Los cementerios atraen a los ladrones de aluminio
En Pomasqui, más de 80 tumbas fueron robadas. Se aprovecharon de la falta de seguridad. Hay varias fórmulas para la administración de los camposantos
El panorama es desolador. Vidrios rotos, bisagras destruidas y cauchos protectores botados en el piso, junto a lo que antes fue un arreglo floral y la foto de un ser querido que ya no está.
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Leer másEse es el denominador común de los pasillos del cementerio de Pomasqui, donde más de 80 tumbas fueron robadas.
Se llevaron todo: las rejillas de aluminio, los adornos de bronce y hasta el mármol de las lápidas. Y, en pocos casos, rompieron hasta la protección de los ataúdes. “Es como si estuvieran buscando algo”, dijo con ira Yolanda López, mientras ponía unos pedazos de cartón y espuma flex para esconder la lápida de la tumba de su padre hasta conseguir el dinero para poner otra tapa.
“Indigna. No respetan ni a los muertos. Ahora tenemos miedo de que se abran las tumbas para ver si hemos enterrado a las personas con cadenas, anillos o cosas así”, agregó.
Uno de los habitantes del sector, Manuel Paredes, indicó que no hay razón para tanto descuido en el cementerio, ya que se paga 8 dólares por cada nicho al año y ese dinero puede invertirse en la seguridad. Él fue al sitio para verificar que las tumbas de sus familiares estén bien.
El párroco de Pomasqui, Mario Vaca, lamentó que el robo en las tumbas “es un problema de nunca acabar y pasa en todos los cementerios”.
Aunque, aceptó que “últimamente la cosa está más pesada. A pesar de los cuidados, se llevaron hasta las cosas de la iglesia en días recientes”.
Sobre la seguridad del cementerio, asegura que no hay presupuesto. Y por los 8 dólares que se paga por nicho, indicó que “solo un 30 % de las personas está al día y no se puede planificar así”. El resto, agregó, se iguala cuando debe enterrar a un ser querido.
“Nos llegó la propuesta de una empresa. Nos ponía cámaras y guardias las 24 horas, pero nos costaba 2 mil dólares al mes. No hay tanto”, contó Vaca.
De todas maneras, en los próximos días contratará un guardia. Estará en el día.
“Con el dinero que ha llegado subimos el muro de cerramiento, por ejemplo, pero igual la gente nos cuenta que los ladrones usan el cementerio para saltar a las ciudadelas aledañas. Tenemos que buscar la fórmula adecuada para evitar robos porque tampoco puedo tener cerrado el cementerio”.
La encargada de la Unidad de Policía Comunitaria, capitán Ericka Beltrán, señaló que hace unos días atraparon a personas en el cementerio, pero tuvieron que soltarlas por no estar en delito flagrante.
Ella explica que todas las piezas robadas sirven para vender a chatarreros, con la finalidad de fundirlas y hacer otros productos.
Danny Torres, capitán de policía, aclara que hay varios mecanismos para mejorar la vigilancia en la zona. Uno de ellos, dijo, es tramitar la colocación de una cámara del ECU-911.
Hay otros mecanismos para el cuidado de los cementerios. Por ejemplo, San Antonio de Pichincha está bajo el control del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD). El dinero que ingresa por cada nicho debe ser invertido en la seguridad de la zona.
Es que la administración de cementerios tiene varias fórmulas. Los considerados públicos pueden estar bajo el control de la autoridad religiosa de la parroquia y de la autoridad política. La única condición es que se rindan cuentas sobre el dinero que ingresa.
“No hay un informe sobre el aporte de los parroquianos por los nichos y por eso ha sido imposible que el GAD de Pomasqui asuma esa administración”, indicó Diego Alarcón, vicepresidente de la institución.
El padre Vaca lo admitió. No tiene una estadística de cuántas personas están enterradas y ese será un gran primer paso.
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