El metro de Quito sigue con problemas y Pabel Muñoz habla de extenderlo

En mayo, el metro de Quito registró un promedio de 146.377 viajes diarios. Tras cinco meses de operación, aún no llega ni a la mitad de los 400.000 viajes que requiere para sostenerse. Sin embargo, entre junio y julio, la Alcaldía ha planteado la posibilidad de decidir si avanzar hasta La Ofelia, en el norte de la capital.

En estos días, el alcalde Pabel Muñoz reiteró que extender el metro es una necesidad. Pero admitió que dependen del apoyo del Gobierno, ya que “estirar” el servicio de El Labrador a La Ofelia costaría 500 millones de dólares.

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Su plan es más ambicioso: extenderlo hasta Calderón, lo que sumaría otros 300 millones de dólares. Ese es el gran desafío, ha dicho, desde diciembre, ya que la parroquia tiene 500.000 habitantes. Así solucionarían el problema de movilidad en la zona y contarían con suficientes pasajeros para sostener el sistema. 

En entrevistas, Muñoz ha insistido en vender su idea, con cronómetro en mano. Quitumbe y Calderón estarían conectados en un viaje de 42 minutos, mientras hoy ese traslado toma dos horas y media.

En respuesta, concejales como el socialista Andrés Campaña son cautelosos. Es partidario de que el metro crezca, pero antes de pasar a una segunda línea, pide cerrar procesos de la primera.

¿Cuáles? Tres contratos de mantenimiento preventivo correctivo están en la fase preparatoria, asegura. Y los trenes deben pasar su primera gran revisión luego de los 120.000 kilómetros, según su fabricante, el español CAF. 

“Recorren 16 mil kilómetros cada mes y a ese ritmo, en este junio, varios necesitarán el mantenimiento y no se ha contratado el servicio”, puntualizó. Se basa en el informe de la Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito, dirigido al Concejo, cumpliendo con la resolución No. CDMQ-026-2024.

Según esas cifras, 12 de los 18 trenes han superado ya los 100.000 kilómetros. Solo dos tienen menos de 50.000.

La mañana de este 19 de junio de 2024, “una condición en la vía, detectada entre las estaciones Recreo y Cardenal de la Torre”, informada por la empresa Metro de Quito, le dio la razón a Campaña. Se anunció la restricción de la velocidad de los trenes y esto generó retrasos que molestaron a los usuarios.

“Sin mantenimiento del metro hay menos trenes operativos y más problemas en la red ferroviaria”. Además, el concejal ve necesario revisar los protocolos de seguridad, que le parecen ineficaces. Hace una semana, una persona se lanzó a los rieles. Dos semanas atrás uno de los trenes fue vandalizado.

Por su parte, Guillermo Abad, experto en movilidad, comenta que es importante que toda línea de metro genere sublíneas. Pero dice que en Quito no se ha consolidado la primera.

Abad le sugiere al alcalde prestarle atención a la integración, con 146.000 viajes diarios recaudará 22 millones de dólares al año. Y la operación cuesta 76 millones de dólares. La empresa de pasajeros, detalla, tiene un déficit que bordea los 46 millones.

“Sin integración, el metro no podrá subsistir. Ese es el salvavidas, de lo contrario, así como Pabel inauguró este sistema, tendrá que cerrarlo”, dice Abad, y recuerda que la Ordenanza 017-2020, que se emitió cuando fue secretario de Movilidad, determinaba la entrega de rutas y frecuencias a través de concurso público.

Hasta el momento, se lamenta, no existe una integración entre metro, trolebús, ecovía y buses urbanos. Eso requiere una tarifa integrada, para que los pasajeros del metro paguen 45 centavos y luego al ir al trole o más, cancelen los 15 centavos de diferencia y viceversa.

La presión de los transportistas, afirma, boicoteó el concurso y en la alcaldía de Santiago Guarderas se reformó esa ordenanza a través de la 046-2022.

Abad reclama que no se haya actuado, luego de que el 9 de junio concluyera el plazo para convocar a un nuevo concurso de rutas y frecuencias.

Pero Muñoz no ha sido el único alcalde que soñó con extender el metro. “Si el Gobierno nos ayuda a ir hasta La Ofelia, nosotros nos vamos hasta Carcelén y Carapungo”, manifestó Jorge Yunda, en julio de 2019. “Esa es la única posibilidad de que el Metro de Quito sea autosustentable. Necesita extenderse hasta Calderón”.

Según Jorge Yunda, otra opción es emitir una ordenanza para que los 700.000 vehículos que circulan en Quito, según su cilindraje, paguen una tasa, para recaudar unos 90 millones de dólares anuales. Pagarían entre 30 y 100 dólares los vehículos livianos y pesados, cada año.

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