La Loma Grande, de barrio a ícono del turismo comunitario
Los moradores se unieron para transformar la localidad con recorridos guiados. Dos casas abandonadas se convirtieron en centros culturales
El Grand Hotel, la Farmacia Rocafuerte, el Arco de Santo Domingo, la antigua maternidad y la escuela Jorge Washington, tienen una característica común, están situadas en La Loma Grande.
Este, al igual que un centenar de barrios de la capital, está lleno de historias. Pero, a diferencia de otros, los vecinos de esta localidad del centro de Quito, han convertido sus calles en un emblema del turismo comunitario que ellos mismos gestionan.
Todo empezó con Marco Rubio, quien llegó a La Loma Grande a los 5 años desde su Puyo natal. “Vine a vivir aquí y aquí me quedé, pero con el paso de los años vi la necesidad de que este se convirtiera en un barrio vivo, para alejar a la delincuencia y para que hubiera una verdadera sensación de comunidad”, recordó.
Así nació ‘Mi Loma Grande’, propuesta que surgió con ferias comunitarias, la elaboración de murales, la recuperación del parque y fue sumando incluso hasta visitas turísticas, guiadas por las calles del lugar.
Comunidades se unen para rescatar el Ilaló
Leer másCon tríptico en mano, y junto a vecinos ataviados como los personajes emblemáticos de esta localidad histórica, los visitantes aprenden sobre la historia de ‘La Loma’ y sus características particulares. Entre ellos está Esperanza Cañar, quien pertenece a la tercera generación de moradores del lugar. “El barrio ha cambiado mucho, las casas antiguas se vendieron y ahora son apartamentos, pero queremos conservar la identidad de La Loma”, reiteró.
Pero no todo es lúdico. Hace algunos años, los miembros del colectivo recuperaron una de las casas coloniales que había sido tomada por la delincuencia y la convirtieron en un centro cultural.
Ahora, trabajan en una segunda propiedad, ubicada frente al Centro Cultural Mama Cuchara, del Cabildo capitalino, y que también fue “liberada” de sus ocupantes ilegales.
“Está en ruinas, pero tenemos grandes planes. La planta baja se convertirá en un huerto comunitario y habrá un espacio para talleres y conferencias”, señaló Rubio. Este agrega que, si bien los vecinos no pueden reemplazar los controles de las autoridades, pueden devolverle al barrio su sensación de seguridad.
“Las mingas, las ferias, dejan claro que este es un barrio unido, que hay gente aquí, y eso es lo que buscamos, que los vecinos se despierten y se unan a lo que hacemos”, comentó.
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Leer másEn 2020, la pandemia frenó la puesta en escena del proyecto ‘Olores y sabores’, que consistió en el rescate de las recetas de las abuelas y madres del lugar, pero esperan retomarlo próximamente.
El próximo plan, es abrir las rutas turísticas a las bicicletas. “La pandemia nos frenó, pero seguiremos. Ser lomeño es un orgullo y queremos que nos conozcan y nos visiten”, agregó Rubio.
Los huertos se toman las viviendas
Hace dos meses, junto a la carrera de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en La Loma Grande también empezaron a elaborarse huertos urbanos en las casas recuperadas. Estos, próximamente se extenderán a otras viviendas del vecindario.
El objetivo es fomentar el consumo de productos locales y generar una nueva fuente de ingresos para los moradores. A futuro, quieren implementar ferias para vender los productos.