Calderón registra 207 casos de extorsión en dos años
32 sectores de Quito son los más afectados por los presuntos vacunadores.
El asesinato de un empleado en un restaurante de Calderón en septiembre de este 2023 es una muestra de la violencia que se vive en esta parroquia ubicada en el extremo norte de Quito.
Propietarios de negocios de este populoso sector de 300.000 habitantes se sienten atemorizados por los constantes robos.
Los dueños de los locales comerciales cuentan que la actividad comercial ha disminuido. Dicen que hace cinco años las ventas se extendían hasta la medianoche.
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Ahora, los almacenes se cierran a las 20:00 y son pocos los que se quedan pasada esa hora.
La gente en Calderón sabe que las ‘vacunas’ van en aumento y, por ello, los vecinos se han organizado para frenar a la delincuencia.
José Aimaca, representante de seguridad de Calderón, cuenta que a través de la autogestión han colocado cámaras de seguridad, botones de pánico y están en constante vigilancia en los exteriores de los locales.
“Cuando vemos algo sospechoso lo comunicamos por el chat, de esta forma nos hemos librado tres veces de ser asaltados. Lo mismo pasa con el tema de las extorsiones: ‘Estamos unidos con los vecinos para evitar que nos hagan daño’”, señaló el ciudadano.
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Leer másSegún datos de la Policía Nacional, las extorsiones se incrementaron en Calderón.
En el 2021 hubo 51 denuncias y pasaron de 43 en el 2022. Pero en lo que va de 2023, y a falta de tres meses para que se termine el año, ya se registran 164 casos entre llamadas, intimidaciones y algunos mensajes de texto.
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En Carapungo, la situación es la misma. A lo largo de la calle Luis Vaccari, los dueños de los locales comerciales tienen miedo de hablar, “temen que existan represalias en su contra, mientras que otros prefieren ocultar su identidad”.
Este es el caso de la dueña de un local comercial, quien cuenta que ya se han identificado los locales que son extorsionados y no denuncian por miedo.
En este sector, las cooperativas de taxis también han sido amenazadas. Fabián Vélez es taxista y cuenta que en su cooperativa los vacunadores intentaron extorsionarlo con 1.000 dólares mensuales, además de que fue violentado tres veces.
Douglas Ríos es propietario de un restaurante. Ante la delincuencia y las extorsiones, estuvo a punto de abandonar el país para emigrar a Estados Unidos. A pocas cuadras de su local atentaron contra la vida de un comerciante.
En su local tiene cámaras de seguridad, pero cree que no es suficiente. Y dice que se siente desprotegido por parte de la Policía.
“Necesitan intensificar las rondas, equipar a la Policía y sobre todo entregar todas las garantías para que los uniformados nos puedan defender sin ser detenidos”.
Además de los falsos repartidores, las llamadas telefónicas para extorsión son más frecuentes en la ciudad.
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