Un enigma en torno al olor que afecta al sector de Carretas
Moradores del sector alertaron que percibieron sustancias químicas Los resultados tomados de las muestras de agua se conocerán en esta semana
“Hemos pasado cinco días con esta contaminación, un olor fuerte como a ácido, azufre. No se puede describir, pero nos vemos afectados en nuestra salud con mareos, vómito, dolor de cabeza, de estómago, una sensación de amortiguamiento en las manos y la boca”. Estas palabras las escribió Rosa Pabón en su muro de Facebook para contar lo que sucede en su sector.
Se muestra preocupada porque la mañana del jueves el fuerte olor persistía y optó por dejar su casa ubicada en un conjunto en la vía Santo Domingo de Carretas, cerca de la avenida Simón Bolívar, en Quito.
Desde el pasado fin de semana, moradores del sector alertaron que en el ambiente había un olor similar al de gas pimienta, pero más fuerte.
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Holger Ormaza vive en el conjunto Valle Monte Real. Desde el sábado en la noche percibió un olor a gas. Lo describe “como una especie de químico”.
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Leer másEn el chat comunitario otros moradores refirieron lo mismo. Incluso algunos vecinos sentían picazón en los ojos, ardor en la garganta. Varios comentaron que les dolía el estómago e incluso habían vomitado.
Al inicio pensaron que se trataba de un olor habitual que suelen percibir por estar situados cerca de una quebrada. Sin embargo, esta vez el olor era constante y con el paso de los días se fue intensificando.
Mariana Palma también pensó que el olor lo generaba la quebrada, pero se percató de que era distinto y venía por oleadas. En la mañana era fuerte y al mediodía bajaba. En la tarde volvía y en la noche prácticamente era insoportable. Al igual que sus vecinos, la mujer sintió molestia en la garganta.
Preocupados por la situación llamaron a emergencias. Llegaron los bomberos y realizaron las primeras mediciones de gases. Se determinó que no había presencia de los mismos.
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En el sector se realizaron sobrevuelos con drones para determinar la causa del fuerte olor. Trabajadores de la Empresa Pública de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) también ingresaron un robot en las alcantarillas para conocer de dónde proviene la posible descarga de agua contaminada.
La Secretaría de Ambiente de Quito recogió muestras de agua del río Monjas para su análisis en laboratorio y los resultados están previsto que se conozcan esta semana.
Debido a las molestias que presentaban los vecinos, médicos de la Secretaría de Salud del Municipio llegaron al conjunto.
María Vásconez llevó hasta la casa comunal a su hija de 11 años. La niña tenía dolor de cabeza, ardor en la garganta y picazón de los ojos. En la tarde, las brigadas recorrieron las casas para la búsqueda de cuadros de atención prioritaria.
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Leer másEstefanía Pabón, del colectivo Luchando por las quebradas, ha alertado sobre situaciones similares en varios tramos del río Monjas. “Estamos preocupados, esto es solo una parte de lo que pasa en todas las quebradas, reciben descargas directas de las casas, de fábricas”, menciona. Por ello insta a que se tome importancia sobre la conservación de estos lugares de la ciudad.
Christian Villamarín, docente investigador de la carrera de Ingeniería ambiental de la Universidad de las Américas (Udla), explica que es difícil establecer de dónde proviene el olor debido a la extensión que tiene el río Monjas y se desconoce el lugar de la descarga.
Y no solo eso, también es complicado establecer el tipo de sustancia, en el aire o en el agua, ya que se manipulan bajo parámetros, pero en ríos urbanos como el de Monjas existen cientos de contaminantes. Tratar de definirlo exactamente será una tarea compleja.
Para el experto, no se trata de un caso aislado. De hecho, en la mayoría de ríos que pasan por las ciudades existe poco control y se dan descargas directas de casas como de industrias.
La Secretaría de Ambiente del Municipio asegura que, desde el ámbito de sus competencias, tiene levantada información de las empresas e industrias que tienen permisos ambientales en la zona.
Descontaminación de ríos
En 2023, el alcalde Pabel Muñoz descartó el proyecto Vindobona que buscaba la descontaminación de los ríos de la ciudad.
Muñoz consideró que el costo de 1.000 millones de dólares era excesivo para el presupuesto que se maneja en la ciudad. Sin embargo, anunció que se construirán tres plantas de tratamiento de aguas en que trataría el 55 % de las aguas residuales. Con ellas, aseguró que la ciudad podrá tratar el 100 % de las aguas residuales que producen las 32 parroquias urbanas.
En 2023, solo el 3,42 % de estas aguas se trataba, según datos de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps). Esto representó un incremento respecto a 2022, en donde se trató el 3 %.
Para este año está previsto que se inicien los estudios de factibilidad y recién en 2025 empezará la construcción de las tres plantas.
Un estudio realizado por la Universidad San Francisco reveló que el río Monjas tiene el nivel más alto de contaminación microbiana, seguido del Machángara.
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