Conozca el pesebre más antiguo y enigmático de Quito
El nacimiento no fue visto por más de 300 años. Tiene 500 figuras tallas a mano.
Herodes y sus bailarinas, la anunciación del arcángel Gabriel a la Virgen María, la visita de María a su prima Isabel, el nacimiento de Jesús, su presentación en el templo; estas son algunas de las escenas que recrea el pesebre gigante del monasterio del Carmen Bajo, el nacimiento más antiguo y enigmático de la capital.
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Leer másConformado por 500 piezas talladas en cedro, este permaneció guardado durante 306 años entre los gruesos muros del convento de clausura, solo visible ocasionalmente para altos dignatarios que visitaban la capital. En 2011, sin embargo, volvió al ojo público, para una muestra especial. Desde entonces este abre sus puertas anualmente, pero apenas para un limitado grupo de visitantes. Este año, por ejemplo, solo se habilitaron dos recorridos, cuyos cupos se agotaron de inmediato.
“Se trata de un nacimiento muy antiguo y muy delicado. Pese a que está muy bien resguardado, le afectado la polilla y el deterioro del tiempo, pese a varias restauraciones”, comenta la hermana Raquel, religiosa de convento.
Pero, ¿qué hace tan especial al nacimiento del Carmen Bajo?
Christian Tapia de La Chulla Historia, que lleva a cabo recorridos en el sitio, señala que la complejidad de sus escenas y las piezas que lo conforman.
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“En las vestimentas, en los detalles como las flores que se usan para la decoración e incluso el cabello natural que usan las piezas lo vuelven único”, establece.
El pesebre ocupa toda la nave de la segunda planta del monasterio, y las escenas se encuentran colocadas en orden, exaltando las distintas historias bíblicas de la vida de Jesús y del antiguo testamento.
Una mirada al Quito colonial
La figura más relevante de la extensa colección es la Virgen de Legarda o de El Panecillo, posada en forma de plegaria y que fue elaborada por los artesanos de la Escuela Quiteña. Adicionalmente, el pesebre cuenta con pequeñas figuras traídas de Japón y un extenso conjunto de animales que incluye perros camellos, tigres y más.
El nacimiento, adicionalmente, ofrece una mirada al Quito de la época colonial, mostrando las distintas etnias que convivían en la urbe de la época y los distintos oficios que ejercían.
“No solo están las figuras tradicionales, sino que encontramos representaciones de la sociedad quiteña de ese entonces. Aquí se resume el sincretismo religioso, la cultura popular y las imposiciones del catolicismo”, ha afirmado la historiadora Rina Artieda.
Un pesebre gigante se recrea con la cosmovisión indígena
Leer másAñade que incluso algunos de los personajes exhiben enfermedades comunes en los siglos dieciocho y diecinueve.
“Podemos encontrar a un comerciante con bocio, afectado y con la ropa rota”, añade. A estas representaciones se suman las calaveras, que representan que la muerte llegará por todos los presentes.
Pese a ello, las hermanas afirman que este es principalmente una muestra de fe y alegría. “El pesebre nos actualiza el misterio de la salvación”, agrega la hermana Raquel.
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