Quito: Falta de espacios verdes, otro problema en Tumbaco
Quito posee una gran extensión de áreas verdes, con 1.692 parques Lo contrario ocurre en el valle, que tiene apenas 93
Scarlet Goncalvez aprovecha el mediodía para visitar el parque central de Tumbaco junto con su pequeña hija de un año. Evita ir en las tardes porque, asegura, la zona es invadida por libadores. Es la única opción que tiene cerca de donde vive, aunque el espacio no cuenta con juegos infantiles u otras amenidades, solo bancas y alrededor unos pocos árboles.
A Édison Aules, que vive en San Juan de Cumbayá, le ocurre algo similar. Cuando retira a sus dos hijos de la escuela, suelen ir al parque central de la zona. Allí los niños corren, suben y bajan de las bancas. El joven, quien ha residido siempre en el sector, cuestiona la falta de espacios verdes y de entretenimiento para las familias. Con nostalgia recuerda al Cumbayá de hace 30 años. “Antes teníamos muchas áreas para jugar, ahora todo es cemento”, rememora.
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La percepción de Goncalvez y Aules no dista de la realidad. Si bien Quito tiene una extensión considerable de áreas verdes, con 1.692 parques que ocupan 2.700 hectáreas según datos del Municipio, el valle de Tumbaco tiene apenas 93.
Tumbaco sin espacios verdes
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Leer másLa encuesta ‘Quito cómo vamos 2023’ también mostró la necesidad de estos espacios verdes en la parroquia. El 93 % de los residentes consideran que es muy importante que existan árboles.
Desde la Alcaldía también se ha hablado de la problemática. El secretario de Hábitat y Ordenamiento Territorial, José Morales, señala que solo en Cumbayá, por ejemplo, el déficit de áreas verdes es de 5,5 metros cuadrados por cada habitante.
El arquitecto Luis Alberto Ochoa, docente de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), explica que uno de los factores que inciden en la falta de espacios públicos es el crecimiento desordenado que ha tenido la ciudad. En el caso particular de Tumbaco, las parcelas grandes, que eran características de la zona, se fragmentaron para convertirse en conjuntos habitacionales cerrados, sin dar cabida a las áreas de recreación.
“Hay mucha proliferación de edificaciones y, sin estos espacios (áreas verdes), la vida social se ve afectada. Las personas van de la casa al trabajo o al centro comercial, no hay un punto de encuentro”, lamenta.
Además de la fragmentación del suelo, el urbanista Jacobo Herdoíza menciona otros problemas de tipo legal, la alta plusvalía y la dificultad en el acceso por las arterias viales.
Ese panorama, agrega el especialista, es un desafío para la provisión de áreas verdes, y las distintas administraciones municipales no han podido anticipar reservas de suelo a la medida del crecimiento demográfico. Sin embargo, al menos en Tumbaco, existen oportunidades para gestionar estos espacios.
¿Qué dicen los especialistas?
Una opción que señala Herdoíza es el suelo público que pertenece a entidades públicas. Uno de estos espacios, de 90 hectáreas, pertenece a la Universidad Central y está en la avenida Universitaria, en las faldas del Ilaló. “Es un suelo más fácil de movilizar mediante convenios o acuerdos entre los niveles públicos. Ahí, eventualmente, Tumbaco podría tener un parque a escala metropolitana”, propone.
Otro ejemplo que cita son los sectores ubicados en la cuenca del río Chiche (desde el puente hacia el norte), que no son quebradas, sino que están encañonados con terrenos accesibles y aprovechables para áreas verdes. En estas riveras, indica, sería factible levantar un parque lineal, como se hizo en su momento a lo largo de la quebrada Ortega, en Quitumbe, en el sur.
La tercera alternativa es que, producto de la urbanización y fraccionamiento del suelo, el Código Orgánico de Ordenamiento Territorial (Cootad) establezca un aporte del 15 % del área urbanizable a favor del Municipio. Producto de ello, el Cabildo cuenta con pequeños lotes de menos de una hectárea, pero no hay capacidad de gestión.
El especialista señala que estos espacios se pueden aprovechar bajo un modelo público-privado, es decir que el Municipio los equipe con infraestructura deportiva y se cobre una tarifa de equilibrio para asegurar el mantenimiento y la renta básica. “Los parques son grandes niveladores socioeconómicos. El parque logra nivelar lo que no te da el poder adquisitivo para ir a una amenidad pagada”, sostiene.
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