Quito: Esta es la ruta de las casas más angostas de la ciudad
En el Centro hay viviendas que parecen rebanadas, pero solo es apariencia, por dentro hay patios enormes y jardines. En otras se compensa con altura
La antigua arquitectura quiteña guarda sorpresas que solo están al alcance de los observadores. Entre las casonas coloniales y renteras del Centro Histórico hay una ruta poco conocida: la de las casas angostas. Son pequeñas fachadas que guardan años de historia y que esconden interiores inimaginables.
Pedaleando sobre plástico
Leer másEn el cruce de las calles Canadá y La Habana está la casa más angosta de la capital. Es un pedazo de metro y medio de ancho que literalmente se puede abrazar. Su truco está en su altura y en el largo. La parte más angosta de la casa es una bodega. Apenas una persona entra allí y no puede estirar los brazos. El segundo piso se va ensanchando hasta formar un aspecto de rebanada de pizza. Allí está la sala, comedor y cocina y en el tercer piso están las habitaciones. La terraza sorprende con una vista panorámica del casco colonial, explica Jonathan Sangroni, morador.
Diagonal a esa casa hay otra vivienda delgadita, ahora convertida en un boyante negocio de lubricantes para autos. Es el taller de Don Juanito. Es tan angosta la casa que las estanterías fueron mandadas a hacer especialmente delgadas para que pudieran entrar y no ocuparan tanto espacio, que impidieron que las personas puedan movilizarse.
Roberto Zubía, quien labora ahí, dice que estirar los brazos sí puede, “pero tampoco es tan ancha. Se puede vivir, pero claro, no a sus anchas”.
El joven sonríe cuando cuenta la distribución. En un subsuelo había un patio y una sala. Más arriba los cuartos, pequeños, pero acogedores.
Una megaobra celestial se destaca en las alturas de Quito
Leer másLa tercera casa angosta está rodeada de casonas coloniales que al lado de estas fachadas se la ve diminuta. Mira 2,60 metros de ancho y en su planta baja funciona una joyería.
Por dentro, en cambio, se extiende por un patio enorme, cuartos, lavanderías y baños comunales. El castro público indica que la vivienda en realidad lo único que tiene de pequeño es la fachada. Porque adentro es una casa rentera en donde alguna vez vivieron hasta 27 familias. El mismo engaño tiene la casa ubicada en la calle Venezuela y Antonio Ante. Una pequeña fachada con símbolos masónicos y un portón de piedra con balcones llenos de plantas, esconde una amplia vivienda, que desde Google Maps, incluso muestra un patio central con árboles.