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En la Unidad Norte del Municipio de Quito funciona el área de rehabilitación física.Angelo Chamba

Quito: Centros municipales de salud, la opción frente a la desatención

Al ver el colapso en los hospitales del MSP y del IESS, pacientes aprovechan servicios locales; en uno incluso operan.

En la sala de espera y en el quirófano hay pacientes que viven en Carapungo, San Juan de Calderón, Atucucho, Colinas del Norte e incluso vía a Nono. Isabela, de 4 años, pareciera tener ruedas para correr por todo el salón, con su madre detrás de ella; mientras Rosa Pilco, de 75, apenas se mueve; la tratan por un intenso dolor en las rodillas.

La Unidad de Salud Norte, del Municipio de Quito, está en La Ofelia, junto al mercado, desde hace 37 años. Es un centro de segundo nivel de atención, que funciona como hospital del día, ya que en él se hacen intervenciones quirúrgicas en seis de 16 especialidades.

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Desde hace 61 años, el Cabildo, a través de lo que entonces se llamó Fundación Patronato, empezó a brindar servicios de salud, en el centro. Luego abrió unidades en el sur y norte. Entre las tres, de segundo nivel ambulatorio, se registraron 142.508 atenciones en 2023.

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En la Unidad Norte, en el área de rehabilitación física, Isabel Rueda entrena con adultos mayores. Frente a un espejo flexionan piernas y se agachan, entrelazando las manos y dejando los codos hacia afuera. Practican para evitar futuras caídas. Sobre una colchoneta, simulan una caída y su reacción.

En la escalera con rampa, Milton, de 31 años, sube gradas. En abril se fracturó la cadera y el brazo, en un siniestro de tránsito. El Ministerio de Salud Pública (MSP) le derivó a la Clínica Colonial, que le dio turno para el 24 de este mes. Así que prefirió buscar atención en el servicio municipal, también gratuito. Dos meses atrás lo revisó un traumatólogo y desde hace un mes, de lunes a viernes, trabaja tobillos y musculatura.

Las atenciones se multiplican en estos centros de salud 

Cerca, David Revelo, traumatólogo, sale del quirófano, para contar que disponen de implantes para reconstrucción de ligamento cruzado, lesiones de meniscos y más, que ahora no tiene ni el Ministerio de Salud Pública (MSP). Recuerda a una mujer, de 32 años, que trabajaba como recicladora. Vivía con una lesión meniscal, por lo que no podía extender una de sus piernas más de 30 grados ni doblar la rodilla. Pasó varios años de un hospital a otro.

En una habitación, Esthela Muñoz, de 51 años, aguarda por su cirugía. Tiene poliquistes en la vesícula. Vive en el barrio Plan Techo, vía a Nono. Su esposo es guardia de seguridad y tiene tres hijos de 34, 30 y 28 años. No cuenta con afiliación al IESS, se sentía bien atendida.

Llegan abuelos con hipoacusia, niños con ronquido por rinitis. Hacemos timpanoplastia, cirugía de tabique nasal, etc”.

Daniela Guerrero

Otorrinolaringóloga

Ronald Cedeño, director de la Unidad de Salud Norte, explicó que no cuentan con servicio de emergencia, ya que no trabajan las 24 horas. Por eso no atienden fracturas o partos, por ejemplo. Su población objetivo es la de interés municipal: vendedores de mercados o del comercio autónomo; usuarios de 60 y Piquito y más. Pero están abiertos al público en general.

“Las unidades son pequeñas, no podemos abarcar lo que no cubren el IESS o el MSP”, aclara. Admite que en los últimos años llegan más casos del sistema público, ya que la gente lo ve como “un escape”. Por lo que su área de medicina general, en la entrada, junto a la de ginecología, está saturada. A veces puede tomar hasta tres meses conseguir una primera cita.

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Deficiencia en los centros del IESS y MSP

Sin embargo, a diferencia de los centros del IESS y del MSP, las citas subsiguientes, con especialistas, no tardan tanto. Por ejemplo, Martha Rivadeneira, terapista de lenguaje, comenta que ve a sus pacientes una vez por semana. Llegan de la Mitad del Mundo, Calderón, La Roldós, Pisulí, entre otros. A la especialista le ha llamado la atención el caso de un niño de 4 años, que se recuperó en cuatro meses. Su madre indígena no sabía leer ni escribir, pero seguía la guía con indicaciones en dibujo, en casa. Otras mujeres argumentan que están muy ocupadas y sus hijos no progresan.

“A veces nos dicen: ‘mi vecina me contó que aquí atienden rápido, que siempre hay turnos’”, apunta Xavier Guevara, psicólogo clínico. También le comentan que en el IESS esperan hasta cuatro meses por una cita. En esta unidad tratan casos de niños, adolescentes, adultos mayores, parejas. En este último campo, llegan con agresiones físicas y violencia psicológica. Buscan darles cita cada 15 días. Dependiendo del caso pueden tener siete o más de 10 sesiones.

En otra área, el urólogo David Ortega recibe a personas de entre 50 y 80 años, con síntomas. Hacen cirugías de próstata y vasectomías, en hombres; y descenso de vejiga o incontinencia urinaria, en mujeres. “He atendido a quienes han esperado mucho en el IESS o el MSP; uno llegó con sonda vesical”.

Soy de Riobamba y vivo en Atucucho. Me duelen las rodillas, por un desgaste del cartílago. Me dan medicinas y una dieta.

Rosa Pilco

paciente, de 75 años

Lorena Quiguango, de 36 años, va en el sexto mes de embarazo. Llegó a la unidad municipal, en La Ofelia, porque en el Centro de Salud de San Juan de Calderón no había turnos. Dará a luz en el hospital de su zona o en el Pablo Arturo Suárez.

En la sala de espera también está Doris Pacheco, de 63 años, quien vive en Carapungo. Cuando trabajaba en una panadería estuvo afiliada al IESS. Los fines de semana vende empanadas de verde, por un dólar, y de lunes a viernes cuida de sus nietos. Es hipertensa. Requiere medicinas, periódicamente.

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