Quito

Abandono Centro Histórico
Los edificios donde funcionaban hoteles y bancos quedaron en el olvido. Con iniciativas privadas y municipales se afirma que se les dará vida otra vez, pero no hay plazos concretos.Foto: Gustavo Guamán / Expreso

El Centro de Quito va perdiendo parte de su patrimonio: la vecindad

Unos 32.000 habitantes quedan. Un arquitecto dice que la “turistificación” ha sido un problema

Cada día pareciera que el Centro de Quito se hiciera más y más grande. Quizá es la sensación que deja mirar los geranios secándose en los balcones, las puertas cerradas y anuncios del tipo: “Se vende esta casa”, incluso junto a la placa, en donde se lee que ahí bailó Bolívar, en la calle García Moreno.

Fernando Carrión, especialista en desarrollo urbano, apunta que en el 2000, hace 24 años, en el Centro de Quito había 74.000 habitantes. Hoy, prácticamente, queda la mitad. El decrecimiento anual es del 2,5%, una cantidad que le parece enorme. Le inquieta no identificar políticas y acciones, desde la Alcaldía, frente a lo que sucede.

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No es el único impactado. Joffre Echeverría nació en La Loma, en 1972. El restaurante El Criollo, que abrieron sus padres hace 48 años, está en la calle Flores, detrás del icónico Teatro Sucre.

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“La causa de los problemas que enfrentan es que el Centro ha perdido vecinos. La gente se va”, señala. Y precisa: el despoblamiento avanza más allá de los alrededores de la Plaza Grande, va por la calle Guayaquil, los barrios América, La Tola, la parte baja de El Dorado, la avenida 10 de Agosto... “No hay incentivos para quedarse”.

Echeverría dice que él conoció “el Quito vivo” y ahora está viendo “el Quito muerto”. ¿Cómo era? Con gente caminando hasta las 22:30, con restaurantes, con vecinos saliendo a comprar en la tienda, responde.

El despoblamiento avanza

Jonny Núñez, dueño de una casa, junto al Teatro Bolívar, anota: “con teatros llenos”. Ocupa la silla vacía, en el Concejo Metropolitano, para la elaboración de una ordenanza de áreas históricas. “Olvidan al habitante, el patrimonio más importante”, considera.

En la Guayaquil y Olmedo, Mary Totoya ha vivido 46 de sus 76 años. Hasta el 2014, les faltaban manos para vender los zapatos, de lunes a domingo. Tenía de cinco a ocho empleados, hoy, una. “La mayoría de vecinos se ha ido. Cierro a las 18:30; no me han robado, pero no vale la pena arriesgarse”.

Un problema que se extiende

Para el arquitecto y profesor de la Universidad de las Américas (UDLA), Patricio Recalde, “la salida de los habitantes es una tragedia” que se extiende por Santa Prisca, el barrio Larrea y La Mariscal. Un error, dice, es que por los atributos históricos del Centro se decantaron por la “turistificación”. 

Un ejemplo fue la intervención en La Ronda, que presenta signos de abandono. Cita a Lucía Durán, quien concluyó que antes de eso había 1.500 habitantes, luego quedaron 300.

Abandono Centro Histórico
Pocos moradores se mantienen en el Centro evitan salir luego de las 18:00 por la delincuencia.Foto: Gustavo Guamán / Expreso

Recalde ve necesario trabajar en vivienda en esta zona, de lo contrario se quedará como espacio para una visita exótica, para comer una quesadilla o comprar algo que en los centros comerciales del norte no se halla.

La pandemia trajo un cambio

José Morales, secretario de Territorio, Hábitat y Vivienda, admite que hay un proceso de despoblamiento, pero aclara que ocurre desde los ochenta. “Con la pandemia, el Centro quedó básicamente muerto, pero sí hay un repunte desde la inauguración del metro. También enfrentamos una explosión del comercio informal y delincuencia, en zonas como la calle Loja”. Para diciembre espera contar con una primera versión del Plan Integral del Centro Histórico, ahora están en el diagnóstico.

Barrios del centro como San Juan, San Marcos y la Loma Grande son ejemplos de que la zona funciona como vivienda, señala Morales. Y comenta que el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) tiene un paquete de edificios abandonados. Uno es el Dassum, en la Venezuela y Sucre. “Estamos en conversaciones para habilitarlo para vivienda; en el antiguo colegio Simón Bolívar queremos levantar un plantel municipal”.

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Un proyecto descartado

Al respecto, Titi Reyes, ingeniera ambiental y exadministradora de la Zona Centro en la anterior Alcaldía, dice que en su gestión evidenció que los trámites tardan mucho en el Municipio. A través de su Fundación Banana Leftovers, le planteó al Miduvi que le entregue ese y otros edificios. También se lo propuso al Municipio, que negó la opción.

En el Dassum funcionaba el hotel casino Auca, que “cerró hace 23 años. Abajo queremos construir una cafetería para que trabaje la comunidad e insertar a quienes piden caridad. En el segundo y tercer pisos: hospedaje, y en el cuarto y quinto, vivienda para universitarios. Tenemos $ 500.000”, cuenta.

El arquitecto Handel Guayasamín cuestiona que no exista una política pública para intervenir en el mejoramiento de la vivienda y para que el metro se articule a programas de reactivación. “Los locales cierran temprano. Hay zonas como la 24 de Mayo, muy inseguras”.

El proceso de despoblamiento viene desde hace 40 años, pero pide crear condiciones para las familias. “Se debe actuar sobre las viviendas que están por caerse, se requieren programas de inversión. No se trata solo de restaurar iglesias”, manifiesta.

Una ordenanza en la mira

Sobre eso, el concejal Emilio Uzcátegui (RC) adelantó que avanzan en un proyecto de Ordenanza de Bienes Patrimoniales, que pasó a segundo debate el 11 de julio. 

El trámite para intervenir en estos bienes tarda tres meses, pero ahora no superará las dos o tres semanas, habrá incentivos para construcciones y modificaciones internas en las casas; se reducirá el espacio mínimo para levantar un departamento. Y se propone dar una inyección de recursos directos, hasta 10.000 dólares por unidad.

Mientras eso ocurre, al caminar por el Centro, la percepción de inseguridad gana con bodegas en los segundos pisos. El hotel Auca y el edificio de La Previsora están abandonados y hay pocos locales abiertos, por ejemplo, en la casa en donde bailó Bolívar, que espera comprador, según contó una de sus 32 herederas.

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