Quito

Albergue perritos
PAE tiene un refugio de rescate animal y también un espacio para las adopciones responsables, en Alangasí, suroriente de Quito.Foto: Ángelo Chamba

Existen causas psicológicas detrás de la crueldad animal

La sentencia por el caso de Spike sentó un precedente sobre crueldad animal

Un perro camina por una calle de Quevedo, meneando la cola. Un miembro de la Policía Nacional aparece detrás de él y sin ningún motivo rocía con gas lacrimógeno el rostro del can y este sale despavorido.

El Bloque de Defensores de Animales lo denunció en redes sociales el jueves y la Policía se pronunció. Se inició una investigación “de inmediato para esclarecer los hechos y determinar responsabilidades”, decía el mensaje de su cuenta de X, que prometía sanciones.

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También esta semana, animalistas difundieron un video en donde cachorros en llanto reciben una inyección letal en serie. Se habla de 69 víctimas en el albergue municipal de Ambato, luego depositadas en fundas de comida. Hasta la tarde del 26 de julio de 2024, ese Cabildo no se pronunciaba.

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¿Qué motiva a una persona a cometer actos crueles?

Según el psicólogo David Landázuri, hay razones culturales que se remontan siglos atrás. Por ejemplo, se sacrificaba animales para limpiar culpas de los humanos, de allí el término chivo expiatorio, aunque no ocurría por el gusto de maltratarlos, sino que era un sacrificio.

Luego, en el medioevo, apareció el circo romano, que enfrentaba a fieras con humanos. “Pero hace poco tiempo la humanidad dijo claramente no hay nada bueno en maltratar a animales”.

Agrega que la gente puede hacerlo por temas patológicos, como determinó una investigación del FBI sobre los asesinos seriales cuyas primeras víctimas eran animales. 

Hay otras causas, como el desplazamiento e historias de trauma: “En muchos casos ocurre porque si yo no puedo lidiar con lo que me está pasando ni con quien me hace daño, incluso si soy yo mismo, me desquito con un animal”, explica. 

Finalmente, está la desensibilización. Por ejemplo, para una persona de campo es común matar a una gallina, pero no para alguien de ciudad.

Desconocimiento sobre bienestar animal

María Fernanda Orquera, profesora de la Politécnica Nacional y coordinadora del Club de Bienestar Animal Poliperros, apunta que este es un tema de desconocimiento y de falta de educación sobre bienestar animal. El club se formó hace 10 años como iniciativa estudiantil y hace 18 meses es institucional. Su fin es enseñar a la comunidad que los animales tienen derechos y no se maltratan.

La idea es romper con una cultura en la que los perros eran criados afuera, amarrados, sin vacunas. A esto, a veces se suma la violencia, señala Orquera. Para los defensores de animales, el caso de Spike, un perro al que María Colcha ahorcó hasta matarlo, es emblemático porque sienta jurisprudencia.

Maltrato animal
Otro de los problemas con los animales es que los tutores los dejan. Aquellos que tienen suerte reciben atención en albergues.Foto: Ángelo Chamba

Por primera vez, un crimen como este recibe una sentencia de cárcel por un año, según lo establece el art. 250.1 del COIP. Según Orquera, “PAE fue el querellante y logró esta primera pena, pero se debería reformar la ley para que el Estado actúe de hecho, como pasa con crímenes en contra de personas. Ahora solo se puede lograr si alguien se hace cargo, corre con los gastos y los trámites. Esto propicia la impunidad”.

En cambio, el ataque a Valiente fue el último caso de sanción como contravención. Sharon Cortez y su esposo Luis Eduardo Mayorga la adoptaron cuando se recuperó de los seis machetazos que le propinó su anterior dueño en 2020. Mientras el animal no podía defenderse, su atacante decía que lo agredió porque era violento. Pero exámenes hechos por expertos, incluso de la Unidad Canina de la Policía Nacional, probaron que eso no era verdad.

Valiente fue rescatada por Fundación Acción Animal Ecuador y su rostro reconstruido, pero perdió un ojo. Ahora vive feliz en EE.UU. y es parte de una familia que incluye a Niah, la hija de la pareja que nació hace tres años y que convive con amor y sin riesgos con ella.

Es necesario tratamiento

La veterinaria Alexandra Calvopiña ha atendido a animales violentados, incluso conejos asfixiados y golpeados. “La gente no considera al animal un ser que siente dolor y padece. A veces incluso hay problemas de crianza en las familias sobre el respeto a los animales”.

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Según Landázuri, la sentencia es importante porque los humanos debemos pagar las consecuencias de nuestros actos, más si busca dañar o existe goce o placer al hacerlo. Pero “no solo necesitamos privación de libertad, porque es ir a una escuela de criminalidad.  Se requiere de tratamiento terapéutico efectivo para comprender las consecuencias y aprender a controlar la agresividad”.

Para ello hay terapias cognitivas basadas en ‘mindfulness’ (meditación), control de ira o de aceptación y compromiso. El psicólogo destaca la terapia basada en la compasión, porque enseña a la gente a ser compasiva de sí misma y de los otros, en casos de manejo de ira, narcisismo y trastorno antisocial, por ejemplo.

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