Cumbayá: La 'minitrópolis' moderna que se ahoga en el caos del transporte público
Paradas improvisadas generan el caos vehicular en la parroquia. Para las autoridades no existe una solución clara
Cumbayá, una parroquia ubicada en el valle de Quito, es frecuentemente imaginada como una ‘minitrópolis’ moderna, adornada por una arquitectura elegante y un flujo vehicular fluido. Sin embargo, para quienes residen allí, esta imagen dista mucho de la realidad.
En contraste con la infraestructura moderna que se ha levantado en la parroquia, el sistema de transporte público presenta un panorama caótico y desorganizado, creando una disonancia que refleja la falta de sincronización entre el desarrollo urbano y la planificación del transporte.
Le invitamos a que lea: Avanzan las obras de rehabilitación en dos importantes avenidas de Quito
Alejandro Cando, residente de Cumbayá por más de 20 años, describe la situación como un verdadero desorden: “Los que vivimos aquí tenemos que enfrentarnos al tráfico caótico, esquivando buses que zigzaguean para recoger o dejar pasajeros en paradas inexistentes”. Esta descripción se ve reflejada en el estado de las calles de la parroquia, especialmente en el barrio San Marcos, considerado el ingreso al valle. Allí, las calles Chimborazo y Eloy Alfaro están plagadas de baches, una muestra palpable del deterioro vial que se extiende a otras calles que dificulta y pone en riesgo la circulación de vehículos y peatones. En la avenida María Angélica Idrobo, la situación es similar, sobre la acera están dibujados unos recuadros que señalan los hundimientos y trabajos que se deben hacer.
Decenas de personas se despiden de Kabosu, la perra que inspiró el meme Doge
Leer másMaría Betancourth, residente del barrio por más de 60 años, lo confirma: “Están llenas de huecos, es imposible transitar con seguridad porque no ha existido un mantenimiento en la zona”.
Pedro Tapia, presidente de la Junta Parroquial (GAD) de Cumbayá, resume el problema central: “El transporte es pésimo”. La falta de una estación de transferencia, cuya construcción fue aprobada por ordenanza municipal hace varios años, se ha convertido en el símbolo de la desorganización del sistema. “Nos hemos acercado a la Alcaldía en reiteradas ocasiones, pero la construcción de la estación sigue siendo una promesa incumplida”, lamenta Tapia.
Esta situación afecta directamente a la calidad de vida de los habitantes, quienes deben invertir un tiempo considerable en sus desplazamientos diarios. Un trayecto que, en condiciones normales, debería tomar cinco minutos desde el barrio de Santa Inés al Parque Central, se convierte en una odisea de hora y media durante las horas pico.
El problema del transporte no se limita al tráfico congestionado y la falta de una estación de transferencia. La parroquia carece de líneas de transporte propias y las unidades que paran lo hacen de forma irregular, sin paradas adecuadas ni espacios para su espera. Tampoco existe señalización horizontal ni vertical, lo que agrava el caos vehicular. En la calle Alba Calderón, la falta de una parada adecuada es evidente. Los usuarios deben colocarse sobre la acera junto a un terreno baldío, donde unas varillas expuestas representan un riesgo para su seguridad.
Le puede interesar: Barrios quiteños rinden homenaje a la Batalla de Pichincha en con desfile
Las veredas descuidadas obligan a los peatones a bajar a la calle para esquivar los huecos, exponiéndolos aún más al peligro. Las pocas paradas existentes no cuentan con infraestructura para proteger a los usuarios del clima y, en algunos casos, están tomadas por vendedores ambulantes.
Pedro Tapia
Diego Armando Farz, conductor de línea de bus, cuenta que la construcción de la estación de transferencia solucionaría en gran medida el servicio al usuario.
La situación del transporte se agrava aún más por el crecimiento poblacional que ha experimentado la parroquia en los últimos años.
Entre 2010 y 2022, su número de habitantes aumentó del 31.197 a 41.819, lo que representa un incremento del 34 %. Este crecimiento acelerado no ha ido acompañado de una planificación adecuada del sistema de transporte, lo que ha generado un desequilibrio entre la demanda y la oferta del servicio.
La solución a estas problemáticas aún no tiene un plan claro. El presidente del GAD menciona que está en conversaciones con el sector privado que quieren invertir para la construcción de paradas, pero el limitante es el Municipio.
Otros moradores como Jéssica Peilacho mencionan que esta situación se debe a “ falta de voluntad política y la desidia de las autoridades han contribuido a perpetuar el caos en la movilidad”. Los habitantes de la parroquia esperan que las promesas se concreten y que se tomen medidas urgentes para mejorar la calidad del servicio y garantizar su seguridad.
La mejor información en tus manos, SUSCRÍBETE A EXPRESO.