Quito tiene opciones variadas para disfrutar de la última semana de vacaciones
A pocos días del regreso a clases, las personas todavía pueden aprovechar hay visitas guiadas en museos e iglesias
Una de las experiencias que más disfrutó Miguel Raura, de siete años, en las vacaciones fue el recorrido por el Museo Alberto Mena Caamaño, más conocido como Museo de Cera, ubicado en el Centro Histórico de Quito.
En una de las salas, con personajes de cera de tamaño real, se recrea la masacre del 2 de agosto de 1810. Caminar por el subsuelo, que simula el cuartel en donde estaban los próceres que fueron asesinados por los realistas españoles, lo trasladó a esa época. Sin duda, dice, lo volverá a visitar.
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A solo una semana para que finalicen las vacaciones estudiantiles, la madre de Miguel, Karina Erazo, quiere aprovechar este tiempo para recorrer los museos, iglesias y también visitar la Mitad del Mundo y El Teleférico de Quito.
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Leer másLa mujer solo cuenta con dos semanas de vacaciones en su trabajo. En la primera, ella y su familia viajaron a la playa de Tonsupa. En cambio, el resto de días que le queda permanecerá en la ciudad para visitar otros lugares cercanos, que no impliquen mucho tiempo de traslado y que le permita disfrutar de actividades al aire libre.
El Centro Histórico la opción para vacacionar
Si su opción es quedarse en Quito para aprovechar los últimos días de vacaciones, hay varias alternativas en la ciudad. Solo en el Centro Histórico, que es uno de los mejores conservados de Latinoamérica, existen 24 iglesias, conventos y monasterios, y 14 plazas, entre las que se destaca la de la Independencia, que tiene como vecinos al palacio presidencial y a la iglesia de La Compañía, considerada como ícono del estilo barroco en Sudamérica.
La iglesia que cautiva a visitantes locales y extranjeros es la Basílica del Voto Nacional que divide al Quito antiguo y a la nueva ciudad. En la cúspide de la gran estructura de estilo neogótico hay dos torres que permiten divisar toda la capital. Si hablamos de miradores, El Panecillo, ubicado a 3.000 metros sobre el nivel del mar, es otro lugar imperdible. Desde allí es posible observar el trazado de toda la urbe y, si está despejado, los volcanes que rodean la ciudad.
En el caso de los museos, además del ‘de cera’, el Casco Colonial alberga a otros 17 en los cuales se desarrollan actividades educativas, comunitarias y diversas exposiciones.
Para las personas que quieren disfrutar de grandes espacios verdes sin salir de Quito, los parques metropolitanos son ideales. En el Distrito hay 15 que cuentan con cientos de árboles como el ciprés, palma real y pumamaqui, que forman parte de los 450 declarados como patrimonio de la ciudad.
Una forma de acercarse a la naturaleza
Estos espacios tienen atracciones turísticas como lagunas, juegos infantiles, canchas deportivas, ciclovías, áreas para mascotas y museos.
El noroccidente es otra de las alternativas. En San Antonio de Pichincha, una de las primeras paradas, casi obligatoria, es la ciudad Mitad del Mundo. Allí está uno de los atractivos turísticos más visitados en todo el Ecuador, al que acude un promedio de 800.000 personas anualmente.
Al interior de este complejo está el monumento y el Museo Ecuatorial que tiene nueve pisos y un mirador, desde el cual se observa la ciudad a 30 metros de altura.
También existe una representación de viviendas ancestrales, la plaza del cacao, el planetario, entre otros atractivos. La entrada tiene un costo de $ 5 para los adultos y $ 2,50 los niños de cinco a doce años, tercera edad y personas con discapacidad.
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Leer másAvanzando un poco más al norte, en la parroquia de Calacalí se encuentra la Reserva Geobotánica Pululahua. Se trata de un volcán sin actividad y uno de los pocos habitados en el mundo. Cuenta con un mirador y la zona está llena de orquídeas silvestres, bromelias, helechos y colibríes.
El noroccidente de la capital es, sin duda, la opción más cercana para convivir con la naturaleza. En Calacalí está la comunidad de Yunguilla, que recientemente recibió un premio internacional que reconoció su trabajo de conservación y sostenibilidad en el manejo de recursos. En esa misma zona, con una extensión de 286.000 hectáreas se encuentra la reserva del Chocó Andino, reconocida por su alta biodiversidad. En el lugar se pueden apreciar no solo atractivos naturales, también culturales y sitios arqueológicos como los ‘culuncos’ de la cultura Yumbo, además de realizar caminatas, descenso en cascadas o canyoning y degustar de la gastronomía local.
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