Chocolates Laurita: Un dulce sueño hecho realidad en el corazón de Quito
Elena Castro tiene su emprendimiento de chocolates en el sector de La Magdalena, elabora chocolates artesanales bajo pedido
En el barrio de La Magdalena, al sur de Quito, nació Chocolates Laurita, un emprendimiento dulce que brotó en medio de la pandemia, como un renacer lleno de sabor y tradición.
Elena Castro, tras dos décadas dedicada a la elaboración de chocolates en una empresa que lamentablemente cerró sus puertas, encontró en la adversidad la oportunidad de emprender.
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Motivada por sus hijas, quienes crearon las redes sociales del negocio que lleva su nombre, Elena transformó su cocina en un taller mágico donde la pasión por el chocolate se hace palpable.
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Leer másCon la experiencia de sus 20 años y el amor por su oficio, Elena elabora a mano bombones rellenos, chocolates de diversas formas y tamaños como huevos de Pascua, deleitando paladares y conquistando corazones. Su dedicación la ha llevado a perfeccionar sus recetas y técnicas, tomando cursos que han enriquecido su conocimiento y la han impulsado a seguir innovando.
El aroma a chocolate que emana de su cocina es una irresistible invitación a un viaje de sabores. Cada pieza es elaborada con mimo y atención a los detalles, "se debe cuidar de la selección de los ingredientes y la temperatura adecuada para lograr el punto perfecto de textura y sabor", menciona.
La fama de sus chocolates ha traspasado fronteras, llegando incluso a un banco capitalino donde sus deliciosos Toffy son entregados bajo pedido, por lo general entre 30 a 200 chocolates.
El corazón de este proceso es la elaboración del relleno, una tarea que Elena realiza con suma delicadeza y precisión. La selección de ingredientes de la más alta calidad es fundamental para lograr el sabor perfecto. Leche fresca, azúcar refinada y mantequilla de primera línea se unen en una danza de aromas que despierta el apetito.
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Leer másJorge, su esposo, es su fiel escudero en esta dulce aventura. Él se encarga de la limpieza de los moldes, la toma de fotografías para las redes sociales y de mover el dulce con esmero para evitar que se queme. Juntos, forman un equipo inseparable, unido por el amor al chocolate y el deseo de compartir su pasión con el mundo.
Los chocolates de Elena no son solo dulces, son obras de arte comestibles, cada uno elaborado con mimo y atención a los detalles. Sus creaciones son ahora solicitadas para eventos como graduaciones, bodas y eventos corporativos.
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