Explosión en el Centro Histórico de Quito alarmó a los moradores
Dos habitantes narraron lo ocurrido frente a una de las casas del sector. Los agentes hallaron indicios, como una mecha lenta
Laura Díaz caminaba despacio hacia la entrada de su negocio de compraventa de cosas usadas. Se dirigía a la vereda de la calle Loja, cerca del pasaje El Robo, en el Centro Histórico de Quito, para mostrar el daño que causó una explosión ocurrida a las 00:30 de este jueves 26 de enero.
“Yo no estuve en la casa, pero mi hijo me contó que la detonación fue terrible”, contó esta habitante que contabilizó nueve vidrios rotos. El hecho sucedió justo al frente de la vivienda de Díaz, quien no sabe si se trató de un ataque contra alguien.
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Leer másSegún Patricio Vargas Cruz, jefe del Distrito Manuela Sáenz, al sitio fue un contingente policial para investigar lo causado por un artefacto explosivo. “Se tomó contacto con una ciudadana que sintió una fuerte detonación afuera de su inmueble, por lo que se coordinó con unidades del Grupo de Intervención y Rescate y la Policía Judicial”.
El oficial dijo que en el punto hallaron fragmentos de material explosivo, por lo que con la unidad de Criminalística levantaron indicios, como una mecha lenta. Pero todavía se indaga si se trató de algún tipo de atentado, aclaró Vargas.
Los daños no me los pagará nadie porque no sabemos en contra de quién fue esto
LA PRIMERA VEZ
Díaz se enojó porque nadie le pagará los daños. “Mi esposo fue agente de Policía y capturó a Daniel Camargo (violador en serie) hace muchos años. Imagínese. Ni él vino a causar un daño así (una explosión) para desquitarse”, manifestó entre risas y lamentos.
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Leer másPero esta mujer, que ha vivido 50 de sus 68 años en aquel inmueble de dos pisos, no fue la única en padecer los estragos de la detonación. Al lado de la casa donde dejaron aquel explosivo vive Elena Coronel, de 63 años, quien con orgullo afirmó: “Soy hija del primer platanero en el sector y jamás hemos vivido lo que se vivió ayer”.
La mujer regenta una pequeña tienda por donde se ingresa a su hogar. Adentro, un gran patio está cubierto de un techo de zinc, sostenido por pilares de madera. Doña Elena, también señalando con su mano, dijo que la cubierta se movió por la explosión. Lo mismo ocurrió con las columnas.
“Yo estaba dormida y todo se movió violentamente. Creí que había explotado el volcán Pichincha”, expresó mientras lamentaba no saber a quién cobrar por los daños.
En el lugar se encontraron indicios como fragmentos de material explosivo y una mecha lenta