Quito: La inseguridad y la pandemia cambiaron la avenida América
En la intersección con la vía Colón hay decenas de locales en arriendo. Los dueños afirman que los robos son frecuentes
La pandemia de COVID-19, la inseguridad y el despoblamiento de zonas como la avenida 10 de Agosto y la América son algunos de los factores que han cambiado la dinámica comercial en diversos sectores de Quito. Uno de ellos es la zona que abarca las avenidas América y Colón, en el centro-norte.
Se trata de un sector cercano a la Universidad Central y a una estación del metro de Quito, con decenas de negocios de comida rápida, cybers, entre otros.
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La zona también está a solo dos cuadras del mercado Santa Clara, en cuyos alrededores los comerciantes conservan la tradición de los habitantes de lo que fue la comuna de Santa Clara de Millán, como la elaboración de artesanías de mimbre y de muebles de madera.
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Leer másLisseth Rosales trabaja desde hace cinco años en un almacén de ropa ubicado en la esquina de la avenida América y Colón. Con nostalgia recuerda el tiempo de bonanza, cuando no importaba si el horario se extendía pasadas las 21:00. Incluso, en temporada navideña contrataban más personal para atender la gran demanda de clientes, con las puertas abiertas hasta las 22:00. “Vendíamos más de 1.000 dólares en una buena época y ahora no llegamos ni a los 200”, lamenta la joven.
En la actualidad, desde las 18:00 ya se preparan para concluir la atención. Junto al almacén de ropa hay otros cuatro locales que permanecen cerrados. Sus puertas están grafiteadas.
Desde que Rosales llegó al local, en 2019, solo uno de ellos abrió, pero duró seis meses. Los otros tres han permanecido cerrados desde ese año, asegura.
La inseguridad y pandemia
Trabajar en la zona se ha convertido en un reto. “Pasadas las 19:00 ya no se puede circular. En la esquina de la calle Luis Mosquera hay robos y como es oscuro es más peligroso”, agrega la mujer.
Darío Tapia expresa la misma opinión. Desde hace 15 años tiene una tienda y menciona que después de la pandemia, las ventas cayeron al menos en un 30 % y hasta el día de hoy no ve una mejora. A la crisis por el virus de la COVID-19 se sumó la inseguridad. El hombre relata que había movimiento hasta las 22:00, sin embargo en la actualidad se ve obligado a cerrar su negocio antes de las 19:00. “Después de esa hora casi no hay personas y es peligroso”,.
Al igual que Rosales, tiene como vecinos cinco locales vacíos. Desde hace un año y medio han permanecido así. Por eso es común ver en la zona letreros de ‘se arrienda’. “Hay mucha inestabilidad, abren máximo seis meses y se van. Luego pasan años sin ocuparse”.
Lisseth Rosales
Esta suerte de abandono no solo preocupa a los dueños de los negocios, también a los moradores. Myriam Tupiza, integrante de la directiva del barrio La Gasca, menciona que desde el 2021 varios negocios cerraron por los constantes robos y desde ahí no han abierto.
Según datos de la Policía, en el distrito Eugenio Espejo, del que forma parte la zona, se registraron 2.239 delitos desde enero hasta julio de este año. Se incluye robo a personas, carros, autopartes y unidades económicas, lo que representa un aumento del 9 % respecto a 2023.
En el barrio también se observa la tendencia de otros sectores como la av. 10 de Agosto o La Mariscal: el abandono. Tupiza indica que desde mediados de 2023 hay un mayor número de casas en venta o alquiler. Algunos vecinos han optado por irse al valle y otros han decidido migrar por la situación económica, sostiene la dirigente.
Darío Tapia
Plan de reactivación
Hacia el norte de la ciudad, por el sector del antiguo aeropuerto, entre la av. 10 de Agosto y La Prensa, se vive una realidad similar, con locales cerrados y letreros de ‘se vende’ y ‘se arrienda’. Para Gabriela Bermeo, el hecho de tener que cerrar más temprano su negocio por la inseguridad significa una reducción en sus ingresos.
Los moradores de estos lugares están a la expectativa por el plan del Municipio de revitalizar y renovar estas zonas, que con el paso del tiempo han perdido su brillo. El objetivo es atraer nuevas inversiones económicas, comerciales, turísticas e inmobiliarias a estos espacios que están desolados.
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