El Laboratorio Urbano despega en Cumbayá
En esta parroquia de Quito, la motivación de reactivar la economía y salir a las calles empieza con éxito en el plan piloto “Laboratorio urbano”.
Autora: Diana Cabascango, estudiante USFQ
En Quito, en la parroquia de Cumbayá, la motivación de reactivar la economía y salir a las calles empieza con éxito en el plan piloto “Laboratorio urbano”.
Cumbayá está ubicada al oriente de la capital. Tiene aproximadamente 30.000 habitantes y, según las cifras del COE Nacional, registra un número de 494 contagios hasta el mes de septiembre. Se ha convertido en una zona turística por su gran variedad de opciones gastronómicas. Además, la iglesia en la plaza central, sus diseños arquitectónicos y los rieles del tren, juntan la historia de esta zona cultural.
Hace cuatro años se fundó el “Circuito Cumbayá” con el objetivo de recuperar las áreas verdes y terminar con la saturación vehicular. Pata de Gallo y la Junta Parroquial han sido los encargados de este proyecto. El Laboratorio Urbano es uno de los 8 componentes del circuito.
Esta parroquia ha sido históricamente tranquila y segura. La Policía Nacional, encargada de la zona comercial también conocida como el circuito “Vía Láctea” ha registrado un decrecimiento de delitos en el último año. Según la teniente general de la UPC de Cumbayá, Daisy Roquel, “hasta agosto del 2019 se notificaron 77 delitos, mientras que en el 2020 hasta agosto se han notificado 44, calculando una reducción del 43% en delincuencia al año anterior”.
La Policía trabaja con distintos operativos para brindar más seguridad a los ciudadanos en el Laboratorio Urbano como: patrullaje preventivo, patrullaje a pie, colaboración del grupo motorizado y también el apoyo de un chat comunitario, para evitar cualquier tipo de actividades delictivas.
Los fines de semana la economía se reactiva en Cumbayá. Los peatones tienen una mayor opción de movilizarse sin la necesidad de un automóvil. La zona tiene un estimado de 70 locales, en su mayoría de oferta gastronómica.
En el recorrido del Laboratorio Urbano podemos encontrar comida para todos los gustos, lo tradicional con huecas de tripa mishqui, helados de paila, pristiños, y algunos restaurantes de comida gourmet. La bioseguridad y el bienestar de los comensales son la prioridad de los locales. “Quisimos hacer el lugar más acogedor, la gente necesita salir, pero también necesitan sentirse segura”, añade Carolina Reece, propietaria del restaurante la Pecadería.
“Decidí que ya es momento de volver a la normalidad, salir a la calle, a un restaurante o a un centro comercial. Mientras caminaba por las vías del tren, veía esculturas, maceteros, decoraciones y mesas en la vía pública”, menciona René Galindo. En Cumbayá, el “Laboratorio Urbano” cada vez tiene más acogida por la gente. Volver a la normalidad es el objetivo de este plan piloto, que las personas puedan salir, disfrutar y sentirse seguras al mismo tiempo.
“Durante la pandemia los negocios estaban muriendo, ahora hemos triplicado el turismo y
nuestras ventas”
Las adecuaciones han sido pensadas en el bienestar del público, con la implementación de separaciones entre las calles, convirtiéndolas en unidireccionales para que la otra mitad sea ocupada para los peatones y mobiliarios de los locales.
Este plan piloto pudo llevarse a cabo durante la pandemia, aprovechando que el flujo de personas en las calles era menor al habitual. Esto promueve la reactivación de los negocios y el turismo en el Circuito Cumbayá. “Los locales han puesto muchísimo esfuerzo de su parte; sin embargo, no para todos ha sido fácil”, agrega Cristina Muñoz, cofundadora de Pata de Gallo.
La expansión de los aforos hacia la calle ha sido una oportunidad para utilizar el mobiliario que no era usado por el espacio permitido. “Pedimos a los locales que saquen a la calle sus mesas, sillas, decoraciones y lo que tengan para que no requieran de ninguna inversión”, menciona Michelle Dreyer, cofundador de Pata de Gallo.
En el recorrido del Laboratorio Urbano se aprecian un espacio de urbanismo con estructuras de bajo costo y diversas dinámicas como: espectáculos, bailes, esculturas, lavamanos, espacios recreacionales para los niños, más las ideas que los locales implementen para atraer a su público. Cada aforo está dividido por macetas, parasoles y mesas decoradas con las que han ido creando una identidad.
Además, el Circuito Cumbayá junto a Pata de Gallo han elaborado sillas de cartón que fueron diseñadas y distribuidas especialmente para los locales que no estaban preparados lo suficiente para esta nueva iniciativa. “A veces es difícil cambiar el chip de la gente”, reitera Muñoz.
Cada semana se crean propuestas y actividades distintas con el objetivo de experimentar cuáles son las preferidas de la gente. “Lo seguimos llamando plan piloto porque modificamos cada semana los errores”, menciona Dreyer. Es sorprendente la acogida y el impacto que el Laboratorio Urbano ha tenido.
“La mayoría de personas prefiere sentarse en el exterior ya que les da más confianza y seguridad de sentirse a salvo”, explica Carolina Reece. Incluso ver a la gente conviviendo con tranquilidad, caminando por las calles con los debidos cuidados motiva al resto de usuarios a perder el miedo de exponerse.
Controlar las aglomeraciones, mantener la distancia y la sanidad necesaria para este tipo de actividades es fundamental para tener un ambiente seguro para los usuarios. Por esa razón, Michelle Dreyer menciona que “por el momento no se ha hecho ninguna publicidad para poder controlar las aglomeraciones, el público es el que se ha encargado de hacernos conocer por el boca a boca de las personas, hemos recibido muchos mensajes de apoyo y críticas constructivas”. A pesar de que este proyecto tiene un plazo de dos meses, se lo visualiza de forma permanentemente en Cumbayá.
“Hasta agosto del 2019 se notificaron 77 delitos, mientras que en el 2020 hasta agosto se han
notificado 44, calculando una reducción del 43% en delincuencia al año anterior”.