
Dereck y Gabriel, los amos de los cubos Rubik
La comunidad de ‘cubbers’ más grande del país está en Quito, pero se expande a otras ciudades. Esperan ir al Mundial este año.
Sobre un mantel que reduce la fricción y con un cronómetro sobre la mesa, Gabriel Erazo, un estudiante de Ingeniería de Software de 18 años, se dispone a resolver el ‘pyraminx’ un cubo triangular de la familia de los afamados cubos Rubik. En un abrir y cerrar de ojos termina. Han pasado cuatro segundos.
El joven quiteño es uno de los campeones de esta práctica, creada en 1974 por el arquitecto húngaro Ern Rubik.
“Empecé hace cinco años, cuando vi un programa de TV que te mostraba trucos para armarlos. No podía, así que busqué un tutorial en YouTube y me gustó, porque tiene mucho que ver con la lógica”, contó.
Recuerda su primer torneo como “terrible” por los pésimos resultados, pero emocionante porque se pudo vincular con la comunidad de ‘cubbers’, conformada principalmente por chicos de 15 hasta 25 años.
“La comunidad es lo más especial de los cubos, porque nos ayudamos, colaboramos, intercambiamos algoritmos y nos apoyamos entre todos”, dijo.

Esta comunidad se fue forjando de la mano de Jorge Contento, un veterinario y entrenador personal que en 2014 retomó la actividad que lo enganchó cuando era niño: resolver el cubo 3x3x3, el más tradicional y apegado al diseño original del cubo de Rubik.
Aprendió las técnicas para resolver el complejo juguete en YouTube y cuando descubrió la gran variedad de diseños se dispuso a aprenderlos todos. Pero en el país eran difíciles de conseguir y no había un representante ecuatoriano del World Cube Association.
Pese a ello, empezó a organizar torneos y a vincular a los aficionados de los cubos. Finalmente, tres años más tarde, se organizó el primer torneo oficial con un juez que llegó desde Lima, Perú.
Tiempo después, Contento se convirtió en el representante del WCA y la actividad se normó, con un promedio de quince torneos hasta la fecha.
“El primer torneo fue en la Universidad Central y hubo más de cincuenta participantes de varias provincias y hasta de Colombia”, recordó.
Desde entonces la comunidad ha crecido, así como las categorías en las que participan, pues además de la docena de cubos que pueden resolverse, hay modalidades como ‘blind’, en la que los participantes “resuelven” el implemento con una venda sobre los ojos, u otra que se resuelve con las manos detrás de la espalda.
La pandemia puso un freno temporal a las competencias, pero no a los sueños de este colectivo. Para este año o el próximo, dependiendo de la situación que se genere con respecto a la emergencia sanitaria, esperan enviar a su primer representante al Campeonato Mundial de Cubo Mágico.
“En 2019 no pudimos hacerlo por falta de auspicios, pero queremos lograrlo para la siguiente edición, pues algunos de los chicos que participan en los torneos están entre los mejores récords de la región”.
Entre ellos está Dereck Estrada, de 17 años, campeón nacional del cubo 3x3x3. Él descubrió su afinidad con esta práctica cuando cursaba el octavo año de educación básica, con unos amigos.
“Me pareció chévere. Ahí encontré una página de Facebook donde compré mi primer cubo de velocidad y me vinculé a los encuentros que hacían”.
Setenta personas acudieron al primer torneo en el que participó, pero desde aquel entonces ha mejorado hasta llegar a un promedio de cuatro segundos. Su récord previo era de 7. 17 segundos.
Practica a diario, resolviendo el cubo cien veces frente a un reloj. “Me muero de ganas de ir a un Mundial, siento que sería una experiencia increíble estar con ‘cubbers’ de otros países y aprender de ellos”.