Quito

Oso andino
Un promedio de 25 osos andinos se pueden avistar durante la temporada. Estos llegan a la localidad en busca de aguacates silvestres.Foto: cortesía

El oso andino reina en Nanegalito

En la reserva Maquipucuna, la labor de conservación y reforestación ha logrado el retorno de esta especie en peligro de extinción.

“El mayor premio que hemos recibido por los años que hemos dedicado al trabajo de conservación es la presencia de los osos”, reflexiona la ecóloga Rebeca Justicia, cofundadora de la reserva y ecolodge Maquipucuna.

Anualmente, entre agosto y diciembre, una veintena de osos andinos aparecen en la zona norte de la reserva, ubicada en la parroquia Nanegalito, a aproximadamente dos horas de Quito. Llegan atraídos por los aguacates silvestres o aguacatillos, que florecen en el sitio.

Sin embargo, en 1985, cuando Justicia, Rodrigo Ontaneda y Gustavo Morejón llegaron a la localidad, no había ni osos ni árboles. En aquella época, estos eran universitarios recién graduados y amantes de la naturaleza. “Nos dedicamos a conocer el país y nos rompía el corazón al ver que en cada sitio que íbamos había deforestación”, recuerda la experta.

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Originalmente, explica, los tres amigos pensaban tan solo adquirir unas 100 hectáreas en las cuales reforestar y preservar de la tala indiscriminada. Pero el paisaje y su intensa vida silvestre los enamoró a tal punto que terminaron comprando 3.900 hectáreas.

Un reto cuesta arriba

Ni bien se instalaron en el lugar, los amigos tenían claro que su reto principal era trabajar de la mano de las comunidades locales para lograr una conservación integral. Pero la teoría era más sencilla que la práctica.

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“En ese momento, frente a la falta de alternativas económicas, la comunidad de Yunguilla hacía carbón y habían talado la mayoría de sus bosques. Había también mucha ganadería en la zona y mucha tala ilegal... Llegamos con un estudio de oportunidades para el ecoturismo y los productos artesanales que se podían convertir en nuevas formas de ingreso para los vecinos”, recuerda Justicia.

Y si bien hubo un arduo trabajo con las comunidades para que se sumaran a la conservación de la zona, considerada una de las zonas de megadiversidad del país, también tuvieron que abogar por los bosques con las autoridades locales y estatales hasta lograr conseguir declaratorias que se convirtieron en fundamentales para la región: la declaratoria de bosque protegido, la creación del corredor Chocó Andino, y la declaratoria de reserva de biosfera por la Unesco en 2018.

La mentalidad ha cambiado, acepta la experta, pero ha tomado treinta largos años. “Desde los años ochenta ya se sabía de los efectos del cambio climático, pero los humanos nos rehusamos a actuar hasta que la situación ya es crítica... Hoy en día ya vivimos en carne propia los efectos del cambio climático, pero sí somos más conscientes de que hay que proteger los bosques y el medio ambiente”, señala.

El regreso del oso

Con el paso de los años y el crecimiento de los árboles endémicos que habían sembrado décadas atrás en lo que antes eran pastizales, los expertos notaron de a poco la presencia de los osos en el bosque.

El oso andino u oso de anteojos es una especie en peligro de extinción, fácilmente reconocible por su pelaje negro y su hocico blanco. Los ejemplares adultos pueden llegar a medir 1,80 metros y 125 kilos, pero en Maquipucuna hay de todo: osos adultos y oseznos que se pueden ver subidos en los árboles.

Científicos, investigadores y turistas llegan anualmente a visitarlos, siempre manteniendo una prudente distancia.

“En la temporada en la que fructifica el aguacatillo, hemos llegado a ver hasta 25 osos, y 165 avistamientos en apenas 100 días. ¿Por qué? Porque hay muchísima comida para ellos en apenas estas 500 hectáreas donde se concentran”, señala.

Pese a ello, aún es necesario educar y capacitar a los visitantes y a quienes les rodean.

“En los últimos tres años hemos tenido que trabajar fuertemente con la comunidad porque hay la creencia equivocada de que los osos atacan al ganado. Hay otras causas, como los perros ferales que andan en jaurías y hieren a los animales, y por eso aparecen los osos, pero es importantísimo tener presente que son una especie en riesgo y que no se debe cazar por ningún motivo”, afirma.

Este año, señala, Maquipucuna implementará un sistema que permita identificar la deforestación en tiempo real y las áreas en riesgo de tala. Añade que seguirán trabajando por expandir el hábitat del oso andino.

“Si conservamos el hábitat llegarán más osos, y protegeremos esta zona tan necesaria y biodiversa”, añade.

Aprendizaje

Reserva osos
En la reserva hay recorridos para todas las edades por el bosque nublado.Foto: cortesía

La reserva cuenta con una diversidad grande de ecozonas ubicadas entre los 883 metros y 579 metros de elevación. Paseos diurnos y nocturnos permiten a quienes llegan hasta el lugar avistar aves y la amplia flora y fauna. Existen recorridos para todas las edades por el bosque nublado. También cuenta con un orquideario, pues en la zona existen cerca de 324 tipos distintos de orquídeas, una cascada y un río.

Investigación

Reserva osos
Al lugar han llegado estudiantes e investigadores de numerosas universidades a nivel mundial.Foto: cortesía

Desde sus inicios en los años ochenta, Maquipucuna se ha enfocado en la investigación científica. Hasta ahí han llegado estudiantes e investigadores de numerosas universidades a nivel mundial, entre ellas Oxford, Ithica y California State especializados en ecología, biología, desarrollo sostenible y más. A la par, en el sitio han llevado a cabo estudios de flora y fauna, inspección de suelo, nutrición animal, cultivo orgánico y biología del oso andino.

Biodiversidad

Chocó Andino
El Chocó Andino tiene una extensión aproximada de 286.000 hectáreas.Foto: cortesía

El Chocó Andino es uno de los focos de megadiversidad del Ecuador. Tiene una extensión aproximada de 286.000 hectáreas y es considerado uno de los 25 ‘hotspots’ biológicos del mundo. En 2018 fue declarado reserva de la biosfera por la Unesco. Solo en las 6.000 hectáreas que alberga la reserva hay un promedio de 700 especies de aves y 1.960 especies de plantas, un 12% de la diversidad de flora que cataloga el país.

La minería, el reto pendiente del Chocó Andino

“Las autoridades han entendido la importancia de conservar y proteger los espacios biodiversos, menos cuando se trata de la minería”, reflexiona la experta.

Hasta fines del año pasado, había 12 concesiones mineras aprobadas en esta zona. Sin embargo, los resultados de la consulta popular de 2023 dieron el sí a la prohibición de la explotación minera en la reserva de biósfera del Chocó Andino.

Esto, según un dictamen de la Corte Constitucional, se puede aplicar “únicamente hacia el futuro”, por lo que las que fueron otorgadas seguirían vigentes. Según la normativa que rige en el país, una concesión que está en fase exploratoria puede durar hasta ocho años en esa fase. 

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