En Quito, el coworking y los cafés se transforman para sobrellevar los apagones

Son las 08:00 y en Impaqto Quito, una fila aguarda la apertura del lugar. Se trata de emprendedores, trabajadores freelance y nómadas digitales que, frente a los apagones que vive el país, han buscado opciones para mantener su horario de trabajo.

El sitio, explica Ronny Pirel, líder comercial de la sede La Floresta de la empresa, señala que desde 2014, Imaqto ofrece espacios individuales, colectivos y salas de reuniones a los emprendedores quiteños, pero que desde abril de este año, cuando se registró la segunda e intensa tanda de cortes de luz, el índice de usuarios se duplicó.

“En abril tuvimos un aumento de casi el 70% de usuarios que necesitaban continuar con su rutina laboral no solo aquí en La Floresta, sino en las cuatro sedes que Impaqto tiene en Quito. En esta ocasión, el alza no ha sido tan alta, pero sí significativa, pues hemos tenido un alza de cerca de un 40% de usuarios”, comenta.

En el lugar, los emprendedores pueden adquirir tres tipos de paquetes destinados a equipos, personas individuales y salas de reuniones. Se pueden separar por espacios por hora, por medio día y día completo.

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“Lo que más tenemos, además de personas que tienen membresía, es personas que vienen por hora y medio día”, señala.

Al igual que el lugar, otros sitios de coworking también han aumentado su acogida, como explica Jana Méndez, administradora de Office Space en la calle Tamayo, al norte de la urbe. “Nosotros abrimos a fines de 2023 como una apuesta para artesanos. Sin embargo, desde abril hemos tenido un alza de un 50%, ya no solo de nuestro grupo target, sino de emprendedores y nómadas digitales que se dedican a rubros como la programación y las finanzas”, comenta.

Aquí, el pago es de $ 8 la hora y de $ 80 por el paquete diario.

Los cafés también se transforman

Sin embargo, para estudiantes o trabajadores independientes que consideran muy altas las tarifas de espacios oficiales de coworking, las cafeterías se han convertido en el sitio de acogida por excelencia.

Para ello, en espacios como Cafetina, en la av. González Suaréz, se han diseñado planes diarios y semanales para quienes buscan un espacio de trabajo, que incluyen refills de café. “Nosotros hemos hecho una inversión en una planta para poder mantener nuestra atención con normalidad y con eso en mente, hemos diseñado opciones para quienes necesitan trabajar que son accesibles y que nos permiten contar con ingresos”, asegura Daniela Marks, propietaria del sitio.

Pero no todos concuerdan con esta técnica. Juan Pablo Donoso, propietario de Roveta Café, señala que frente a la situación, es necesario optar por el apoyo a la comunidad más que por las ganancias. “Siempre es duro que tengas a alguien que venga por un café y se quede seis horas, pero en esta situación, es algo a lo que se debe sobrellevar”, dice. 

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