Quito

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La Carolina. Las personas han encontrado refugio temporal en este lugar y piden dinero a sus alrededoresKarina Defas

La inseguridad y el desplazamiento forzado impactan en el norte de Quito

Vecinos de la República de El Salvador denuncian agresiones y temor ante el incremento de personas en calle

Lo que alguna vez fue un epicentro comercial en el norte de la ciudad, con oficinas, cafeterías y comercios en constante movimiento, hoy enfrenta un nuevo desafío. La República de El Salvador, una de las zonas más transitadas de Quito, se ha convertido en un escenario de tensión entre transeúntes, comerciantes y personas en situación de calle, muchas de ellas en movilidad humana.

Los testimonios de quienes frecuentan la zona reflejan el problema creciente. Isabel Vinueza, residente del sector, relata con preocupación un episodio reciente: “Un hombre entró a una cafetería en la Portugal y República de El Salvador con una piedra en la mano. Amenazó a un empleado y lo agredió”. Para ella y otros vecinos, estos hechos ya no son aislados, sino parte de una situación cada vez más frecuente y alarmante.

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Inseguridad cambia la dinámica del comercio

Paola Burbano, presidenta del Comité Promejoras del sector, apunta a las intervenciones municipales en el Centro Histórico como un detonante del problema. “Desde octubre, muchas personas en situación de calle han migrado hacia esta zona. Ahora utilizan parques y zócalos de edificios para pernoctar y al día siguiente recorren el sector para pedir dinero”, explica. Según ella, muchas de estas personas padecen problemas de salud mental y la ayuda brindada por el Patronato San José, aunque importante, es insuficiente. “Es urgente que el gobierno intervenga con políticas más amplias”, enfatiza.

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El impacto de esta situación también es visible en La Carolina y sus alrededores. Ángela Díaz, quien realiza deporte en el parque, menciona que en las mañanas las bancas del nuevo bulevar de Los Shyris son utilizadas para descansar por quienes pernoctan en la zona. “No puedo darles dinero porque eso solo intensifica el problema, pero sí siento temor cuando algunas personas se tornan agresivas al pedir ayuda”, confiesa.

Ruth Narváez, directora del Patronato San José, explica que la situación es más compleja de lo que parece. Muchas de las personas que hoy viven en la calle en esta zona provienen de contextos de movilidad tanto interna como externa. “Hemos identificado familias enteras que llegan de Esmeraldas, Manabí, Guayas, El Oro y Cotopaxi. También hay personas de Venezuela y Colombia que han huido de sus países por inseguridad y la presencia de grupos de delincuencia organizada”, detalla.

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Bulevar. Vecinos comentan que espacios son utilizados para las familias que vienen de otras ciudadesKarina Defas

La Carolina y Los Shyris, nuevos puntos de concentración

Narváez desmiente la teoría de que los habitantes de calle del Centro Histórico se estén trasladando hacia La Carolina y sus alrededores. Según ella, quienes están en el centro han sido identificados y atendidos en esas mismas zonas, mientras que la población en La Carolina responde a otras circunstancias, principalmente la crisis de seguridad y el desplazamiento forzado.

Las personas duermen en el parque La Carolina y al día siguiente recorren la zona comercial para pedir dinero

Paola Burbano

presidenta del Comité Promejoras de la República del Salvador

Paúl Tuquerres, coordinador de Abordaje en Calle del Patronato, reconoce que el fenómeno es complejo y difícil de abordar. debido a que muchas personas rechazan la ayuda institucional y que se enfoca a atender varias problemáticas. “El problema es que algunos reciben más dinero pidiendo limosna que realizando otra actividad”, comenta.

En avenidas como Eloy Alfaro y Los Shyris, según Tuquerres, existen familias que llevan hasta tres generaciones viviendo en la calle. Algunas pueden llegar a ganar más de 200 dólares al día mendigando por más de 10 horas. “¿Cómo podemos luchar contra eso? Es un patrón cultural que se ha arraigado en ciertos sectores y que requiere un trabajo socioeducativo a largo plazo”, reflexiona.

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