Una megaobra celestial se destaca en las alturas de Quito
Un templo de más de 3 mil metros de construcción se levantó en mayo de 2019. Es considerada como una obra suntuosa y como ícono del mormonismo
Si la Ciudad del Vaticano hace gala de la Capilla Sixtina como uno de los emblemas de la religión católica, Quito no se queda atrás y deja al descubierto uno de los mayores símbolos del mormonismo, a través del Templo de la Iglesia de Jesucristo, ubicado en la calle Alfonso Lamiña y avenida Ruta Viva, sector Cumbayá, suroriente de la capital.
Desde el norte de la urbe se recorren al menos 20 kilómetros para llegar a este sitio. Sobre el costado izquierdo -de este a oeste- de la gran avenida que lo flanquea se divisa una imponente y moderna edificación de 3.417 metros cuadrados, construida sobre un terreno de 16.025. El alto del templo llega a los 29,7 metros. Sin nada que alegar, él se destaca. Es sobrio. Elegante. Y también suntuoso. Fue construido en mayo de 2019.
Estudiantes del colegio Montúfar exigen seguridad en sus instalaciones
Leer másJorge Zeballos, presidente de la Misión Chile y miembro de la iglesia, cuenta que para escoger cada ladrillo, vitral, lámpara y otros elementos que fueron empleados para levantar esta obra se pensó siempre en lo mejor, “no en lo más caro o lujoso”, puntualiza; sino simplemente en lo que otorgue comodidad y calidez a la hora de estar en la casa de Dios.
“Estos edificios son muy importantes y sagrados para nosotros. Tienen un alto sentido espiritual y los construimos para adorar y comunicarnos con Dios. Procuramos siempre utilizar lo mejor, validando la calidad de las cosas. Hacemos el mayor esfuerzo para construir algo digno para el Señor”.
En Ecuador, este es el segundo santuario de similares características que existe. El primero se levantó en Guayaquil, en 1999 y bajo el mando de esta misma orden religiosa.
$ 221 millones para llevar agua a Calderón
Leer másA nivel mundial, sumado este, existen 175 más en funcionamiento y al servicio de los seguidores de las doctrinas mormonas. En todos los continentes es posible encontrarlos. En unos países más que en otros. Pero en todos están abiertos.
Es martes. 10:30. La temperatura no supera los 20 grados centígrados y los rayos leves del sol encuentran resplandor en el tono blanco hueso que cubre las paredes de hormigón fundido de este edificio. Pero también iluminan una estatua ubicada en el ápice del mismo.
Es Moroni, un ángel que toca una trompeta y que, según el Libro de los Mormones, es un profeta muy significativo para los Santos de los Últimos Días porque fue un mensajero enviado por Dios a José Smith, a quien le dijo que el Señor tenía una obra importante para él.
Las puertas del Templo se abren y una orden de hermanos o Elders, como se hacen llamar, se enfilan y dan la bienvenida a los visitantes.
Algunos son creyentes y otros curiosos, pero qué importa. La invitación fue expuesta al público. Buscan compartir un poco de lo que son, de lo que profesan con la comunidad quiteña. Pero el acceso es restringido, advierten. Solo hasta el 29 de octubre podrán acceder todos. O al menos aquellos que gocen de esa “dignidad” que los avale para pisar la casa de Dios.
El recorrido inicia 10 minutos después. Casi 15 personas se dividen en dos grupos. Todos se colocan cobertores quirúrgicos en los zapatos. Para evitar contaminación interna y por respeto al espacio que se pisará, sostienen unos.
De repente, el intenso misticismo se desvanece al cruzar una puerta de caoba africana que tiene finos detalles hechos a mano. Se percibe a santidad. Con toques de paz y sosiego que enmudecen a unos y despiertan a otros, que recorren con su mirada acelerada cada detalle de este espacio.
Un vehículo cayó a una quebrada en el Dean Bajo de Conocoto
Leer másCuatro salones son los principales: bautisterio, sala de instrucciones, sala de sellamiento o matrimonio y salón celestial.
Cada uno tiene su significado e importancia espiritual. En el primero se aprecia una fuente de agua, similar a un jacuzzi, apoyado sobre 12 bueyes de cemento con revestimiento especial, como dice un versículo de la Biblia, donde se bautiza principalmente en honor a aquellos que ya murieron y no recibieron este sacramento. Lo hacen por inmersión.
En el segundo se imparten doctrinas y conocimientos divinos, se reafirman creencias y se comparten vivencias. Mientras que el tercer salón está destinado para los matrimonios o sellamientos. En este sitio llegan los novios para ser bendecidos por un hermano que esté en condición de otorgar ese sacramento, que según su doctrina será hasta la eternidad.
Al término del camino está el salón celestial, lugar desde donde el contacto con el Creador es más efectivo, afirman algunos. La oración, las peticiones, las redenciones y las confesiones son las más oportunas para alcanzar el Reino de los Cielos.