Quito

Reciclaje Quito
En barrios de la ciudad se promueve el reciclaje y la conciencia ambiental.Foto: cortesía / Municipio de Quito

Quito: Faltan acciones en el plan del cambio climático

Se necesita controlar el cumplimiento de normas y trabajar en la conciencia ambiental 

Con sus hábitos, cada ciudadano impacta en la reducción o en el aumento de la huella de carbono del Distrito Metropolitano de Quito. Al momento es de 7,8 millones de toneladas de gases de efecto invernadero (GEI) anuales. La cifra depende, por ejemplo, de si una persona se mueve más en vehículos que funcionan con gasolina o diésel, si utiliza calefacción o aire acondicionado, si consume plásticos de un solo uso, de cómo se gestionan los residuos, etc.

En el 2019 en Quito se creó un comité presidido por el biólogo y exconcejal Juan Manuel Carrión, que trabajó en el Plan de Acción de Cambio Climático de Quito, el cual se concretó un año después. Él recuerda que en el 2015, la capital fue parte del Acuerdo de París.

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Así, Quito pasó a integrar el C40, un grupo de 40 ciudades del mundo que se comprometieron a establecer una línea de acción frente al cambio climático. El objetivo es limitar el calentamiento global, a muy por debajo de 2 grados centígrados (preferiblemente a 1,5).

Las ciudades buscan disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, para lo cual Quito se trazó metas concretas, señala Carrión.

“La primera meta era reducir 560.000 toneladas. La superamos, con una disminución de 800.000 toneladas”, anota Carlos Gonzaga, director de Cambio Climático, de la Secretaría de Ambiente quiteña.

Sin embargo, seguramente la huella de carbono aumentó, admite Gonzaga, ingeniero agrónomo que ha trabajado 20 años en temas ambientales en la Secretaría de Planificación, Congope, FAO, entre otras.

Aumento de la huella de carbono

El director responde que principalmente por fenómenos derivados del clima, como la sequía más severa que se ha enfrentado en los últimos años, que dio paso a grandes incendios forestales que aún se registran en la urbe, como los dos que alertaron este 1 de diciembre en las laderas del Pichincha. Además, la crisis energética, que ha forzado el funcionamiento de generadores que usan combustibles y que producen emisiones. Solo por estos motores, señala, el consumo de diésel se ha incrementado en un 14 % en la ciudad.

En el Plan de Acción de Cambio Climático de Quito se indica que la mayor concentración de emisiones de GEI corresponde al transporte, con cerca del 40 % del total de emisiones.

Siguen el consumo de energía (residencial, comercial, institucional e industrial, con un 26 %), actividades antrópicas por la agricultura, etc. (24 %) y el sector residuos (10 %).

Para Pilar Ramos, de la Fundación Botellas de Amor Ecuador, es imprescindible trabajar en cambiar los hábitos. En planteles educativos, en conjuntos habitacionales y en todo espacio en donde encuentra público, ella comenta que a la semana, una persona genera unos 350 gramos de plástico, que tardan cien años en descomponerse.

La activista pide a los quiteños aprender a gestionar el plástico que llega a sus casas. Busca que en una botella depositen el empaque de un caramelo, un cubierto desechable, el tubo de pasta de dientes y el cepillo, o la funda de azúcar o arroz, entre otros elementos.

En su fundación ya participan 30 colegios. En el 2023 le ayudaron a recuperar cuatro toneladas de plásticos. En lo que va de noviembre ya les han entregado más de 20 toneladas, en distintos puntos de acopio que promociona en sus redes sociales. A cambio, dependiendo de la cantidad de ‘botellas de amor’ entregadas a lo largo de varios meses, podrían obtener una banca de madera plástica.

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Aunque Ramos aclara que el objetivo no debe ser reunir la mayor cantidad de plásticos, sino lograr que las comunidades educativas, por ejemplo, hagan conciencia sobre el consumo excesivo y también que aprendan a reciclar. Ella siempre les recuerda que en la fundación reciben esas botellas con los plásticos, pero no son basureros, ya que en esos envases a veces les envían toallas sanitarias, ropa, vappers...

Falta educación ambiental 

El exconcejal Carrión considera que hace falta educación ambiental y reflexión del ciudadano. Pero también un control real, para sentar precedentes y que todos en la urbe hagan conciencia y entiendan que deben cambiar de hábitos.

En su hogar, comenta, llevan fundas de tela cuando hacen compras. Y si comen fuera, cargan sus recipientes retornables, que lavan en casa.

Él recuerda que en su período en el Concejo aprobaron una ordenanza para la reducción progresiva de plásticos de un solo uso y el fomento al desarrollo de sustitutos reutilizables, biodegradables y compostables.

“En Quito no deberíamos voltear la mirada al cambio climático. El microplástico que consumimos ya está en los océanos y se sabe que se ha pulverizado y es parte de la cadena alimenticia, al estar en el pescado que comemos”, alertó.

Él también considera urgente reverdecer el centro. Pide revisar fotos antiguas de Quito, ya que las plazas de Santo Domingo y San Francisco estaban arboladas. También lograr que los niños que buscan colgarse de los árboles en los parques, les lleven agua y los cuiden.

Por su parte, Gonzaga recuerda que de cara al 2050 hay metas por cumplir dentro del Plan de Acción Climática. En cuanto al arbolado urbano, señala que incorporaron 5.000 árboles para ayudar en la disminución de los gases de efecto invernadero y de las olas de calor por los soles fuertes que impactan contra el pavimento. También esperan cumplir más objetivos, en los que avanzan, en coordinación con otras dependencias como Emaseo, la Empresa de Gestión de Residuos Sólidos, la Empresa de Transporte, etc.

reciclaje botellas

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Pero al momento priman más que nada las iniciativas particulares. El biólogo y científico Santiago Ron aclara que las emisiones de CO2 no son los gases grises y contaminantes que se observa salir del escape de los buses. El CO2 no es un contaminante del aire debido a que no tiene efectos nocivos en la salud. De hecho, es un componente normal del aire. Pero el CO2 sí tiene un efecto en el proceso de calentamiento global, dice.

En Quito, apunta Ron, una de las principales fuentes de CO2 es la emisión relacionada con la movilidad, en especial por autos particulares. La mejor forma de reducir esas emisiones es promover el transporte público, más si usa energías limpias, como la hidroeléctrica. También promover el uso de la bicicleta y que la gente camine. Para esto, subraya, es necesario crear ciclovías seguras y tener veredas amplias y bien mantenidas que faciliten que la gente se traslade cómodamente.

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