Quito: Ni las multas frenan las quemas agrícolas, un hábito riesgoso
La gente quema las ramas por costumbre y por la dificultad de desecharlas La multa por quemarlas es alta
La quema de residuos agrícolas y forestales es una costumbre arraigada en las zonas rurales del país y en el Distrito Metropolitano de Quito también. Unos lo hacen porque tienen la creencia de que las cenizas servirán de abono para las siguientes siembras; otros lo hacen porque deshacerse de la hierba mala, del producto de la poda o de los desechos voluminosos es una tarea difícil y hasta costosa.
Este tipo de basura no puede botarse a pie de vereda para que se la lleve el recolector y tampoco está permitido depositarla dentro de los contenedores. Hacerlo puede significar multas de entre 92 y 920 dólares, dependiendo del tipo de contravención al Código Municipal. Los valores cambian año a año, según los ajustes a la remuneración básica unificada (RBU).
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Leer másPor eso, algunas personas eligen quemarla, lo cual también está prohibido. De acuerdo con el Cuerpo de Bomberos, esta práctica es la principal causa de los incendios forestales y por ello la quema de residuos de vegetación tiene severas sanciones.
Si una persona lo hace en su propiedad, la multa va de 460 a 1.150 dólares, es decir de una a dos remuneraciones y media. Si se produce en vías o espacio público, implica pagos de entre tres y cuatro remuneraciones y media. Es decir, montos entre 1.380 y 2.070 dólares. Este valor también se aplica si un incendio forestal se desata por falta de limpieza de su predio.
Pese a las sanciones, aún hay quienes se resisten a respetar la norma, por las dificultades que implica enviar ramas, césped, hierba mala y otros desechos vegetales a las escombreras, que es donde se recogen. Hay dos mecanismos disponibles.
Dos formas de desechar
El primero es trocear las ramas y juntarlas en hasta cinco costales y dejarlos en las instalaciones de Emaseo, en la av. Occidental y Mañosca, o en el sector de La Forestal, en los Domingos de Tereques que se realizan semanalmente de 08:00 a 14:00 y que se aplican para todo tipo de residuos voluminosos.
Desde este año, Emaseo también ha habilitado este servicio, de forma rotativa, en parroquias rurales. Este domingo será en Pacto, de 08:00 a 12:00. En octubre, en Gualea. En noviembre, en Calacalí.
Cuando se trata de mayor cantidad de residuos, estos se deben llevar a las escombreras habilitadas por Emgirs: El Troje, en el sur, y San Antonio, en el norte. Además están las de Oyacoto y la E-35. Allí, el costo por depositar cada metro cúbico es 57 centavos más IVA.
Desde agosto, en las escombreras se acumula el material vegetal en zonas específicas. Según Emgirs, el plan es procesar el material en una chipeadora para generar un banco de carbono para la planta de compostaje del Mercado Mayorista.
Uno de los usuarios de este servicio es Jorge Torres. Él lleva 20 años dedicándose a la jardinería. Aprendió el oficio de su padre y, aunque ya falleció, a diario recuerda sus enseñanzas y consejos. Hasta hace unos cuatro años Torres también solía quemar residuos, porque no sabía que causaban daño ambiental y tampoco conocía de las altas multas por hacerlo.
Pero recuerda que una vez le tocó pagar cerca de 500 dólares por quemar ramas y césped en su propiedad. “Ya cogí experiencia y ahora tengo más cuidado. Para no tener esos inconvenientes, llevo a la escombrera. Eso me sale más barato”, dice.
Cuando cumple con su trabajo de jardinería, cobra entre 40 y 70 dólares por llevarse los residuos de la poda de césped y árboles, dependiendo del volumen. Según lo que recoge, lo lleva de una vez a las escombreras de El Troje o de la E35, cerca de Pifo. A veces, cuando es muy poco, junta material en su casa hasta que haya suficiente para llenar su camión y remolque. En promedio, gasta 15 dólares entre el pago en la escombrera y el valor del combustible.
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Leer másEl jardinero cuenta que algunas personas a veces no quieren pagar por la carga y transporte de desechos, pero él les explica que es prohibido quemar o botar a pie de vereda o en los contenedores. Algunos insisten en tenerla en sus casas y mezclarla poco a poco con la basura para que Emaseo se la lleve. Al final, dice, hay que entender que esto es por el bien de todos y hay que acostumbrarse a cumplir.
Campañas de concienciación
La otra alternativa es trabajar como lo hace la Epmmop, que tiene personal capacitado para procesar el material vegetal que queda como desecho en composteras. Toda rama y tronco que cae va a una chipeadora y se convierte en material para pisos de otros espacios públicos. Según la empresa, en los parques metropolitanos no ha habido incendios este año porque se han llevado a cabo monitoreos constantes y líneas cortafuegos.
De acuerdo con Sebastián Pillajo, jefe de la Unidad de Patrimonio Natural de la Secretaría de Ambiente, se trabaja en campañas de concienciación puerta a puerta para evitar quemas no autorizadas de basura, junto al Cuerpo de Bomberos y otras entidades municipales.
Agregó que dentro de la estrategia de restauración de las áreas protegidas, se conversa con los dueños de fincas para que gestionen mejor los desechos vegetales. La idea es erradicar la práctica de secarlos y quemarlos y, para ello, se entregan incentivos y asistencia técnica en procedimientos de compostaje e incorporación al suelo.
Según Pillajo, también se trabaja con Emaseo y Emgirs en información sobre el manejo adecuado de residuos más grandes que no pueden pasar por este proceso.
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