:00, pero su trabajo no paró hasta el siguiente día.

La camaradería existe entre bomberos. Donde nos necesiten, ahí los apoyamos. Es la segunda vez que venimos. La primera fue en El Panecillo.

Darío Inzo

Bombero de Ambato

Otro grupo de vecinos, principalmente adultos mayores, se encargaba de entregar suero fisiológico y mascarillas para protegerse del fuerte olor a humo.

Marisol Guarderas, vicepresidenta del comité promejoras del barrio González Suárez, destaca la solidaridad y colaboración de los moradores. Y no solo eso, con esta experiencia desarrollarán un plan de contingencia para saber cómo enfrentar sucesos similares.

A Cristhian Rivera, docente de la Universidad Central del Ecuador y gestor de riesgos, también le llamó la atención ver las cadenas humanas que se formaron para apagar las llamas. Incluso, dice, personas del sur de la ciudad llegaron para colaborar en la emergencia.

  • incendio forestal en Quito
    agente. Luis Segovia ayudó en el barrio Bolaños.Gustavo Guamán
  • incendio forestal en Quito
    Ambato. 15 bomberos apoyaron en la emergencia.Gustavo Guamán

En el barrio Bellavista se vivía una situación similar. Los moradores se armaron con baldes, ollas grandes y pequeñas, botellones y mangueras para contrarrestar las llamas.

La casa de Gustavo Vizuete, al estar a pocos metros de la quebrada, se convirtió en uno de los puntos claves para obtener el líquido y descargarlo en la parte alta. Hasta la medianoche de ese martes se quedaron vigilantes de que las llamas no se reactiven, al menos en esa zona, porque en la parte baja el incendio no cedía.

Barrio Bolaños

Con un motociclista y un taxista bajamos más de 200 gradas. Las llamas ya habían consumido dos casas y explotaron varios tanques de gas

Luis Segovia

Agente de la AMT

Sin duda, ese día fue crítico para la ciudad, con flagelos de grandes proporciones y simultáneos en tres sectores. Pasadas las 13:00, el barrio Bolaños vivía su propia tragedia. De hecho, fue el primer sitio afectado por el fuego.

En la tarde, desde el peaje de la av. Oswaldo Guayasamín era ya visible la nube de humo. Desde hace 12 años es el sector en el que trabaja Luis Segovia, agente de tránsito. Al escuchar los gritos desesperados de los vecinos, decidió bajar los 120 metros hasta donde estaban las viviendas. Era cuestión de minutos para que el fuego consuma todo a su paso. Por ello alzó en hombros a una adulta mayor y la sacó hasta la avenida. “Era imposible que salgan de ahí, no podían caminar y las llamas se acercaban”, relata. Ese trayecto lo recorrió siete veces, poniendo a buen resguardo a otro adulto mayor, niños y también mascotas.

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