¿Por qué en Cumbayá se prioriza el vehículo en lugar de las caminatas?
Aceras en mal estado y las largas distancias motivan el uso de vehículo en la parroquia. También influye la inseguridad
Se ha convertido en un hábito. Mónica Jaramillo, de 46 años, sale a trotar todos los días dos kilómetros por la avenida Francisco de Orellana, en Cumbayá, al oriente de Quito. Lo hace temprano, acompañada de su amiga Susana. Cuando llegan al parque Central, no tienen otra opción que bajar a la calle debido a que un negocio de la zona ocupa prácticamente toda la acera.
Más abajo, en esa misma calle, son visibles otros obstáculos que las dos mujeres deben sortear, desde autos estacionados en las veredas o postes hasta basura y otros escombros. Uno de los problemas que menciona Jaramillo es que las aceras son muy angostas y eso, sumado a los otros elementos, dificulta la caminabilidad en la zona.
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La irregularidad en el cemento de las aceras o que los conductores no respeten los cruces para los peatones, desmotiva que las personas caminen, agrega Susana.
En el caso de Mishelle Obando, para ir a un supermercado que queda a solo dos cuadras de su casa lo hace en auto. Dice que se siente insegura.
Crecimiento del tráfico vehicular
Según un estudio de la Universidad San Francisco de Quito, solo en 26 intersecciones de Cumbayá se contabilizó el paso de más de 100.000 vehículos diarios, lo que evidenció un crecimiento anual del tráfico vehicular del 7,8%, mientras que en Tumbaco fue del 4,40%.
Esas cifras, explica Sebastián Arias, consultor en temas de movilidad, muestran una tendencia en Cumbayá: los residentes compran más vehículos para desplazarse, pero también corresponde a un considerable número de población flotante que va por trabajo o estudios, lo que provoca un aumento de viajes a la zona y por tanto, más congestión.
¿Qué impulsa el uso del vehículo?
Arias menciona al menos cuatro motivos, dos de ellos van acorde a lo que dijeron Jaramillo y Obando, es decir, el mal estado de las aceras y que son muy angostas, y la inseguridad.
En 2021 se realizó una encuesta en la que participaron 200 personas. Una de las preguntas fue cuál es el principal problema al caminar en Cumbayá. Un 59,1% dijo que por la inseguridad, un 27,3% por el mal estado de las aceras (un 85% de las aceras están en mal estado y no cumplen la norma), el 5% por el peligro de atropellamiento y un 4% por acoso.
A esos motivos, Arias agrega otros que se determinaron luego de un estudio de la red vial, peatonal y ciclística. Entre ellos, que el espacio de circulación peatonal es insuficiente, específicamente en el centro de la parroquia, además, que existen solo dos tramos de vías para transeúntes y no hay una red peatonal que enlace centros de atracción de viajes de corta y mediana distancia.
“En Cumbayá hay muchos sectores que no están abastecidos por equipamientos. En la zona del reservorio hay urbanizaciones y si quiere ir a la panadería o la farmacia debe caminar al menos 10 cuadras. Son distancias grandes para acceder a estos servicios”, dice.
Al contrario de lo que sucede en el área urbana, en parroquias rurales como Cumbayá, exceptuando el centro, las distancias de viaje son más extensas, lo que impulsa el recorrido en auto. En sectores como San Juan Alto, en cambio, el acceso a transporte público es casi nulo y se opta por otros medios de movilización.
Otro aspecto que señala el urbanista Jacobo Herdoíza, es que el desarrollo inmobiliario se ha dado principalmente en grandes urbanizaciones cerradas que tienen una alta dependencia al vehículo. “Son calles largas sin actividad peatonal, con distancias largas sin ningún corte”, menciona.
"Se puede cambiar, hemos visto que en áreas colindantes a la U. San Francisco o el Colegio Menor comienzan a florecer pequeños negocios en las esquinas. Si eso se multiplica con un modelo se podría incentivar el caminar y también si hay aceras decentes", sostiene.
Por otro lado, recalca la necesidad de conectar el norte con el sur de la parroquia y de implementar un sistema de transporte robusto en la av. Interoceánica y la Ruta Viva.
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