ONG Ecuasol cambia vidas en el noroeste de Quito
La fundación franco-ecuatoriana busca mejorar el acceso a la educación de niños y jóvenes
En los barrios más vulnerables del noroeste de Quito, donde las necesidades económicas obligan a muchos niños a abandonar la escuela y a trabajar en las calles para apoyar a sus familias, nació en 2002 la Fundación Ecuasol. Desde entonces, esta organización sin ánimo de lucro ha trabajado incansablemente para revertir esta situación y ofrecer a los niños una oportunidad real de cambiar sus vidas. Ubicada en los sectores de Pisulí, La Roldós y Tiwintza, Ecuasol se ha convertido en un faro de esperanza para las comunidades que enfrentan condiciones de vida difíciles.
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Leer másJulie Meyour, voluntaria y vocera de la fundación, resalta a EXPRESO que Ecuasol es una organización franco-ecuatoriana, apolítica y aconfesional, que busca mejorar el acceso a la educación y el bienestar general de los niños. Desde principios de 2018, cuenta con el apoyo de International Impact en Francia, lo que ha fortalecido su capacidad para alcanzar sus objetivos.
“Queremos garantizar que los niños y jóvenes puedan acceder a una educación completa y crecer en un entorno que los proteja y potencie su desarrollo”, comenta.
Desde su creación, la Organización No Gubernamental (ONG) ha apoyado a más de 300 niños, y su trabajo continúa marcando una diferencia significativa en las comunidades donde opera. Con un enfoque integral que abarca el apoyo educativo, financiero, psicológico y de salud, Ecuasol busca garantizar que cada niño no solo permanezca en el sistema educativo, sino que también esté preparado para construir un futuro prometedor.
Número de beneficiados
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Leer másActualmente, alrededor de 60 niños asisten diariamente a la fundación, donde reciben tutorías personalizadas para ayudarlos con sus deberes escolares y clases preparatorias para exámenes y concursos. Estos niños, además, participan en actividades extracurriculares y salidas organizadas por la fundación, lo que no solo les brinda aprendizaje, sino también un ritmo de vida más estable y seguro, alejándolos de los riesgos de la calle.
“El objetivo es proporcionarles las herramientas necesarias para que puedan continuar avanzando, incluso después del bachillerato, y encontrar un trabajo que se ajuste a su perfil. Queremos darles alas para volar”, explica Meyour, enfatizando la importancia de crear un impacto duradero en la vida de los beneficiarios.
La Fundación opera gracias al trabajo de un equipo dedicado y comprometido. Actualmente, 12 personas forman parte del núcleo de la fundación en Quito. Este equipo incluye a la directora Paola Pinza, cuatro profesores, dos cocineras y cinco voluntarios del servicio cívico francés, quienes apoyan en diferentes áreas como enseñanza, seguimiento de estudiantes y sensibilización del público. Cada año, la fundación recibe nuevos voluntarios, lo que garantiza una constante renovación de ideas y energías.
En Francia, un equipo de 10 personas liderado por el fundador, Jean-Christophe Crespel, respalda las actividades de Ecuasol, gestionando alianzas y recursos para fortalecer su impacto. La ONG invita a voluntarios interesados a enviar su solicitud al correo com@ecuasol.org. Meyour destaca que siempre están dispuestos a considerar nuevas candidaturas, incluso cuando el equipo ya está completo. Para 2025 y los años venideros, la fundación planea seguir trabajando en el desarrollo de sus beneficiarios.
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