Las deficiencias del trole se destacan más con el metro

Para Jacqueline Olivos, el trayecto diario en trole desde el sur de Quito hasta la Plaza Santo Domingo es una odisea. Acompañada de sus dos hijas camino a la escuela, enfrenta un panorama de hacinamiento, empujones y desorden, producto de la escasez de personal que guíe a los usuarios y mantenga el orden. Los más vulnerables, como los niños y personas de la tercera edad, suelen ser víctimas de maltrato y extravíos en medio de la multitud. La solución, según Olivos, radica en aumentar la cantidad de unidades para mitigar el caos, especialmente en las horas pico.

El mal estado de las unidades agrava la situación. Agarraderas rotas, pintura desgastada y un aspecto general de deterioro generan una imagen negativa que empuja a usuarios como Gustavo Castro a optar por el metro de Quito.

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Las pocas veces que utiliza el trole, Castro ha notado la necesidad de un cambio de imagen urgente: “en algunas unidades no hay señalética, el piso está desgastado y la basura que deja la gente empeora el problema”.

La calidad del servicio no solo se mide en la atención al cliente, sino también en el estado de las unidades, dice.

Pilar Cerón, usuaria y extranjera, coincide en la necesidad de más unidades, pero resalta la importancia de que los conductores anuncien las paradas para facilitar la ubicación de personas como ella o con discapacidad visual. “Debería existir un sistema automatizado de información de paradas. En el metro, la señalética es mucho más clara”, comenta.

Según la encuesta Quito Cómo Vamos del 2023, el 38% de los usuarios se siente poco satisfecho con el transporte municipal.

Xavier Vásquez, gerente de la Empresa de Pasajeros, reconoce las deficiencias y anuncia medidas para mejorar el servicio. Se dará de baja a 124 unidades que cumplieron su vida útil (trolebuses de 1995 y 1999) y se implementarán 50 nuevos buses eléctricos con una inversión de 33 millones de dólares.

Las nuevas unidades tendrán mayor capacidad, áreas para sillas de ruedas, sistemas de videovigilancia, pantallas digitales y un sistema de información integral.

Se prevé que las unidades lleguen a la ciudad en el segundo cuatrimestre del 2024. Finalizó el proceso de la búsqueda del oferente y se tiene previsto que en junio se conozca la empresa que estará a cargo de la implementación de las unidades.

Vásquez asegura que las unidades se encuentran en constante mantenimiento preventivo (cambio de aceite, frenos, embrague, pastillas) y que se atienden daños en la carrocería como rayones, pintura y acordeones (piezas que facilitan el movimiento). “Este es un transporte de uso masivo. Esperar que solo haya gente sentada sería ineficiente. La idea es que no se superen seis personas por metro cuadrado”, explica.

Para mejorar la imagen del trole se realizarán trabajos de repotenciación que incluyen la compra de repuestos, asientos y jaladeras. Además, se llevará a cabo un proceso de ‘brandeo’ con imágenes representativas de la ciudad a partir de la primera semana de junio.

Uno de los aspectos más relevantes de las paradas es la eliminación del espacio existente entre la parada y la unidad, lo que ha ocasionado varios incidentes, especialmente para las personas que se movilizan en silla de ruedas. Esta medida busca garantizar un acceso seguro y fluido al trolebús para todos los usuarios.

Entre enero y abril del 2023, el trolebús movilizó a 40.971,431 pasajeros. En el mismo período del 2024, esta cifra ascendió a 38’744.798, lo que evidencia un crecimiento en el uso de este medio de transporte. A pesar de la entrada en operación del Metro de Quito en diciembre del 2023, 10’371.328 personas optaron por utilizar el trolebús durante ese mes, demostrando la importancia y el arraigo de este sistema de transporte en la ciudad.

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