La calle Loja, entre el turismo y el hambre
Tras la rehabilitación de la vía, se prohibió la venta ambulante. Agentes y comerciantes pugnan por el control del espacio
Durante cincuenta años, la emblemática calle Loja, ubicada en el corazón de San Roque, fue el mercado no oficial del barrio.
A diario, más de 800 comerciantes se colocaban en la vía, en las aceras y hasta en las calles colindantes para ofrecer ropa, zapatos, granos, frutas y verduras a los transeúntes que buscaban descuentos.
Hoy en día, sin embargo, la concurrida avenida se ha convertido en un campo de batalla entre vendedores informales, agentes metropolitanos y miembros de la Unidad de Mantenimiento del Orden de la Policía (UMO).
La pugna comenzó a fines de abril, cuando, tras un año de trabajo, concluyó la rehabilitación de la calle, a cargo del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP). La inversión de $ 78.000 incluyó la renovación del alcantarillado, el soterramiento de cables y el adoquinamiento de varios tramos. También incluyó una medida definitiva: la prohibición del ingreso a vendedores ambulante.
Raúl Codena, director del IMP, estableció que la medida se tomó para asegurar que los trabajos durasen.
“La calle se encontraba en condiciones insalubres, con un enorme índice de venta informal y un sistema de alcantarillado en pésimas condiciones. Pedimos le reubicación de los comerciantes para que se pueda mantener la calle y abrir como bulevar. Es parte de un plan integral para el Centro Histórico”, estableció.
Con el fin de atraer a los visitantes y frenar el regreso al pasado, se colocaron vallas alrededor de la vía y en las aceras.
El plan de reubicación había iniciado a la par de la rehabilitación, pero los resultados no fueron los esperados. Solo dos de las cinco asociaciones de vendedores regularizados se sumaron a la propuesta, un total de 135 personas.
Milton Portilla, director de Mercados, Ferias y Plataformas de la Agencia de Coordinación Distrital del Comercio (ACDC), explicó que la socialización no fue bien recibida.
“Es irrisorio pensar que podremos reubicar a todos los comerciantes, pero buscamos que al menos un 25% pueda trabajar en puestos dignos, como la Plataforma Primero de Mayo que abrirá en junio. Aun así, menos de la mitad de los 800 comerciantes aceptaron”.
Para los vendedores, el espacio es lejano y no se adapta a sus necesidades.
“Tenemos décadas aquí, vivimos cerca. Si nos van a dar un espacio que sea en el mercado de San Roque, no donde a ellos les convenga”, señaló Ana Guamán. Con ella concordó Luis Andino, otro comerciante del sector. “Seguimos peleándonos por la calle. Tratando de sobrevivir y defender nuestros sitios de trabajo”, dijo.
Vecinos piden patrullajes
Si bien las asociaciones barriales de San Roque han aplaudido la decisión de intervenir la vía, también aceptan que hay problemas. “Los vendedores ayudaban a coger a los pillos”, dice Norma Miguel.
La dueña de uno de los locales del sector, quien prefirió ocultar su nombre por miedo a represalias, concordó. “Ya les conocíamos y hasta nos sentíamos protegidos. Ahora la venta de droga es prácticamente pública”, dijo. Por ello, piden que además de los controles a la venta, se incrementen los patrullajes policiales.
