El ciclismo nocturno sigue atrayendo a más personas

Algarabía y fuerza de voluntad. Todos los martes un grupo de unas 30 personas con sus bicicletas se reúne en la avenida Amazonas, a la altura de la Plaza de Toros, para recorrer varios kilómetros por la ciudad. Es el grupo ‘Alcohocicleros’ que casi un año lleva practicando el ciclismo nocturno, no son ciclistas profesionales, pero pedalean con mucha pasión.

Julio Ortega es ingeniero en sistemas y forma parte de la coordinación del gremio, cuenta que la iniciativa surgió en medio de la pandemia de la COVID-19 y como un pasatiempo, pero que con el paso de los meses se sumaron más personas. “Iniciamos tres personas y elegimos la noche, porque a esta hora nos evitamos el tráfico vehicular y tratamos de reducir los riesgos a los que estamos expuestos, además, se ve la ciudad desde otra perspectiva”, señala Julio.

Si bien en la capital se han ampliado las ciclovías (actualmente son más de 73 kilómetros), esto no constituye que los ciclistas amateur y profesionales se sientan más seguros. “Hay ocasiones en que nos hemos encontrado a conductores que de noche omiten las señales de tránsito y se enojan porque supuestamente les obstruimos el paso”, comenta Samantha Puente, de 25 años.

Según el portal Ciclismo Urbano de Quito, en la ciudad existe más de una docena de clubes de ciclistas que recorren la urbe de día y de noche. César Muñoz administra las redes sociales y comenta que los ciclistas hacen rutas que llegan hasta el peaje de Oyacoto en Calderón al norte, y por la parte sur suelen desplazarse hasta Chilibulo.

Delincuencia acechante. Este problema pareciera que no les preocupa en gran medida, e incluso nunca suelen pedir resguardo policial. Pero están “moscas” en el caso de que en el camino alguno de los suyos sea víctima del hampa; este grupo todavía no ha sufrido robos.

¿Cuántas horas dedican a este deporte en la noche? Para quienes no hacen ciclismo quizá dos kilómetros pueden ser demasiado, pero para ellos es un tramo corto. Para hacernos un ejemplo, de la Plaza de Toros, en el norte de Quito, al Museo del Agua, uno de sus puntos de llegada, hay alrededor de 9 kilómetros y si se suma el retorno al punto de partida serían 18 kilómetros. Tramos en los que se puede tomar hasta tres horas. “Por eso salimos a las 20:00 para regresar a la altura de las 23:00”, explica Paúl Vaca. La pandemia y las victorias del ciclista Richard Carapaz, ganador del Giro de Italia, han hecho que más personas se sumen a esta práctica, pero con la fe y esperanza de que sus vidas no se apaguen a causa de la irresponsabilidad e imprudencia de un conductor.