
“Su legado es eterno”, dice Pabel Muñoz tras la muerte del papa Francisco
El alcalde de Quito, Pabel Muñoz recordó su encuentro con el Papa en el Vaticano
La madrugada de este 21 de abril se confirmó una noticia que estremeció al mundo católico: el papa Francisco falleció a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, en Roma. El anuncio fue realizado por el cardenal Kevin Joseph Farrel, camarlengo del Vaticano, en un mensaje en video. “Con profundo dolor tengo que anunciar que el papa Francisco ha muerto a las 7:35 horas de hoy (...) su vida entera ha estado dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia”, expresó con voz pausada, acompañado por altas figuras de la Curia Romana.
Le puede interesar: Tumbaco está fuera del radar para colocar contenedores de basura
La noticia conmovió a líderes mundiales, fieles y personalidades de distintos ámbitos. En Quito, el alcalde Pabel Muñoz se pronunció a través de su cuenta en X (antes Twitter), donde compartió un emotivo mensaje de despedida. "El papa Francisco fue mucho más que un líder espiritual. Fue un defensor incansable de los pobres, de la paz y de la justicia social", escribió.
Muñoz recordó también un momento que marcó su vida política y personal: el encuentro que mantuvo con el pontífice en mayo de 2024, durante una visita oficial a Italia. “Tuve el honor de estrechar su mano y oírle decir: 'Tengo muy en el corazón al Ecuador'. Su legado de fraternidad es ya eterno”, añadió el alcalde.
Un encuentro con el papa Francisco en Roma
El 22 de mayo de 2024, el alcalde de Quito fue recibido por el papa Francisco en el salón Paulo VI de la Casa Pontificia. La reunión se enmarcó dentro de una agenda de cooperación internacional que Pabel Muñoz desarrolló en Italia, orientada a fortalecer vínculos en materia de desarrollo productivo, turístico y cultural.
Durante ese emotivo encuentro, Muñoz extendió una invitación especial al Santo Padre para asistir al Congreso Eucarístico que se llevó a cabo en la capital ecuatoriana del 8 al 15 de septiembre del mismo año. Francisco respondió con una frase que quedó grabada en la memoria de los presentes: “Ojalá pueda ir, yo tengo muy en el corazón a Ecuador”.
A esa invitación se sumó el arzobispo de Quito, monseñor Alfredo Espinoza, quien expresó su deseo de que la visita del Papa fuera un regalo para el país, en el marco de la conmemoración de los 150 años de la consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús.
Regalos con alma quiteña
En muestra del aprecio y la admiración del pueblo quiteño, Pabel Muñoz entregó varios obsequios al papa Francisco. Entre ellos, un mueble de madera tradicional de la escuela quiteña, diseñado para guardar recuerdos. En cada uno de sus pequeños cajones, el pontífice encontraría mensajes escritos por niños que reciben los servicios del Patronato San José.
También le obsequió una figura de la Virgen Corazón de María, esculpida por un artista quiteño, así como una camiseta oficial de la selección ecuatoriana de fútbol, en señal del cariño de todo un país.
El Papa Francisco fue mucho más que un líder espiritual. Fue un defensor incansable de los pobres, de la paz y de la justicia social. En 2024 tuve el honor de estrechar su mano y oírle decir: “Tengo muy en el corazón al Ecuador”. Su legado de fraternidad es ya eterno. pic.twitter.com/bBvDVCjJdf
— Pabel Muñoz L. (@pabelml) April 21, 2025
Un legado que trasciende fronteras
El papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, fue el primer pontífice latinoamericano y jesuita en la historia de la Iglesia. Su papado se caracterizó por una constante defensa de los más vulnerables, su firme compromiso con el medio ambiente, la paz y la justicia social, así como por su estilo cercano y humilde.
Apenas unas horas antes de que el mundo recibiera la noticia de su fallecimiento, el papa Francisco hizo su última aparición pública. Fue el domingo 20 de abril, durante la tradicional bendición Urbi et Orbi desde el Vaticano, rodeado de fieles y con el cuerpo visiblemente debilitado, pero con la fortaleza intacta en su voz y su mensaje.
“Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!”, pronunció con voz pausada, en lo que se convirtió en una despedida no anunciada, pero cargada de simbolismo. A pesar de no haber participado en las ceremonias de Semana Santa por motivos de salud, el pontífice hizo un esfuerzo conmovedor por salir al balcón central de la Basílica de San Pedro, impartir su mensaje pascual y recorrer la Plaza en su papamóvil.