Chefs, deportistas y guardias de seguridad: los ‘looks’ de Jesús se modernizan
La tradición de vestir la imagen del niño se renueva con profesiones más actuales
Este año la imagen del niño Jesús también se viste con los zapatos tenis y el calentador de quien practica deportes.
Se trata del ‘Niño sport’, una de las creaciones más recientes que adorna las pequeñas sastrerías y tiendas religiosas del Centro Histórico, donde anualmente se confeccionan todo tipo de trajes para vestir al Niño Jesús.
La tradición, que se conserva con más fuerza en la región sierra, es una inversión de fe que busca asegurar la protección en los hogares donde son colocados en Navidad.
El niño se viste de profesiones
“Normalmente, el niñito usa el traje de la profesión del jefe de hogar, o del hijo u hija que está buscando trabajo”, cuenta Mirian Iza, costurera.
Señala que si bien los pedidos más frecuentes son de policía, militar, médico y chagra, también ha recibido pedidos para atuendos de bombero, mecánico, abogado y dentista.
En lo últimos años, añade Edith Castaño, los trajes también se han actualizado para incluir profesiones más modernas.
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“Uno de los pedidos que más recibimos actualmente es de guardia de seguridad. También de chef o ayudante de cocina”, señala.
Comenta que entre los pedidos más inusuales que ha recibido está el de visitador a médico y el de vendedor de planes de internet.
“Sí hay cambios a los pedidos que recibimos en comparación con los que nos hacían hace diez o quince años, y hemos tratado de actualizarnos con el tiempo. Cada año, antes de que empiece la temporada navideña, vamos pensando en qué novedades podemos ofrecer”, dice.
¿Cuánto cuestan los trajes para el niño?
Y si bien afirma que ponen al servicio del cliente toda su creatividad para que cada traje esté hecho a la medida, este tiene un alto costo. En promedio, el valor del traje es de $ 60 y para propuestas que no tienen en stock este puede llegar hasta los $ 120 o $130.
“Todo está hecho a mano, y le ponemos una gran cantidad de detalle, pero la gente no solo paga por la calidad, sino por la fe que tienen”, dice.
Con ella concuerda Adelita Morán, quien llegó hasta la plaza de Santo Domingo para cotizar el traje de su niñito.
“Mi esposo es policía. Nuestro niñito siempre lo ha protegido. Este año mi hijo también se graduó de policía, así que ahora le toca a él. Vengo a comprarle su niñito para que él y su esposa lo pongan en su Belén”, dice.
Si bien no se tiene datos históricos sobre la tradición, esta también se lleva a cabo en México, Bolivia y Perú.
El historiador José Maldonado asegura que esta data de la colonia, cuando las cofradías religiosas vestían a sus santos como una manera de demostrar su vocación, y para ello se empleaban suntuosos ropajes.
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“Es una costumbre colonial que se fue distorsionando y filtrando hacia otros estratos con el paso del tiempo”, señala.
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